Heraldo del Campo

Forrajes

La producción de alfalfa en Aragón cae un 25% en una campaña "muy complicada" por la sequía

Las primeras estimaciones del sector apuntan a una cosecha de apenas 950.000 toneladas. La incertidumbre por las restricciones del riego han hecho retroceder un 9% la superficie de cultivo.

Instalaciones de una industria deshidratadora en la que se producen pacas de alfalfa que viajan a mercados de todos los países.
Instalaciones de una industria deshidratadora en la que se producen pacas de alfalfa que viajan a mercados de todos los países.
AEFA

Los fabricantes de alfalfa deshidratada ya auguraban el pasado mes de mayo que la sequía iba a provocar el desplome de la producción. Hablaban entonces de una merma en la cosecha de hasta un 50% y aunque los peores augurios no se han cumplido las primeras estimaciones apuntan a una producción de apenas 950.000 toneladas. La cifra supone un descenso del 25% respecto a la campaña anterior, que también estuvo marcada por la escasez de precipitaciones que redujeron la producción en un 15% hasta dejarla en 1.263.000 toneladas.

Son los datos que maneja la Asociación Española de Fabricantes de alfalfa deshidratada (AEFA), que reconoce que se trata de estimaciones provisionales ya que "es pronto para dar una cifra definitiva" porque quedan todavía dos cortes de alfalfa, cuyos rendimientos podrían hacer variar este porcentaje. Lo que es evidente es que el sector acumula ya dos campañas en la que la falta de precipitaciones, las elevadas temperaturas y las dificultades para dotar al cultivo del riego necesario para su correcta evolución están condicionando el volumen de sus producciones pero también la superficie ocupada.

"Llevamos dos años seguidos con muy malas cosechas debido especialmente al problema de la sequía, que es lo que más está afectando a la producción", indica Luis Machín, director de esta organización empresarial con sede en Aragón, dada la importancia de este cultivo en la Comunidad, cuya producción supone el 60% del total de España, primer productor europeo y segundo del mundo, solo superado –aunque con mucha ventaja– por Estados Unidos.

"El sector está atravesando un momento muy complicado", insiste Machín, que detalla que la campaña se está viendo empañada por numerosas dificultades provocadas por la grave sequía y las altísimas temperaturas, que dejaron mermas notables especialmente en los primeros cortes.

No solo no ha llovido lo suficiente, sino que, además, algunas de las principales zonas productoras, como la comarca catalana del Segre, la escasa disponibilidad de recurso hídrico ha impuesto unas duras restricciones de agua para el riego, "lo que va provocar una significativa caída de la producción en las industrias", afirma el director de AEFA.

Menos superficie

La sequía no solo ha impactado en el volumen de la producción. También explica el retroceso de la superficie destinada a este cultivo, que en esta campaña 2023-24, ocupará algo menos de 100.000 hectáreas, lo que supone un descenso próximo al 9% respecto al año anterior. La incertidumbre sobre la disponibilidad de agua y sobre las dotaciones y restricciones de riego en el momento en que los agricultores tenían que tomar las decisiones de siembra, y las muchas dudas que suscitaba en ese momento la nueva PAC explican este descenso, que Machín espera que se revierta en la próxima campaña ya que las nueva normativa comunitaria y las ayudas directas que se contemplan los ecorregímenes beneficia a los cultivos mejorantes como la alfalfa.

Mientras eso llega, los productores de alfalfa deshidratada tendrán que dar respuesta a los mercados internacionales –a los que se dirige el 80% de su producción– con una cosecha demasiado corta. De hecho las previsiones que ahora están sobre la mesa son inferiores a los más de 1,1 millones de toneladas que España –con Aragón a la cabeza– exportó en la pasada campaña. 

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