La SD Huesca no funciona ni atrás ni adelante

Los jugadores menos habituales de los azulgrana no solo desaprovecharon su oportunidad ante el Athletic, sino que quedaron marcados.

Brezancic trata de parar a Williams.
La SD Huesca no funciona ni atrás ni adelante
Nacho Larrea/EFE

En cierta medida, se podría decir que la Sociedad Deportiva Huesca no tuvo suerte ayer en San Mamés, pero cuando el resultado es un rotundo 4-0, apelar a los hados suena más bien a excusa. No tuvo fortuna Insua, que contra el Alavés en su primera actuación como azulgrana cayó lesionado en el minuto 23 y que frente el Athletic, en su segunda presencia, marcó en propia puerta. Tampoco la tuvo Semedo, que tras ser arrinconado en la grada el sábado con el Levante, tuvo que abandonar el partido lesionado en la primera parte. Y por supuesto, si a alguien le sentó mal la Copa del Rey fue a Brezancic.

[Vea aquí la crónica del Athletic-SD Huesca]

El lateral izquierdo, sustituto de Insua en Mendizorroza, estrenó titularidad ante los de Berizzo y el traje le quedó grande. Iñaki Williams encontró una autopista por su costado, lugar por donde nació todo el peligro de los leones y donde, todo hay que decirlo, el serbio estuvo muy solo. Pocas ayudas recibió ante el huracán que se le vino encima.

Así las cosas, entre dolencias físicas y piezas poco acertadas, Francisco tuvo que variar su defensa prácticamente al completo al descanso. De la línea Akapo, Insua, Semedo, Brezancic que alineó de inicio pasó a la de Miramón, Insua, Pulido, Akapo. Es decir, a excepción de Etxeita, al que había dejado en Huesca, la misma retaguardia que formó con el Levante.

Si la intención del técnico andaluz era dar cierto descanso a sus piezas más empleadas, pronto empezó a echarlas de menos. Solo repitieron el ya mencionado Akapo y Christian Rivera, que tan buen sabor de boca había dejado el sábado y que ahora pasó desapercibido. En casa, además de Etxeita, estaban viendo el partido por televisión Moi Gómez y Ferreiro.

Atrás, la cosa no fue bien, pero adelante tampoco. De nuevo, la falta de puntería fue un problema serio. El Athletic no llegó con peligro muchas más veces que el Huesca, pero mientras los vascos no perdonaron, los altoaragoneses fueron indulgentes.

Chimy Ávila, héroe en el empate liguero en el mismo escenario, lo intentó por activa y por pasiva. Mandó un disparo al palo que podría haber supuesto el 1-1, tuvo un mano a mano con Unai Simón y realizó varios disparos lejanos a los que solo les faltó un poco más de puntería. Gürler estuvo peleón y también Sastre lo intentó, pero más bien fueron arreones individuales; no hubo continuidad en el juego. Al menos, Camacho, el capitán, pudo disfrutar sus primeros diez minutos de la temporada.

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