Zapater, Papunashvili, Eguaras y Guti no pisan el campo: recuperación en el hotel

Por el momento, el inicio de la concentración en Boltaña tiene más foco de atención en los ausentes, jugadores de enjundia, que en los entrenamientos.

Raúl Guti, en el suelo, y Eguaras, de pie, en la sala-gimnasio del Hotel Barceló Monasterio de Boltaña donde se recuperan, junto a Zapater y Papunashvili, de sus lesiones. Con ellos, el recuperador Andrés Ubieto.
Raúl Guti, en el suelo, y Eguaras, de pie, en la sala-gimnasio del Hotel Barceló Monasterio de Boltaña donde se recuperan, junto a Zapater y Papunashvili, de sus lesiones. Con ellos, el recuperador Andrés Ubieto.
Tino Gil/Real Zaragoza

No es lo más aconsejable, ni lo deseable, ni lo más positivo en el inicio de una pretemporada... pero es la realidad. En las primeras horas del Real Zaragoza en su concentración pirenaica en Boltaña (Huesca), los focos de la atención general se van, inevitablemente, hacia el notable y relevante grupo de lesionados y saltan por encima de lo que ocurre en los primeros entrenamientos sobre el césped del campo local de Villaboya. Importa y preocupa más el estado físico de Zapater, Papunashvili, Eguaras y Raúl Guti, los cuatro titulares muchos partidos del año pasado en el rombo del centro del campo zaragocista, que el acontecer de los nuevos fichajes, de los chavales canteranos o de los que continúan en el plantel y trabajan sobre el terreno.

Son cuatro bajas de enjundia, de pesos pesados en los planes del equipo. Y no han aparecido, ni lo harán, con el resto del grupo sobre la hierba del campo sobrarbense. Los cuatro se ejercitan en una sala del Hotel Barceló Monasterio de Boltaña habilitada a modo de gimnasio, bajo la tutela del recuperador Andrés Ubieto. Eguaras y Guti, para intentar mejorar de su molesta pubalgia, que lleva instalada en su cuerpo desde hace dos meses y a la que costará difuminar. Y Zapater y Papunashvili, para curar sin prisa pero sin pausa sendas roturas musculares en un muslo, ocurridas el pasado sábado en Zaragoza.

Los cuatro están en Boltaña, pero a efectos del entrenador, Idiakez, como si no estuvieran. Porque su concurso en los ejercicios tácticos va a ser nulo. Es imposible hasta dentro de un tiempo. Así que cada día de trabajo en el Pirineo tiene dos escenarios bien distintos: uno, el campo de fútbol; el otro, una sala del viejo edificio de piedra que es el magnífico hotel, donde estos 4 presumibles titulares zaragocistas sufren en silencio sus lesiones.

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