La Vueltika, una cocina inquieta y reconocible

Guiños a los productos de Aragón, presentaciones cuidadas y una cocina muy reconocible son las señas de identidad de este restaurante de Zaragoza.

El comedor del restaurante zaragozano La Vueltika
La Vueltika, una cocina inquieta y muy reconocible

Las cocinas de los restaurantes cada vez se parecen más a laboratorios donde no se deja de experimentar a cualquier hora del día para intentar arañar clientela a través de diferentes formatos gastronómicos. Es lo que sucede en La Vueltika. Es un restaurante, efectivamente, pero aprovecha el espacio de barra que tiene para convertirse también en un bar donde se ofrece un tapeo que luego encaja perfectamente en los aperitivos de un menú.


De esta forma, el desayuno, el almuerzo, el vermú, la comida, la merienda, las cenas más o menos formales, y hasta la primera copa, caben en este establecimiento donde no paran de darle vueltas al recetario. Poco más de medio año lleva abierto en la zona de la plaza San Francisco y ya han realizado unas cuantas jornadas gastronómicas alrededor de los platos de cuchara, la caza o las setas. Y tampoco se han quedado atrás organizando catas.


Semejante trajín requiere de sapiencia en la cocina, de esa mezcla de veteranía y juventud que atesora el chef Eduardo Inogés, que con muy poca ayuda en los fogones se basta y sobra para dar salida a todas estas propuestas. Eso sí, el comedor no es muy grande (bien aprovechado, apenas llega a las 40 plazas), unas dimensiones que le permiten controlar suficientemente los tiempos de cocina.


La carta no es que sea demasiado grande, pero todavía va a quedar más reducida en las próximas semanas. Como contrapartida, va a crecer la fórmula de los menús alrededor de tres de degustación con precios que oscilan entre los 26 y los 35 o 40 euros. Será en febrero cuando salgan a escena, en la línea del que ya existe (26 euros) con productos y preparaciones acordes al precio de cada uno.


En cualquier caso, son cinco pases que incluyen un aperitivo que generalmente se convierte en un muestrario del sugerente tapeo de la barra. Por ejemplo, sardina ahumada, brocheta de pulpo frito o una curiosa samosa con toques asiáticos son algunas de las propuestas de bienvenida.


Como entrante, no suele faltar un arroz –el de verduritas con virutas de mousse de pato lo borda el chef– y, a continuación, un pescado y una carne, donde perfectamente pueden encajar bacalao confitado con piparras y costillar de Ternasco de Aragón relleno con cebolla de Fuentes. En cuanto a los postres, todos son caseros, y uno de los más celebrados, sin duda, es la tarta de chocolate a la naranja.


En definitiva, una cocina muy reconocible, con una cuidada presentación y guiños constantes a los productos de la tierra. Son las patas sobre las que se asientan los tres menús degustación, pero también el de diario (15 euros) y el del fin de semana (18 euros). Cinco primeros y cinco segundos, a elegir, donde pueden tener cabida pochas con almejas y sepia, ensalada de manzana con virutas de foie, dorada al Orio o confit de pato con salsa de regaliz.


Y el que no ha dejado de estar presente desde que este restaurante abrió sus puertas es el menú del chuletón (50 euros, para dos personas), que se inicia con una generosa ensalada de ventresca al centro, prosigue con la pieza de carne que el cliente se hace a su gusto en la mesa y termina con un sorbete. Lo dicho, un abanico de menús suficiente para distintos gustos y momentos gastronómicos.


La Vueltika

Arzobispo Apaolaza, 2. Zaragoza.

Teléfono: 976 401 936.

Horario: de 08.00 a cierre.

Domingo tarde, cerrado.


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