sucesos

El preso que aprovechó su fuga para asesinar a otra mujer en Zaragoza empieza a rendir cuentas 

Adil Lazizi aceptó ayer nueve meses de prisión por quebrantar la condena que cumplía por su primer crimen. Pasó dos años oculto en Zaragoza hasta matar a su vecina en el barrio de San José.  
 

El criminal Adil Lazizi, en prisión por asesinato, durante el juicio celebrado ayer en Zaragoza por no volver de un permiso penitenciario.
El criminal Adil Lazizi, en prisión por asesinato, durante el juicio celebrado ayer en Zaragoza por no volver de un permiso penitenciario.
Oliver Duch

El marroquí Adil Lazizi (46 años), acusado del asesinato de su vecina Cristina G. L. (32) en el barrio de San José de Zaragoza, ha comenzado a saldar cuentas con la Justicia. De hecho, este martes se sentó en el banquillo de los acusados por aprovechar un permiso carcelario de Navidad para huir de la prisión de Zuera, donde cumplía condena por el crimen de otra joven en Madrid.

Tras su segundo homicidio, el pasado 30 de mayo de 2022, la Policía descubrió que el fugitivo se escondía en un piso de alquiler de la calle Alegría de la capital aragonesa.

A la espera de que se celebre el juicio con jurado por el asesinato de la joven zaragozana, por el que la Fiscalía ha pedido 25 años de cárcel, Adil Lazizi aceptó ayer una pena de nueve meses por quebrantamiento de condena. El Ministerio Público pedía inicialmente diez meses, pero al reconocer el acusado los hechos, cerró un acuerdo con la defensa, a cargo de la letrada Carmen Sánchez Herrero, para aplicarle una pequeña rebaja.

El juicio se celebró ante el titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Zaragoza, que dictó sentencia in voce imponiendo también al marroquí las costas.

La Audiencia Provincial todavía no ha puesto fecha a la vista por el crimen de Cristina G. L., quien aprovechó su último aliento para identificar a su asesino. "Ha sido el de allí", manifestó la mujer mientras agonizaba, indicando con su mano derecha una puerta entreabierta de su rellano. Con quien habló fue con otro inquilino del edificio, el primero en acudir a auxiliarla. "¿El vecino de ahí?", le preguntó este hombre, a lo que ella respondió con un "sí".

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