Cierra Luz de Luna: "La gente nos cuenta sus historias y muchas guardan algo muy especial"

Tras más de tres décadas de vida, la bisutería ubicada en el número 26 de la céntrica calle San Miguel de Zaragoza cierra sus puertas.

Leleti Sanches atiende el mostrador de Luz de Luna con una sonrisa permanente.
Leleti Sanches atiende el mostrador de Luz de Luna con una sonrisa permanente.
C.I.

Los dos escaparates que anuncian su cierre en la calle San Miguel se miran cara a cara. Por un lado la tienda de ropa, artesanía y complementos Nubia, y por otro la bisutería Luz de Luna. Dos tiendas que cuentan con más de tres décadas de historia en Zaragoza y que anunciaron su cierre a la vez hace unas semanas.

Durante estos días, el tránsito en ambos negocios es incesante, y es que son muchos los que han decidido acercarse a despedirse de los comercios y, por qué no, a hacerse con alguna que otra oferta de última hora. “Hemos puesto todos nuestros productos con descuentos de hasta el 70% hasta fin de existencias”, advierte Tomás Burriel, propietario de la bisutería Luz de Luna, ubicada en el 26 de la calle.

Los inicios de este establecimiento se remontan al año 1993, de la mano del matrimonio formado por Daniel Piñol y Nuria Tascón quienes eligieron otra céntrica vía, la calle Cádiz, para sentar las bases de su negocio. “Les gustaban mucho los minerales y se decantaron por las piedras montadas en plata y el ámbar, algo poco habitual por aquel entonces. Así siguió cuando cogimos el traspaso en su jubilación a partir del año 2018”, rememora.

El comercio permaneció en la misma calle hasta la llegada de la pandemia. “En aquel momento en la calle comenzaron a multiplicarse los establecimientos de copas y hosteleros, y decidimos que era el momento de cambiar de aires”, explica Burriel. Fue entonces cuando decidieron dar el salto a San Miguel, a un pequeño local de apenas 10 metros cuadrados. Sin embargo, tras cinco años de actividad, toca ceder el testigo por motivos personales: “Siempre es una pena decir adiós, pero nunca se sabe qué nos deparará la vida, ahora es lo que toca”.

Es cierto que hoy, 30 años después, las modas y los tiempos han cambiado. Algo que no ha ocurrido con su oferta, que sigue siendo la misma. El negocio gira en torno a la venta de joyas de ámbar y plata, y las piedras naturales, que “siempre se han vendido mucho”. En el interior de su mostrador y vitrinas se asoman colgantes de cuarzo rosa, amatista, ojo de tigre, rubí, coral, turquesa, labradorita, ágata… En colgantes, pulseras, anillos, pendientes o gargantillas. Piezas sencillas y otras "que siempre buscamos que sorprendan". Piedras que traen de la India, el ámbar del Báltico y la plata de joyeros artesanales andaluces.

“En los últimos años han cambiado mucho los formatos. Se han puesto de moda los anillos de todo tipo, también para pie, por ejemplo, o de medio dedo. También se pide mucha simbología: religiosa, esotérica, musical, animal… o los colgantes de las siete piedras de los chacras, que han sido de los más vendidos”, admite. Del mismo modo, las piedras han ido ocupando diferentes posiciones en los top ventas, estando de moda hoy en día el ónix, la amatista o la piedra luna.

La bisutería Luz de Luna cierra su puerta en la calle San Miguel.
La bisutería Luz de Luna cierra su puerta en la calle San Miguel.
C.I.

A la oferta de piedras naturales y piezas de bisutería se le suman algunos objetos orientales como ‘Netsukes’ -botones de trajes tradicionales japoneses tallados y pintados a mano en hueso- o cajas de artesanía tibetana pintadas con pelo de gato, o talladas en hueso o asta de búfalo. “También tenemos ‘tankas’ tibetanos, que son unas pinturas artesanales que suelen colgarse en monasterios o altares familiares y se utilizan para rezar”, resume Burriel.

Con el tiempo la clientela también se ha ido transformando. “Cada vez vienen más hombres que buscan colgantes para llevar, eso sí, en el bolsillo”, afirma. “Nuestra clientela siempre ha sabido apreciar las piezas que traíamos. Sin embargo, hoy hay mucha más gente que se interesa por las propiedades de las piedras y que cree en ellas fervientemente. Hoy es algo mucho más normalizado que hace unos años”, afirma.

Un regalo para toda la vida

Y es que cada vez es más habitual recibir consultas acerca de las propiedades emocionales y esotéricas de algunas de estas piedras, que dicen que sirven para activar estados de ánimo, por ejemplo. “Nosotros tenemos nuestras creencias, pero no condicionamos. Cada uno busca lo que encuentra”, asegura Burriel, que añade que también hay muchos seguidores de sus productos como meros complementos de moda. “Al final no dejan de ser piezas que, sin ser caras, duran para toda la vida”, añade.

Eso sí, si hay algo que puso en el mapa a Luz de luna fue el ámbar, un producto que no se encuentra habitualmente en la ciudad. “No. No es habitual en Zaragoza, y se puede contar con los dedos de una mano el número de establecimientos que vende esta resina. La gente cae muy fácilmente en imitaciones, por eso valoran mucho que tengamos certificados oficiales. Incluso las joyerías nos envían clientes”, advierte Burriel.

En más de tres décadas de historia, las curiosidades se acumulan en su haber, por ejemplo el perfil de sus clientes, muchos de ellos de cualquier parte del mundo. “A menudo vienen a nuestra tienda muchísimos rusos, que son muy supersticiosos y compran pulseras que tengan piedras en un número impar. También chinos, que valoran más el ámbar amarillo que el oro”, explica.

Un buen puñado de historias

Sin embargo, si hay algo que atesoran sus propietarios es el puñado de historias que les han regalado durante estos años de trabajo cara al público. “La gente que viene te cuenta sus historias, y muchas veces guardan algo muy especial”, admite. Desde un hombre que quiere reconciliarse con su mujer, señoras mayores que buscan legar a sus hijas un objeto que les acompañe toda la vida, o alguien enfermo que persigue un poco de esperanza. "Sabemos que una piedra no te va a arreglar la vida, pero a veces te puede cambiar el día. En todo este tiempo hemos vendido joyas que nos han pagado con muchas historias y cariño”, reconoce.

En cuanto al futuro, asegura que todavía es muy pronto para hablar de ello. Eso sí, esperan que más que un adiós, sea un ‘Hasta pronto’. “De momento vamos a tratar de traspasar. Si al final no se consigue, pensamos seguir trabajando de manera ‘online’”, concluye.

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