Una juez de violencia de género condena al exdirector general del Real Zaragoza Jesús García Pitarch

El que fuera ejecutivo del club durante la época de Agapito Iglesias reconoció en el juicio que envió una serie de mensajes vejatorios a su expareja, una modelo de Zaragoza.

García Pitarch, en su etapa en el Real Zaragoza.
García Pitarch, en su etapa en el Real Zaragoza.
Heraldo

La titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Zaragoza ha condenado al ex director general del Real Zaragoza Jesús García-Pitarch por un delito leve de vejaciones hacia su expareja, una mujer a la que conoció durante la única temporada que recaló en el club maño y con la que mantuvo una relación intermitente desde 2014, ya que durante los últimos años el investigado habría estado trabajando no solo en España, sino también en Inglaterra y Emiratos Árabes Unidos.

La jueza condena al exdirectivo del club maño a 30 días de localización permanente. Y tal y como solicitó la acusación particular, a cargo del letrado Javier Osés, le impone una orden de alejamiento que le impide aproximarse a menos de 200 metros de la denunciante, con la que tampoco podrá comunicarse por ningún medio. Ni siquiera vía informática o telemática a través de las redes sociales. La medida tendrá una vigencia de seis meses.

La víctima renunció desde el primer momento a cualquier indemnización, por lo que la sentencia no contempla ningún tipo de responsabilidad civil. La expareja de Pitarch declaró en la vista, celebrada la semana pasada en la capital aragonesa, que lo único que pretendía es que este dejara de vejarla y asumiera el fin de la relación.

La denunciante explicó en el juicio que rompieron la relación en varias ocasiones, pero que fue en noviembre de 2021 cuando ella la dio por zanjada. Sin embargo, en su apartado de hechos probados, la sentencia fija la ruptura definitiva de la pareja en agosto de 2022, cuando el ahora condenado regresó de su estancia en Abu Dabi.

«Resulta acreditado que la relación sentimental tuvo varios altibajos, personales y sentimentales, que dieron lugar a comenzar la relación y cesar la misma a continuación y así sucesivamente, llegando un momento en que la denunciante vio que esta le suponía un deterioro físico y psicológico», dice el fallo. Considera también probado que, después de la separación, el ex director general del Real Zaragoza en la época de Agapito Iglesias envió a la denunciante vía Whatsapp varios mensajes de carácter vejatorio.

A modo de ejemplo, la jueza recuerda que, al ver una fotografía que su expareja había subido en Instagram, García-Pitarch le escribió en agosto: «Me avergüenza que mis amigos vean esta foto. Se te va la cabeza». Y otro texto en el que decía: «Tú flirteabas públicamente enseñando el culo, cómo me voy a casar con alguien que enseña a todo el mundo su culo y me falta al respeto».

El ejecutivo continuó enviando mensajes del mismo corte a la modelo zaragozana en septiembre. «Das pena, has quedado delante de todo el mundo como lo que eres, una auténtica mierda. Qué haces con Fofito –refiriéndose a su pareja, llamándolo así por su supuesto parecido físico con el popular cómico–, das pena, siento mucho que hagas este ridículo, imagínate lo que piensan de ti», decía en otro menospreciándola. «Tira a la basura tus 41 años, ya que solo te han servido para que lelos y abuelos hayan querido abusar, tocarte y exhibirte. 41 años sin oficio, ni beneficio ni profesión. Y tiesa como la mojama», escribía en otra ocasión el acusado.

Se mostró arrepentido

Recuerda la magistrada que el propio Jesús García-Pitarch reconoció durante la vista la autoría de estos y otros mensajes, «si bien mostró su arrepentimiento por ello». El exdirectivo del club maño también pidió disculpas a la actual pareja de su ex, al que también dirigió un mensaje en el que escribía: «Bienvenido al club de los sponsors cornudos».

A García-Pitarch se le condena por un delito leve de vejaciones, que como explica la jueza, «abarca todas las conductas consistentes en maltratar, molestar, perseguir a otro, perjudicándole o hacerle padecer». «Se trata de maltratar a una persona haciéndola sentirse humillada», añade en su fallo, apoyándose en la definición recogida en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. Contra la sentencia todavía cabe recurso de apelación.

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