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El Real Zaragoza y un mini 'stage' improvisado para volver a creer

La concentración en Alicante, ideada por cuestiones logísticas, ha tomado relevancia tras la derrota en Elche. Es una oportunidad de valorar la situación de una forma más reposada. 

La plantilla del Real Zaragoza, durante el entrenamiento de este domingo en las instalaciones del Hércules de Alicante.
La plantilla del Real Zaragoza, durante el entrenamiento de este domingo en las instalaciones del Hércules de Alicante.
Francisco Macia

Del cierzo de la Ciudad Deportiva, al viento de levante. Es el único cambio de aires que, a corto plazo, se espera en el Real Zaragoza. Fran Escribá encabeza el mini ‘stage’ que la plantilla va a completar en tierras alicantinas, en una semana atípica que contiene el enfrentamiento de Copa del Rey frente al Atzeneta y el derbi aragonés contra la SD Huesca.

La expedición se encuentra alojada en el hotel NH Alicante desde el sábado por la noche y utiliza las instalaciones del Hércules, un histórico del fútbol español venido a menos en los últimos años, para desarrollar los entrenamientos previos a la eliminatoria copera.

Este plan semanal fue diseñado con intención de ahorrar kilómetros por carretera. No tenía sentido regresar a Zaragoza para, tan solo tres días después, tomar una ruta similar con dirección Onteniente, donde el martes (20.00) tendrá lugar el lugar ese enfrentamiento ante el Atzeneta que en su momento fue aplazado, precisamente, por el fuerte viento.

Por unas corrientes asociadas al temporal Ciarán que azotó la península a comienzos de noviembre, y que nada tienen que ver con la brisa que estos días sopla por la costa alicantina.

Allí, en la singular población de Fontcalent, a las afueras de la capital, se encuentran esos campos de entrenamiento en los que el Real Zaragoza se ejercitó este domingo por la mañana, en una sesión que tuvo más relevancia emocional que futbolística.

En lugar de valorar lo ocurrido en Elche en caliente, el mismo sábado por la noche, Fran Escribá aprovechó el inicio del entreno para dirigirse a sus jugadores y exponerles sus pensamientos. Seguidamente, conversó con Raúl Sanllehí y Juan Carlos Cordero, en una improvisada cumbre en la que compartieron sus impresiones sobre la situación del equipo.

Es momento de hablar las cosas con franqueza. Y esta concentración, logística aparte y tras lo ocurrido en el Martínez Valero, tiene mucho de recuperación anímica. De entender que, aunque queda mucho, los resultados apremian y al míster se le va agotando el crédito.

Este lunes (17.00) tendrá lugar otro entrenamiento en Fontcalent. Antes y después, horas muertas para que el grupo reflexione y se conjure para lo que viene por delante: el ensayo de Copa, con oportunidades para los menos habituales, y el verdadero examen del próximo sábado, en el duelo territorial ante el Huesca. 

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