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Una madre se enfrenta en Zaragoza a la prisión permanente por la muerte de su hija
La mujer y su pareja, acusados de asesinato, serán juzgados por un tribunal popular el próximo mes de octubre.
Vanesa Muñoz Pujol, de 30 años, será juzgada el próximo mes de octubre como presunta autora del asesinato de su hija Laia, de tan solo 2 años, una niña que nunca debería haber estado conviviendo con ella. Sobre todo, porque los servicios sociales catalanes le habían retirado la custodia de la pequeña y de sus otros dos hijos cuando residía en Gerona con ellos. El departamento de protección a la infancia valoró que había un grave riesgo para su integridad, pero la mujer se empeñó en recuperarlos y lo consiguió.
Luego se trasladó a Zaragoza con su nueva pareja, Cristian Lastanao, de 35 años, y los servicios sociales catalanes le perdieron la pista. Con este hombre, también acusado de asesinato, tuvo un cuarto hijo, un niño que tenía 9 meses cuando Laia murió. En ese momento el mayor de los cuatro hermanos contaba con 9 años.
Los dos adultos y los cuatro niños vivían en un piso de la calle de Isabel Sánchez Arbós, en el barrio del Picarral, que resultó ser un infierno para los pequeños, en especial para Laia, pues a Vanesa Muñoz le recordaba a su suegra y la castigaba y maltrataba de manera habitual. Agresiones que, como luego reflejó la Policía en sus informes, sufrían también el resto de sus hijos.
Un supuesto accidente
El 21 de enero de 2021 la pareja llevó su violencia al extremo con la niña aunque trató de disimular haciendo creer que había sufrido un accidente cuando llegó al hospital. Esta razón dieron a los vecinos cuando a las diez de la noche bajaron con ella en brazos al portal de la casa para pedir ayuda. Contaron que Laia estaba inconsciente porque se había caído por la mañana y la habían metido en una bañera para reanimarla pero no volvía en sí. Cuando ingresó en urgencias la pequeña presentaba fiebre, diarrea y dolor en el abdomen, síntomas todos ellos de la peritonitis que sufría como consecuencia del centenar de lesiones que presentaba en su cuerpo. La autopsia apreció 73 hematomas y heridas recientes y 28 antiguas.
La pareja mantuvo la tesis del accidente hasta que en octubre de 2020 fue trasladada al juzgado para determinar los hechos justiciables, como estipula la Ley del Jurado. En esa audiencia preliminar, Vanesa Muñoz cambió radicalmente de versión y señaló directamente a su pareja, Cristian Lastanao, como culpable del asesinato de su hija. Señaló que era consciente de lo que el hombre hacía a los niños, pero se excusó diciendo que no lo «podía evitar». Añadió que en esa época no respondía a las llamadas de los servicios sociales porque tenía miedo de que le quitaran a sus hijos.
La colgaron de un gancho
El hombre, por su parte, se defendió acusando a la madre de ser la autora de los castigos y torturas que sufría la niña. Porque, además de golpes, los médicos detectaron en el cuerpecito de la pequeña restos de cannabis, cocaína y antidepresivos que le habían suministrado durante los seis meses anteriores al fallecimiento. Por el análisis de los teléfonos móviles detectaron también que los dos adultos le hacían comer guindillas, la encerraban en un armario y la llegaron a colgar de un gancho en la pared como si fuera un abrigo, jactándose de ello a través de fotos que se enviaron por Whatsapp.
Vanesa Muñoz y Cristian Lastanao serán juzgados en octubre por un jurado popular en la Audiencia Provincial de Zaragoza. La Fiscalía, la acusación particular ejercida por el padre biológico de Laia y la Generalitat de Cataluña, como tutora de la hermana mayor de la fallecida, solicitan para ambos la pena de prisión permanente revisable. Sus respectivos abogados defensores piden la absolución eximiendo de la responsabilidad del crimen a sus respectivos clientes y atribuyéndosela al contrario.
