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El Tourmalet solo admite la verdad

Las ascensiones a Aubisque, Spandelles y el coloso que más veces se ha subido en el Tour marcarán este viernes un antes y un después en esta Vuelta.

Escapados camino de Formigal en la Vuelta de 2020, en la que la estación fue final de etapa.
Escapados camino de Formigal en la Vuelta de 2020, en la que la estación fue final de etapa.
Kiko Huesca/Efe

Hora de poner las cartas boca arriba. Allá donde la naturaleza se muestra en toda su inmensidad no hay lugar para el engaño, la picaresca o el juego al despiste. La autenticidad de los Pirineos descubre la verdad. Quién está y quién no para ganar. Aubisque (16,5 kilómetros al 7% de desnivel), Spandelles (10,3 kilómetros al 8,3%) y Tourmalet (18,9 kilómetros al 7,4%) son fieles embajadores de una cadena montañosa con un prestigio que mantener en la historia del ciclismo. Estas montañas ponen y quitan campeones. Hay una Vuelta antes de la etapa de este viernes y habrá otra a partir del sábado.

La decimotercera etapa descubrirá, de entrada, las intenciones de Jumbo-Visma. Hasta qué punto concede a Sepp Kuss -líder de la carrera pero no del equipo- el beneficio de la duda. Puede ser la coartada para no tomar la iniciativa a la hora de lanzar la ofensiva. En realidad, con dos estrellas como Roglic y Vingegaard en tiempos de disputar la general final pero por detrás de Remco Evenepoel (Soudal), todo el pelotón espera que el ataque parta de la escuadra neerlandesa. Además, al propio Kuss, espontáneo y campechano, se le ha escapado en las últimas horas: "Contamos con tres bazas muy fuertes y trataremos de jugarlas conjuntamente en la alta montaña, que es el punto débil de Soudal-Quick Step, para aislar a Remco".

Ocurre que al pequeño pero bravo corredor belga le gustan los retos y este viernes llega a una cima con claras connotaciones de Tour de Francia. El Tourmalet es el puerto más visitado por la ronda gala: 80 veces desde el primer paso en 1910. ¿Puede ganar Evenepoel algún día la Grande Boucle?, pregunta el aficionado. La imagen que este viernes transmita puede deslizar alguna tímida pista. Sabe que el Jumbo puede plantearle un tres contra uno letal, sobre todo si los demarrajes empiezan en las ascensiones anteriores al Tourmalet. Por eso ha planteado un posible antídoto. "Podría ser interesante trabajar y buscar ayuda en otros candidatos como Mas (Movistar), Ayuso y Almeida (UAE). Pueden ser importantes para mí". La invitación a las alianzas está lanzada. Queda por ver la estrategia, sobre todo, del UAE, con tres representantes en el top 10.

De todos modos, a Evenepoel no parece inquietarle demasiado el liderazgo de Sepp Kuss, escalador nato que ya ha pasado el día más delicado para él como es la contrarreloj y que, aún así, mantiene 1:09 de ventaja sobre él. "En otras grandes vueltas ha perdido tiempo en alguna de las últimas etapas de montaña", ha apuntado Remco. "Así que, más que un favorito a ganar, le veo como un 'outsider'", opina. Pesa el factor de que es la tercera grande que corre el norteamericano y la lógica deportiva indica que su rendimiento debería decaer. Ante tal tesis, el propio Kuss juega: "Me siento mejor que en julio".

La incógnita de Vingegaard

Si en el caso de Evenepoel, la mirada al final de este viernes se presta a proyectar un futuro en el Tour, en el de Vingegaard se impone la visión retrospectiva. Hace dos meses que el danés se puso el maillot amarillo de la carrera francesa de forma definitiva en la etapa del Tourmalet, liderando al grupo de favoritos en la llegada de la sexta etapa. Aún no se ha visto en esta Vuelta su versión más arrolladora, aquella que hizo morder el polvo al mismísimo Tadej Pogacar. Este viernes se sabrá si es porque estaba esperando al que él mismo considera "una etapa crucial" o, simplemente, se debe a que su estado de forma dista mucho del de hace siete u ocho semanas.

Este viernes no se subirá el Tourmalet desde donde lo afrontaron los participantes del Tour. La Vuelta toma ruta en dirección opuesta, en su vertiente occidental desde Luz-Saint-Sauveur. En la cima se encuentra la estela de Jacques Goddet, el histórico jefe de la Grande Boucle, y hay una estatua de un ciclista desnudo conocido como 'el gigante'. Ganar allí agiganta el caché de cualquier ciclista. Allí arriba solo se admite la verdad.

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