Emilio Remiro, exagricultor: "Un conflicto geopolítico fue el origen de las pérdidas acumuladas en mi explotación"

Cultivaba 20 hectáreas en la localidad zaragozana de Épila, pero tuvo que dejar la explotación por los problemas económicos acumulados tras el veto ruso a las producciones frutícolas españolas.

Emilio Remiro dejo la actividad agraria hace tres años.
Emilio Remiro dejo la actividad agraria hace tres años.
Macipe

Fue una crisis geopolítica la que llevó a Manuel Remiro a terminar por abandonar la actividad agraria, un sector al que volvió hace unos años, pero en esta ocasión como empleado en una industria agroalimentaria.

Remiro tenía una explotación frutícola de 20 hectáreas en la localidad zaragozana de Épila cuando la Unión Europea impuso sanciones a Rusia por la anexión en Crimea en 2014. Parecía un conflicto demasiado lejano para que impactara en el campo aragonés. Pero lo hizo. La respuesta del Kremlin llegó en forma de veto a la fruta, cerrando a cal y canto las puertas de su mercado a las importaciones de estas producciones procedentes de España.

Un año tras otro, las pérdidas se acumulaban. "Nuestros costes de producción eran de 27 euros por kilo, pero apenas nos pagaban 15 céntimos. Entonces pensábamos: ‘bueno el próximo año será mejor’, pero cada vez, cada campaña era peor", explica Remiro.

En 2019, la situación ya era insostenible para el agricultor. Reconoce que hizo lo posible para intentar continuar con una profesión que había heredado de su familia. Diversificó plantando nogales, "pero no funcionó", señala. Lo hizo también con trabajos a terceros, pero "tampoco compensaba". Y finalmente, y a su pesar, terminó por dejar la explotación. Tenía entonces 49 años.

Desde aquel momento ha estado en distintos sectores. Trabajó en la construcción, tanto en las obras del complejo que Bon Área está levantando en su localidad natal, pero también en obra civil, como carreteras. "Nunca me ha faltado el trabajo", añade.

Y finalmente, "aunque suene a broma", ha terminado volviendo al sector primario. Ahora como asalariado de una empresa agraria de Épila. "Me resultó muy difícil, porque significaba volver a un sector que me había hecho mucho daño, pero ahora estoy muy contento", asegura Remiro, que insiste en que es muy complicado tener que decidir abandonar tu actividad profesional, pero "de la necesidad se hace virtud y si hay que empezar de cero, se hace para ir hacia arriba".

Remiro destaca que no es un caso aislado y que con el paso de los años han sido cientos los agricultores y ganaderos que han tenido que tomar la decisión por la que él optó en 2019: "Y el goteo continua porque la situación en el campo está muy complicada".

Es más, reconoce que si muchas explotaciones aguantan es porque sus titulares están ya cerca de la jubilación y deciden esperar. "Si no habría más abandonos", afirma Remiro, que reconoce que también hay jóvenes agricultores que lo están dejando, especialmente en la fruta porque "es un cultivo que necesita una inversión constante y costosa"

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