Luis Pedrero: "Esa es la clave: humildad, sencillez y modestia"

El alma mater de Maristas de Zaragoza repesa la historia de este club modélico que se reunirá el próximo día 13 de abril.

Luis Pedrero muestra un balón de balonmano.
Luis Pedrero muestra un balón de balonmano.
Guillermo Mestre

Le acompaña Alberto Arruga, expresidente de Maristas, pero asegura que para hablar de la historia de Maristas hay que entrevistarle a usted, a Luis Pedrero.

Si lo dice Alberto Arruga, hágale caso. Suele tener razón…

Ya ve que le hago caso... Usted no es el presidente, usted es todo en Maristas.

Siempre me he sentido muy querido y respetado. Igual como jugador que como entrenador, director de la escuela del club, como profesor y al final como secretario del colegio.

El verdadero presidente de Maristas nunca ha sido presidente…

Dicho así (sonríe). Afortunadamente, siempre hemos tenido un buen presidente. Antes, con Alberto Arruga, y ahora, con Juanma Giménez Múgica.

Se les ve muy ilusionados últimamente a los maristas…

Hay motivos para la alegría. El próximo sábado, día 13, nos juntaremos en el colegio para celebrar el 65 aniversario de un club que ha significado y significa mucho en el balonmano aragonés y yo diría que incluso en el nacional.

Maristas existía antes que la misma Federación Aragonesa...

Todo fue en esa época (sonríe, de nuevo). Desde luego, en 1954 ya había algún equipo de Maristas. Yo nací en Larache (actual Marruecos). Mi padre era militar. Me mandaron a vivir con mis tíos a Zaragoza. Entré a Maristas con 12 años y allí hice mi vida.

Primero fue jugador.

Así es. Teníamos un muy buen equipo. Desde 1961 hasta 1969 competimos en la máxima categoría nacional como Ademar. Jugábamos en el patio del colegio, en San Vicente de Paúl, con Carlos Polo como entrenador.

Hay imágenes verdaderamente emotivas de esa época.

No me gusta presumir de nada, pero un equipo que finaliza cuarto en lo que hoy es la Liga Asobal es por algo. Nos acabamos fusionando con el Real Zaragoza y el equipo desapareció después.

Pero surgió una gran escuela de balonmano.

Eso fue en 1973. Antes, en 1965, ya habíamos sido campeones de España. Jugaba Fernando de Andrés. Continuamos con nuestra labor formativa y volvimos a ser campeones de España en 1976 con Chema Cortés, Míchel Gibaja, Gerardo Guisado, Fernando Oto…

Siempre recordaré que el Teka de Santander tuvo que ganarle a Maristas en el viejo pabellón de Casetas para ascender a Asobal.

Siempre ha habido gente muy competente en el club, como Carlos Polo, Urbano Ruiz, José María Martínez ‘Papi’, Fernando Bastardés, Arturo Almuzara… También, jugadores de gran categoría. No podremos olvidar nunca a García Cebadera, a Roberto Suso... Igualmente, salieron técnicos como José Luis Tejel, Míchel Martín...

Jugadores, entrenadores... Pero, sobre todo, una filosofía.

Eso va con el escudo del club que ahora ve aquí mismo en la americana de Alberto Arruga.

Las tres violetas de Maristas.

Exacto: humildad, sencillez y modestia. Esa es la clave: humildad, sencillez y modestia (reitera).

Una de las frases más profundas sobre cómo caminar dentro y fuera de la pista se la escuché al marista Eduardo Acón.

¿Qué le dijo?

Que no le fallara, que él no me fallaría jamás.

Muy importante esa frase en el deporte y en la vida. ¿A que no le falló Eduardo... ?

Jamás.

Persona muy importante en nuestra historia, Acón. Jugador de Maristas 73. Se implicó mucho en el club. Después fue entrenador de una gran generación de jugadores.

La fantástica generación del 69 de Maristas: Óscar Mainer, Javier Cabello, Lacámara, Castellano, Cortés, López-Coronado...

Muy buenos. Le plantaban cara a todo lo que se les pusiera por delante. Igual al Granollers de Masip que al Barça de Barrufet. Después surgirían grandes jugadores como Iñaki Giménez Múgica o Amadeo Sorli.

Otra idea esencial en el deporte y en la vida la asocio siempre con Óscar Mainer.

¿Cuál?

Algo tan simple y tan complicado de ver como que estoy absolutamente seguro de que se habría dejado desollar antes de traicionar a un amigo.

Un gran jugador, Óscar Mainer. Ejemplo de todo, de superación hasta llegar a lo máximo. Y una persona maravillosa, igual que Eduardo Acón. Los dos, lamentablemente, nos dejaron muy pronto, demasiado pronto.

Pero los recordaremos siempre.

Para eso, entre otros motivos, para recordar a los que no están y a los que estamos, nos vamos a reunir el día 13. Fernando Boned se ha echado a la espalda todo para que salga bien, para que las nuevas generaciones sepan lo que fuimos los maristas. Lo fue fuimos, lo que somos y lo que seremos.

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