Heraldo del Campo

Agricultura

El alto precio de las materias primas pasa factura a las exportaciones de alfalfa

Entre abril y agosto se han comercializado en los mercados exteriores 300.000 toneladas menos, según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (AEFA), con sede en Zaragoza, ya que Aragón representa el 60% de la producción de toda España. 

Una cooperativa aragonesa dedicada a la producción de alfalfa deshidratada
Una cooperativa aragonesa dedicada a la producción de alfalfa deshidratada
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Los primeros compases de la campaña de alfalfa –comenzó en abril y se prolongará hasta el 31 de marzo de 2024– han sido más que complicados, tanto en la producción como en el comercialización, y especialmente, en las exportaciones.

Las ventas al exterior de alfalfa deshidratada entre abril y agosto han sumado las 283.299 toneladas, menos de la mitad de lo comercializado en el mismo periodo del año anterior. Dicho en cifras absolutas, se han exportado 300.000 toneladas menos que al comienzo de la campaña de 2022-2023. "El comercio internacional está bastante flojo, la demanda de los mercados exteriores continúa muy parada", señala Luis Machín, director de la Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (AEFA), con sede en Zaragoza, ya que Aragón representa casi el 60% de la producción total en España, segundo productor mundial tras Estados Unidos.

Aunque este descenso se explica por varios motivos, Machín señala que la causa fundamental es, sin duda, el "elevadísimo" precio de las materias primas, incluidos los forrajes, que ha hecho que, sobre todo en Oriente Medio como en los países asiáticos, principales mercados de la producción española, "las ganaderías estén pasando un momento delicado ya que los precios de la leche no han acompañado dichos incrementos". Una situación, afirma Machín, que no es exclusiva de España, sino que afecta prácticamente a todo el forraje a nivel mundial. "Estados Unidos, Ucrania o Argentina también están vendiendo mucho menos", matiza.

Los descensos se han repetido en los países en los que se comercializa la alfalfa deshidratada. "Arabia Saudí es el único mercado en el que las ventas mantienen un buen ritmo, similar al del pasado año", detalla Machín, que destaca que en un año tan complicado como el actual es difícil sacar conclusiones del comportamiento de clientes tan importantes como China. "Venimos de una situación extremadamente diferente, nunca antes conocida", señala el director de esta asociación, que recuerda el impacto de la pandemia mundial, pero también de la "brutal" inflación y de los "desbocados" tipos de interés. Es también una incógnita si el conflicto entre Israel y Hamás tendrá repercusiones negativas en el comercio de la zona. "De momento, no hemos notado nada", añade.

Mejor comportamiento ha tenido la demanda interna, que, especialmente en primavera, se disparó porque la sequía arrasó los pastos con los que se alimenta el ganado.

Menos producción

Si complicada está siendo la campaña en comercialización, no menos difícil se muestra en producción. Las últimas estimaciones realizadas por la AEFA hablan de una reducción de entre el 20% y el 25% de la cosecha. Se prevé una cosecha que rondará el millón de toneladas. "La cifra es mejor que la que manejábamos a finales de mayo cuando pensábamos que íbamos a perder un 50% de la producción", explica Machín.

Aunque la superficie dedicada a este cultivo –algo menos de 100.000 hectáreas– se ha reducido un 8%, la responsable única de esta merma es la sequía. Porque en abril y mayo, sin prácticamente agua, "la situación pintaba muy mal" y los primeros cortes fueron "flojísimos", pero las lluvias de junio y las últimas de septiembre permitieron alargar el riego y mejoraron las perspectivas. "Ha sido una campaña dificilísima, en la que hemos cambiado de escenarios en varias ocasiones", afirma.

El descenso de producción impacta de forma directa en los costes de transformación de la industria deshidratadora, que además ha tenido que soportar el impacto del encarecimiento de los costes energéticos, especialmente de los carburantes. Pero, destaca Machín, este es un sector muy dinámico, que apuesta por la continua evolución para afrontar los problemas que puedan venir y "que siempre intenta conseguir unos costes lo más ajustados posibles para poder ser competitivos en el mercado internacional".

Numerosos visitantes en el expositor de AEFA en la feria Vietstock de Vietnam.
Numerosos visitantes en el expositor de AEFA en la feria Vietstock de Vietnam.
AEFA

A la conquista de nuevos y lejanos países

No solo la alfalfa deshidratada viaja por todo el mundo. Lo hacen también sus empresas, que de la mano de la asociación que las representa y en colaboración con el ICEX, participan en las más prestigiosas ferias internacionales del sector para promocionar la calidad de la producción española y abrir nuevos mercados. En los últimos meses han participado en la feria China Dairy Exhibition, celebrada en Chongqing o en la Feria Saudí Agriculture. "Nosotros vamos a aquellos países en los que creemos que nuestra presencia tiene que ser continua, ya que son grandes demandantes, como Emiratos Árabes, Jordania, Arabia Saudí o China", explica el director de AEFA, Luis Machín.

También han viajado a Vietstock 2023, celebrada en Vietnam, o a la Feria Kistock, en Corea y tienen previsto ir próximamente a Indonesia. "Tenemos proyectos para intentar abrir nuevos mercados en todos aquellos países, especialmente en vías de desarrollo, donde poder exportar nuestra producción", matiza.

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