El regadío salva la campaña en Aragón, a pesar de tener solo un 70% de agua y pérdidas millonarias
El Canal de Aragón y Cataluña calcula una merma de 60 millones de euros ante la imposibilidad de realizar segundas cosechas.
Los agricultores aragoneses afrontan con relativa tranquilidad la recta final de una campaña de riego marcada, de nuevo, por la sequía. Empezó en marzo con restricciones y con los ríos en situación de alerta y emergencia, pero las prodigiosas lluvias del mes de junio dieron un respiro. "Hubiéramos firmado a principios de la campaña por poder haber llegado así a septiembre", afirma el presidente del Canal de Aragón y Cataluña, José Luis Pérez. A pesar de ello, la imposibilidad de realizar segundas cosechas por la escasez de agua ha mermado la productividad, con pérdida millonarias.
Riegos del Alto Aragón, el mayor sistema del país, cerrará el grifo a sus 130.000 hectáreas antes del Pilar. Ha dispuesto solo de un 75% del agua de otros años, aunque pudo ir ampliando el cupo. Su principal presa, Mediano, está al 18%; y El Grado, al 59% (buena parte es embalse muerto).
El presidente de Riegos, José Antonio Pradas, se felicita de haber podido llegar a la recta final con menos recortes, pero destaca la reducción de las segundas cosechas y las consecuencias de ello en los ingresos de los agricultores, que en muchos casos afrontan fuertes inversiones por la modernización de sus fincas. El 70% de la superficie destinada a cereal de invierno ya no se volvió a sembrar, lo que ha dejado una imagen en Monegros de campos con rastrojos. Se temía no tener agua para plantar nuevos cultivos. "Eso es una pérdida de renta para los agricultores, que necesitan las segundas cosechas para poder optimizar las inversiones", indica Pradas.
Las lluvias del final de la primavera y el inicio de verano han permitido llegar al final "sin sobresaltos". "Los embalses se han quedado vacíos, pero es lo habitual porque la capacidad es la que es y la superficie regable, muy grande. Por eso pedimos más regulación plurianual, porque tenemos solo agua embalsada para una campaña", aclara José Antonio Pradas.
La CHE declaró el jueves el final de la situación "excepcional por sequía extraordinaria" en los ríos Gállego y Cinca, que alimentan a Riegos del Alto Aragón y que continúan oficialmente en alerta, según los índices marcados por el organismo de cuenca para las reservas en los embalses.
El Canal de Aragón y Cataluña vivió también restricciones desde el principio. El año hidrológico ha sido irregular, dice José Luis Pérez, con una dotación de agua de solo el 70%, el "susto" por el débil deshielo y el alivio por las lluvias "milagrosas" de junio. En el caso de esta comunidad, la segunda cosecha de maíz no se llegó a sembrar en un 50%. Calcula la merma de ingresos en 60 millones de euros.
Sí es motivo de gran preocupación para él, acabar con los embalses vacíos, sobre todo los del Noguera-Ribagorzana, porque son plurianuales. Canelles únicamente cuenta con un 12% de reservas. "Tenemos el mayor embalse del Pirineo, pero vacío", lamenta Pérez. "Cuando está lleno supone un respiro para dos o tres años, pero en esta situación nos promete una sequía de un par de años, por eso deseamos que cambie el ciclo y llegue un otoño húmedo", apostilla.
Menos maíz y arroz
En la zona del Canal de Bardenas también hubo que alargar el riego en los cultivos de invierno y en mayo no se pudieron sembrar los de verano. "Se optó por otros de menor rentabilidad que consumen menos. Se ha sembrado menos maíz, menos arroz y menos productos hortícolas, y se han regado menos los forrajes en fechas de mucha producción, lo que ha supuesto una merma", explica su presidente, José María Vinué.
Esta zona regable, en emergencia durante meses, se benefició de las lluvias del verano, que permitirán algo que no tenían previsto, alargar la campaña, con el embalse de Yesa aún al 35%. La previsión era cerrarla el 30 de septiembre, "y eso ya hubiera sido un éxito", indica Vinué, pero finalmente se prolongará a mediados de octubre.
