¿Confían los aragoneses en la homeopatía?

Estos tratamientos tienen un gran volumen de defensores pero también muchos detractores que aseguran que no funcionan.

Materia prima, su dilución y el resultado en glóbulos.
Materia prima, su dilución y el resultado en glóbulos.
V. L.

En los últimos años se ha debatido ampliamente sobre la eficacia de la homeopatía y se la h a cuestionado abiertamente, sin embargo, esto no ha impedido que, según el estudio elaborado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt), el 18,3% de los aragoneses confíen en ella para curar sus problemas de salud. “En este último año se ha percibido un mayor escepticismo, especialmente desde que la Universidad de Barcelona eliminó el año pasado el máster que impartía sobre homeopatía; sin embargo, durante los años anteriores se ha percibido un incremento constante de personas que acuden a la homeopatía”, explica Juan Martín-Ballestero, presidente de la Sociedad de Homeopatía de Aragón, que forma parte del Colegio de Médicos de Zaragoza.

Según especifica, este crecimiento progresivo no solo se ha dado en Aragón, sino que es una cuestión general, que también se perciben en España y en Europa: “En los últimos tiempos la homeopatía se ha legalizado en Suecia, y en Suiza se ha incluido dentro del sistema de salud”. En la actualidad, esta práctica está permitida en España, pero no existe una legislación que la regule. La homeopatía tiene su origen en 1796, cuando Samuel Hahnemann expuso su teoría de “lo similar cura lo similar”. “Ya Hipócrates dijo que se podía sanar bien con la ley de los contrarios o con la teoría de las similitudes. De este modo, la medicina tradicional se centró en el primer enfoque y la homeopatía en el segundo”, explica Martín-Ballestero.

Este método se basa en dilución de la misma sustancia que causa la dolencia hasta que se encuentra en dosis mínimas, de hecho, según recalca Martín-Ballestero es más potente cuanto más diluida está. Muchos escépticos señalan que al diluir el principio activo hasta esa cantidad mínima, lo que se produce es que, cuando se analiza, solo se encuentra agua y azúcar.

“Si tu tienes dos fármacos en frascos iguales puedes distinguir cuál es cada uno y para qué se va a utilizar. Sin embargo, si son dos envases homeopáticos no se puede diferenciar cuál es su uso porque son iguales”, ejemplifica José Ignacio García, profesor de investigación del CSIF en el Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea (ISQCH). No obstante, dentro del campo de la medicina homeopática aseguran que sí que hay diferencias y que todo se debe a la memoria del agua: “Aunque en un análisis no se pueda detectar el principio activo, el agua recuerda todo lo que ha estado en ella por eso puede curar a las personas”.

Asimismo, Martín-Ballestero explica que no existe un medicamento homeopático para cada enfermedad concreta: “El tratamiento que se da al paciente no se decide solo por su dolencia. Lo que hacemos es un estudio de la individualidad sintomática; por un lado un diagnostico clínico (por eso es importante que los homeópatas sean médicos, ya que deben conocer la enfermedad y cómo se manifiesta) y después conocemos cuáles son sus características propias. Por eso, la primera consulta suele durar entre una y dos horas”. Una vez se conoce la sintomatología y las características del paciente, se decide cuál es el mejor tratamiento. “Dos personas con artrosis pueden tener que tomar diferentes medicamentos, ya que se les hace un estudio en totalidad, no solo por los dolores que tienen”, ejemplifica.

Pediatría, la atención más frecuente

Según recalca Martín-Ballestero, las consultas pediátricas suponen alrededor del 90% de las atenciones, especialmente, por casos de bronquitis, anginas y otitis.  En el caso de los adultos, “las dolencias son similares a las del médico de cabecera”: problemas en el aparato digestivo, respiratorio y erupciones inesperadas. “La mayoría de las personas no acuden directamente a la homeopatía, sino que tras pasar por varios especialistas y no obtener resultados deciden venir”, reconoce.

En concreto, según los datos de un estudio realizado por Boiron (una de las empresas líderes en la venta de medicamentos homeopáticos) y Nielsen (conglomerado de medios holandés-estadounidense que se dedica, entre otras cuestiones, a la realización de estudios), el 40% de los aragoneses ha sido tratado en algún momento con homeopatía, siendo una de las comunidades con mayor índice, solo por detrás de Cataluña (43%) y Navarra (57%). Respecto a los resultados médicos, Martín-Ballestero explica se puede tratar toda enfermedad que provenga del reino animal, vegetal y mineral, ya que son los principios activos que se utilizan para fabricar los tratamientos.

No obstante, reconoce que tienen sus limitaciones: enfermedades como la artrosis no se pueden curar; pero sí “reducir los dolores y mejorar el estado del paciente”. “Por ejemplo, son comunes los enfermos de cáncer que complementan los tratamientos de quimioterapia y radioterapia con la homeopatía”, detalla. Lo mismo puede ocurrir con otras enfermedades y con otros tipos de métodos como puede ser los naturistas: “La homeopatía no son hierbas como puede creer la gente. Los naturistas utilizan la planta de la valeriana, mientra que nosotros cogemos el extracto, lo maceramos en alcohol y con distintas diluciones creamos el medicamento. Por lo que ambas opciones pueden ser complementarias”.

“No funciona para sanar”

A pesar de que los homeópatas defienden los efectos curativos de sus medicamentos, en el mundo científico existen opiniones contrarias. “Estos productos no funcionan para sanar aunque sí que sirven para que el paciente se sienta un poco mejor por su efecto placebo”, especifica García. Según recalca, las personas al saber que se les están tratando, piensan que se van a sentir mejor y, por consiguiente, notan una mejoría; "pero su enfermedad no ha desaparecido".

“Se han hecho varios estudios en los que se demuestra esta cuestión. Un ejemplo claro es cuando alguien tiene una alergia y le causa asma. Al realizarle una espirometría se comprueba que, sin tratamiento o con uno homeopático, sigue teniendo la misma capacidad pulmonar. Sin embargo, al tomar productos de homeopatía, el paciente asegura que tiene menos efectos”. Además, recalca que no hay tratamientos para todo en la homeopatía: “No hay métodos anticonceptivos, ¿quién se arriesgaría a tomar un anticonceptivo homeopático?".

Por su parte, Martín-Ballestero señala que los buenos resultados de la homeopatía no se producen por el efecto placebo. “En los últimos años se está poniendo en marcha al agrohomeopatía y allí se demuestra que esto no es verdad, ¿cómo se explica que un placebo haga efecto en los animales?”, se pregunta.

Durante años, los partidarios y detractores de estos tratamientos han defendido sus opiniones con diversos estudios o teorías que, a día de hoy, todavía siguen dividiendo a los usuarios. Unos optan por fiarse solo de los tratamientos químicos de la medicina tradicional; mientras que otros apuestan por los gránulos obtenidos por los procedimientos físicos de la homeopatía.

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