Arquitectura

La Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza ya es reconocida internacionalmente por su arquitectura

La rehabilitación y ampliación, que lleva la firma de Magén Arquitectos, ha sido seleccionada como una de las mejores 40 obras internacionales en la bienal italiana Barbara Cappochin.

Las jardineras que cuelgan en la nueva Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza.
Las jardineras que cuelgan en la nueva Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza.
Rubén P. Bescós / Magén Arquitectos

Ha sido un camino tortuoso. Una intervención muy compleja. Y una arquitectura amable, que trata de hacer la vida más fácil a los usuarios. Tras cuatro años y medio de obras y meses después de su inauguración, la renovada Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza ya es reconocida internacionalmente por sus bellas jardineras, sus fachadas acristaladas por las que pasa la luz natural y su amplio nivel de detalle. 

El proyecto de rehabilitación y ampliación lleva la firma del estudio zaragozano Magén Arquitectos, y ha sido seleccionado entre las 40 mejores obras internacionales de la XI edición de la bienal italiana Barbara Cappochin. También lo fue entre los finalistas del XVI Premio de Arquitectura de Ladrillo y Teja 2021-23, convocado por Hispalyt, la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas. "Nos ha hecho mucha ilusión", dice Jaime Magén, uno de los socios del despacho. El colegio de Arcosur o el Auditorio de Illueca, también de su cosecha, ya fueron seleccionados en ediciones anteriores del galardón italiano.

Se trata de una intervención "compleja" en un edificio ya existente y antiguo, además de una ampliación gracias a otra edificación departamental. "En los premios de Hyspalit se valoraban las pilastras hechas de ladrillo, que enfatiza el empleo de este material en el edificio existente de Borobio, como una continuidad de su historia", comenta. Esta antigua construcción ya sufría desperfectos en torno al año 2011. Las obras se hicieron esperar y, una vez comenzadas, llegaron a retrasarse por la pandemia. La guerra en Ucrania obligó a aumentar todavía más la inversión. 

La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, vista desde la altura.
La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, vista desde la altura.
Rubén P. Bescós / Magén Arquitectos
Uno de los vestíbulos de la Facultad de Filosofía y Letras, que ha ganado luminosidad.
Uno de los vestíbulos de la Facultad de Filosofía y Letras, que ha ganado luminosidad.
Rubén P. Bescós / Magén Arquitectos

Ahora el resultado hace las delicias de los estudiantes y de los curiosos que pasean para contemplar la facultad. Según se recoge en la memoria, el proyecto que atañe al edificio existente ha reforzado la estructura y la cimentación y ha mejorado las prestaciones térmicas de la envolvente, incluyendo las carpinterías, el desmontaje y reconstrucción de las cubiertas. Además, se han restaurado y limpiado las fachadas y se ha llevado a cabo la completa redistribución de las plantas, con nuevas escaleras y ascensores, eliminando las modificaciones interiores para recuperar la estructura original.

Pero el nuevo edificio no se queda atrás. Cuenta con despachos de profesorado, una sala de estudio y una zona de exposiciones. Se plantea en continuidad física, material e histórica con el existente, "siguiendo las reglas del juego de un tablero ya consolidado". En su interior genera una suerte de ágora o plaza cubierta, atravesada entre los lucernarios por el cuerpo central de despachos. Busca ser un lugar de encuentro, intercambio y creatividad, de actividades y eventos, al servicio de la comunidad universitaria. "La luz baña las plantas que caen de las jardineras", puntualiza Jaime Magén.

Los arquitectos destacan la integración de la arquitectura con la vida que se desarrolla dentro de la Facultad de Filosofía y Letras. "Una de las cosas por las que más contentos estamos es porque es una intervención muy compleja en un edificio muy avanzado, pero hemos llegado a un nivel de detalle y atención alto", declara Magén. El revestimiento de la pared de madera de roble se pliega entre ellas al llegar al suelo para conformar un banco corrido integrado para que los alumnos puedan hacer vida entre clases; el vestíbulo principal, donde se 'esconde' un mural que homenajea a la cerámica; o las ya citadas jardineras. Son esos detalles que cuando se visitan los edificios uno no aprecia de primeras. 

Las escaleras en forma de espiral de la Facultad de Filosofía y Letras.
Las escaleras en forma de espiral de la Facultad de Filosofía y Letras.
Rubén P. Bescós / Magén Arquitectos

"En el exterior, por comentarios que nos van llegando de los que han visto la obra, gusta mucho la volumetría del edificio nuevo. Se va escalonando en una sección que responde a las alturas del entorno. En el centro hay cinco plantas, mientras que en los extremos tiene tres", comenta Jaime Magén. Eso ha funcionado bien, dice, de cara a la implementación urbana del campus. "En el interior, el atrio es un espacio muy amable, gracias a la luz que baña las plantas que caen de las jardineras", comenta.

En el otro vestíbulo, en el del edificio de Borobio, Magén destaca la luminosidad que se ha logrado tras la reforma. "Era muy oscuro y la demolición de una parte del ladrillo del aula magna ha permitido que entre la luz. A modo de curiosidad: mucha gente pensaba que el mural restaurado era azul marino, pero ahora se ve que es celeste", sentencia.

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