REAL ZARAGOZA

"Fútbol por la noche, no", se pidió en Huesca tras un duelo con el Real Zaragoza en 1977

Durante décadas, el equipo zaragocista acudió cada verano a El Alcoraz para proporcionar a los azulgranas buenas taquillas para afrontar la liga siguiente. Ese año, al parecer, la recaudación se resintió por el horario nocturno.

Pepe González marca el primer gol del Real Zaragoza, ante la mirada de Chirri, en el amistoso en Huesca del verano de 1977.
Pepe González marca el primer gol del Real Zaragoza, ante la mirada de Chirri, en el amistoso en Huesca del verano de 1977.
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SD Huesca-Real Zaragoza. Estadio de El Alcoraz. Sábado. Partido nocturno. Nada anormal, por lo tanto. Estos condimentos son hoy en día de lo más ordinario en el ámbito futbolístico. No solo en el neofútbol que rige desde hade una quincena de años a esta parte, sino incluso desde más tiempo atrás, pongamos un cuarto de siglo. Incluso un trecho más hacia atrás. 

Pero no siempre fue así. Especialmente en Huesca y su ambiente alrededor del equipo de fútbol más representativo de la capital altoaragonesa. Tampoco, naturalmente, en lo que afecta a los enfrentamientos con el Real Zaragoza, inexistentes de modo oficial desde una fugaz coincidencia en Segunda en 1951 (y no del actual club de Huesca, la Sociedad Deportiva, sino del anterior, la Unión Deportiva) hasta que la Copa los juntó en 1978 (con repetición en 1985). Y, entremedias y a posteriori de esta última referencia, solo gravitando anualmente en el amistoso tradicional de cada verano. 

Al Real Zaragoza solo le veían el pelo por Huesca un rato en agosto, en torno a San Lorenzo. Al término de las concentraciones en el Pirineo (Broto, Balneario de Panticosa, Biescas) o, sin ni siquiera acudir a las montañas previamente, subiendo 'ex profeso' desde la capital de Aragón de propio para jugar un bolo en El Alcoraz. Cada pretemporada había un SD Huesca-Real Zaragoza que servía al equipo azulgrana para hacer taquilla y llenar sus huchas para la campaña que venía. Una ayuda. Un empujón dinerario importante, gentileza del equipo de Primera División, la referencia de toda la región. Normalmente, militando los azulgranas en Tercera División. Desde 1977, también en episodios en la recién nacida Segunda B. 

La queja por el fútbol nocturno en Huesca

Y ahí va la referencia maravillosa de aquel fútbol de siempre que es ya especie en extinción, mal que pese a los puristas, románticos y refractarios el macronegocio/macroindustria que tanto ha hecho por deteriorar los viejos valores de este deporte de masas.

El sábado 6 de agosto de 1977 el Real Zaragoza acudió a Huesca, como fue costumbre durante décadas, para jugar el clásico partido amistoso de pretemporada con el que solía comenzar el fútbol de verano, los torneos estivales que tanto proliferaron por todas las capitales, villas y pueblos de España en los años, 60, 70, 80 y hasta 90 pasados.

Era el Real Zaragoza de la recta final de los Zaraguayos que, sorprendentemente, había descendido en el mes de junio precedente de Primera División y se aprestaba a jugar en Segunda accidentalmente. La SD Huesca iba a estrenar la referida Segunda B, categoría con dos grupos de ámbito nacional que se ubicó por encima de la Tercera División. Arsenio Iglesias era el técnico zaragocista y Luis Costa el oscense. Sí, Costa el zaragocista y después doblemente laureado entrenador blanquillo, santo y seña de 'la casa', ganador de las Copas de 1986 y 2001.

La crónica e informaciones anejas del HERALDO DE ARAGÓN del domingo 7 de agosto de ese año 1977 son una delicia. Y, al hilo de este nuevo partido de rivalidad regional (llamado hoy por algunos derbi) que la Segunda División trae en esta época moderna, viene al caso recuperar sobre todo un despiece de aquellos. Una joya que sirve como elemento ilustrativo del cambio de valores que se ha llevado a cabo en el mundillo futbolístico paulatinamente.

Pieza informativa del partido Huesca-Real Zaragoza (2-2), amistoso de verano en agosto de 1977 en El Alcoraz, escrita desde la capital oscense.
Pieza informativa del partido Huesca-Real Zaragoza (2-2), amistoso de verano en agosto de 1977 en El Alcoraz, escrita desde la capital oscense.
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Se quejó amargamente el corresponsal de Huesca de que, en esa ocasión, en 1977, la directiva oscense hubiera programado el partido amistoso con el Real Zaragoza en sábado y a las 21.00. Es decir, el mismo horario y fecha que hoy, 47 años después, va a regir en este crucial duelo de la 36ª jornada de Segunda División, con la permanencia y la elusión del descenso en juego entre ambos. 

¿Por qué vino ese reproche público en una pieza informativa en HERALDO? La recaudación en taquilla de este amistoso de 1977 fue de 517.000 pesetas (3.107 euros). Lo cotejó con el mismo partido del año anterior, 1976, en la que la venta de entradas había alcanzado una cifra de 70.000 pesetas más (463 euros), es decir, 587.000 pesetas. También la comparó con la de dos años antes, 1975, en la que las arcas oscenses recibieron 200.000 pesetas más, o sea, 717.000  (4.309 euros). 

Dice la información, en su argumentario, que el récord de recaudación en estos amistosos estivales Huesca-Zaragoza tuvo lugar en el de agosto de 1974, con 780.000 pesetas (4.688 euros), cuatro veranos atrás. Remarcó el quejoso informador oscense que este día del 74 "se trataba precisamente de un partido matinal". Un domingo por la mañana, al mediodía. En otros años, el horario era diurno, de mitad de tarde, las 19.00. Importante no tener que encender la iluminación artificial, cara y escasa en aquellos tiempos. Un gasto anejo evitable.

Pero el reproche era por otro flanco, no por la luz: "Se jugó por la noche y, por consiguiente, los aficionados que hacían desplazamiento debían regresar -la mayoría a Zaragoza, muchos a sus lugares de veraneo en el Pirineo- por la noche, con las incomodidades y riesgos propios de la hora. En vista de ello optaron por no ir. 'Este año, de Zaragoza no han venido más que periodistas', dicen que comentaba un directivo oscense", relató en su segundó párrafo de esta joya. 

Prosiguió su alegato. "En estas columnas hemos censurado con frecuencia la costumbre de los partidos nocturnos. Comprendemos que, en determinadas ocasiones, es la noche el marco adecuado, pero nunca con la proliferación de los últimos tiempos", apostilló.

Y acabó con un aserto que, hoy en día, si se repitiera en una información en la sección de Deportes de cualquier periódico, sería motivo de extrañeza, seguramente de chanza y, en algunos lugares de decisión (en el despacho de su paisano Javier Tebas, expresidente del Huesca unos cuantos años antes que ahora de La Liga, por ejemplo) también de sonrisas de incomprensión y gestos de lástima. "El fútbol nocturno es una emergencia, no una mejora. Esperemos que llegue a comprenderse esto", dejó escrito el periodista oscense en 1977. En cierto modo, la reivindicación tiene su punto de vigencia en 2024. Con algún matiz añadido, en forma de lunes y viernes, por ejemplo.

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