¿Realmente pesan los alimentos lo que anuncian en la etiqueta?

Los supermercados están repletos de productos procesados en cuyas etiquetas se puede apreciar el peso que, a simple vista, parece contener la lata, el bote o el paquete en cuestión. Sin embargo, si se llega a casa y se sacan del envase algunos de estos productos para pesarlos es bastante posible que el resultado no coincida con los gramos anunciados, como suele ocurre tras sacar el aire de una bolsa de patatas fritas. Pero esto no tiene por qué ser ningún fraude de la industria alimentaria, pues, tal y como aseguran desde la OCU, "en los envases existen unos pesos mínimos legales", y mientras el producto en cuestión supere el límite no hay trampa que exista.

Dos cuestiones a tener en cuenta a la hora de pesar

Desde la OCU advierten que, antes de pesar un producto en casa y denunciar un posible fraude, es importante tener en cuenta tres variables que pueden favorecer la disminución del peso anunciado. La primera de ellas es que el peso de nuestra casa puede no estar bien calibrado, y es más fácil que esto ocurra a que las industrias hayan conseguido escabullirse de los estrictos controles de mantenimiento y exactitud.

También aseguran que para poder medir la totalidad del contenido no se debe vaciar el mismo y pesarlo. "Lo más exacto y, como se hace en un laboratorio, es pesarlo lleno y cerrado. Posteriormente el envase se vacía, se lava y se seca. Se realiza de esta manera, porque algunos productos son difíciles de rebañar", explican en su página web.

¿Cuánto puede faltar en un envase?

Con el fin de facilitar al consumidor final la cantidad mínima que debe tener cualquier envase, desde la OCU han elaborado una tabla en la que se indica, en la última columna, el peso mínimo "legal" que puede tener un producto individual según la cantidad inicial que se indique en la etiqueta.

Tabla extraída de la página web de la OCU, para establecer el peso mínimo legal de los envases.

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