La Policía recurre por primera vez al 3D para probar un asesinato en Zaragoza
Los agentes de Homicidios recrearon la escena del crimen de la calle de Don Pedro de luna ante los miembros del jurado.
Alie Sidibeh bajó a la calle confiado en que iba a encontrarse con su amigo Mahamadou F. Había quedado como todas las noches para tomar un café pero, además, le iba a prestar 40 euros para comprar comida. Sin embargo, a quien encontró cuando bajaba por las escaleras y sin tiempo de llegar al rellano fue a su asesino, un hombre armado con un cuchillo táctico, tipo militar, de doble filo, que le asestó 14 cuchilladas.
La agresión duró segundos, los mismos que transcurrieron desde que Mahamadou le había hecho una llamada perdida para que bajara a la calle mientras iba a buscarlo a su casa de Don Pedro de Luna y, al llegar al portal, vio salir corriendo a Bobo Keita con una chilaba y un cuchillo impregnados de sangre.
Todo fue tan rápido que la víctima, ya fallecida, llevaba apretados en una mano los dos billetes de 20 euros que le iba a dar a su amigo. "No le dio tiempo ni a soltarlos. En la autopsia hubo que vencer la resistencia para abrirle la mano", declaró una policía del Grupo de Homicidios que investigó el crimen. Añadió que eso revelaba también que Alie Sidibeh no tuvo ninguna oportunidad de defenderse del ataque de su cuñado, Bobo Keita, juzgado como presunto autor del asesinato.
Tanto la agente como su compañero que testificó después se ayudaron de una recreación en tres dimensiones (3D) de la escena del crimen para dejar claro al jurado cómo se produjo la agresión, a tenor de los vestigios y cúmulos de sangre hallados las paredes y el suelo.
La novedosa y útil prueba -elaborada y usada por primera vez en la Audiencia por la Unidad de Policía Científica-, sirvió para mostrar que las escaleras del edificio son tan estrechas que dos personas caben con dificultad y más si son de la corpulencia del acusado y del fallecido. "Era una ratonera, tanto por la escasa luz, como por las reducidas dimensiones y el ataque sorpresivo", manifestó la funcionaria.
Los agentes señalaron que el autor del crimen subía por las escaleras mientras la víctima bajaba se lo topó en el primer rellano y allí le acometió con el cuchillo, descrito por la policía como de "alto poder lesivo". El herido trató de escapar y llegar a su domicilio, en el tercero, pero no llegó ya que murió desangrado antes.
Un testigo clave
Ambos policías resaltaron que la declaración de Mahamadou F. fue clave para atrapar al sospechoso. Y aunque al principio desconfiaron de él por su conocimiento de la víctima y del sospechoso, después comprobaron que su presencia en el lugar se debió a una pura coincidencia y fatal casualidad, pues nada pudo hacer por su amigo. "Nos indicó cómo iba vestido, por donde había escapado y seguimos un reguero de sangre por goteo hasta la calle de Graus, que seguía luego por Sangenis. Nos facilitó la identidad del presunto autor y dos números de teléfono", contaron.
El análisis de las antenas de telefonía les permitió averiguar que Mahamadou –a quien Keita apuntó el día anterior en su declaración como autor del asesinato– estuvo en su piso de la calle de Tarragona hasta que fue a buscar a Alie y le hizo una llamada perdida. También que el acusado lo llamó dos veces con número oculto, pero él no respondió.
El amigo de la víctima describió la chilaba que llevaba el hombre ensangrentado, que la Policía halló debajo de un coche en las inmediaciones, igual que el cuchillo. Y luego lo identificaron en el bar del paseo de Calanda al que entró a lavarse las manos y con la funda de un cuchillo en el cinturón del pantalón.
Durante la sesión de este martes declaró el compatriota de Keita que vivía en Calella y desmintió la versión del acusado de que le dejó voluntariamente su documento de identidad. "¡Qué va!, me lo quitó", indicó. También testificaron los dueños de dos armerías donde compró dos cuchillos, uno de ellos tipo machete para cortar caña que la Policía halló en su coche.
