Formigal despide a la Vuelta de Aragón

Muchos cicloturistas y aficionados se han acercado al aparcamiento de Sextas y sus aledaños para seguir la salida de la etapa reina, la que concluye en el Tourmalet.

La salida reunió a un buen número de aficionados.
La salida reunió a un buen número de aficionados.
Javier Navarro

Cuesta arriba ha salido y cuesta arriba concluirá tras haber recorrido 134,7 kilómetrosy haber subido cuatro mil metros. La etapa 13ª de La Vuelta, la que para muchos es la reina de la presente edición, la une Formigal con el mítico Tourmalet y dice adiós a Aragón tras la meta de Javalambre de la semana pasada y la multitudinaria llegada a Zaragoza del jueves, ya está en marcha. El aparcamiento de Sextas de la estación del valle de Tena ha sido el punto de partida para un pelotón que tiene por delante, además del Tourmalet y el Portalet, los puertos del Aubisque y el Spandelles.

A 1.557 metros, la salida es la de mayor altitud de la ronda. Un entorno entre cumbres que ha facilitado la conjunción entre montañeros y ciclistas, entre bastones y bicicletas. Ese era el espíritu que había movido a Gloria Casado y César Arnaiz llegados desde la localidad burgalesa de Briviescas para subir el Bernatuara y asistir en directo a la salida de la etapa, algo que ya habían hecho en otras ocasiones en otros lugares. “Es una manera de unir dos cosas que nos apasionan y de pasar un buen día en un lugar extraordinario”, afirmaban durante la presentación de los equipos.

Fueron muy aplaudidos y jaleados estrellas como Evenepoel, Roglic y Bernal. Rambién ciclistas nacionales como el ya ganador de etapa Herrada y Enric Mas, y por supuesto los dos aragoneses del pelotón, el oscense Fernando Barceló y el serrablés Jorge Arcas, ambos estaban en casa. “Estoy supermotivado”, afirmaba el del Caja Rural de cara a una jornada en la que no descartaba nada, pero en la que consideraba que “sería muy extraño que no ganase uno de los favoritos”. De cara a lo que queda de Vuelta, su objetivo está claro: “Lograr algún triunfo”. Arcas, por su parte, se está centrando en escoltar a su jefe de filas en el Movistar, Mas. “Llego a la etapa con muchas ganas, pero de todos modos creo que todo el mundo la tiene marcada en rojo desde que se supo el recorrido”, explicaba.

El grueso del público se situó frente al escenario ubicado cerca de un telesilla que después seguro que más de un miembro del pelotón hubiese agradecido. Había banderas de Aragón, de España, de Francia, pero también de lugares lejanos como Australia. La Vuelta mueve a más de 2.000 personas entre deportistas, técnicos y organización, pero también a muchos aficionados que siguen el pelotón. Su presencia se había dejado notar en los establecimientos hosteleros de la zona desde el día de antes. Los diferentes conjuntos pernoctaron en diferentes hoteles de Huesca y del valle.

A lo largo de la mañana se pudieron encontrar por la carretera varios grupos de ciclistas aficionados que aprovecharon el día para buscar puntos en los que ver el paso del pelotón subiendo en bicicleta. En la salida se podía encontrar a mucha gente que se había acercado pedaleando desde puntos como Biescas. “Vamos siempre a etapas de la Vuelta y el Tour”, comentaba Lorenzo Villacampa, quien consideraba que “está muy bien pasar a Francia y subir al Tourmalet, pero también hubiese estado muy bien que la etapa hubiese acabado aquí que se hubiese desarrollado íntegramente en Aragón”. Su hija, Julia, más que habitual en los podios de las pruebas aragonesas, resaltaba “el buen ambiente” y “el gran nivel de participantes que hay este año”. “La etapa no será decisiva, pero sí que servirá para hacer la selección de los que van a pelear por la general”, vaticinaba.

El Portalet forma parte de la Quebrantahuesos y por eso no fue de extrañar que se viese más de un maillot de la popular cicloturista. Lo lucía Eduardo Treviño, murciano afincado en Zaragoza, que se había estrenado en junio en la prueba y que conoce bien el trazado por el que va a pasar este viernes la serpiente multicolor. “Hasta el Tourmalet no habrá mucho movimiento, lo que hay antes es muy duro como para que los favoritos se arriesguen tan pronto”, opinaba.

Con pancartas de Oier Lazkano había varios miembros del CC Oscense que se habían animado a acercarse. Estaban los ciclistas Ramiro Uriol y Diego Nicolau, y el director deportivo Jorge Gimeno. “La Vuelta está aún muy abierta”, valoraba Gimeno, quien calificada el día de “clave”.

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