"Los abusos en la infancia causan daños en la construcción del cerebro"

La psicóloga oscense Jara Acín, especialista en Apego y Trauma, alerta de los efectos que provocan en la construcción del cerebro los traumas de apego que se producen durante la infancia como consecuencia del maltrato, el abuso verbal, la negligencia o el abuso emocional.

Las niñas son las principales víctimas constituyendo el 57,3 % de los casos.
"Los abusos en la infancia causan daños en la construcción del cerebro"
Pixabay

Los expertos estiman que una de cada cuatro personas sufren abuso en la infancia, un tema del que se habla muy poco a pesar de los "graves efectos" a largo plazo que genera en la construcción del cerebro. En palabras de la psicóloga clínica especialista en Trauma y Apego Jara Acín, "nadie tiene una idea certera sobre la prevalencia real de este problema porque en un tanto por ciento muy alto jamás se denuncian" lo que impide que se conozcan todos los casos.

"Muchas personas descubren que han sido abusadas en la niñez y no tenían conciencia, pero además hay experiencias duras que no tienen por qué ser de abuso sexual que también generan un daño de por vida, como el maltrato, el abuso verbal o negligencia y el abuso emocional", destaca esta especialista.

En Aragón, la Fiscalía de Menores interpone denuncias penales ante los Juzgados de Instrucción en los supuestos en los que desde el Servicio de Protección se pone en conocimiento de la Fiscalía alguna situación de posibles malos tratos, abuso sexual o cualquier otro hecho delictivo detectado en el ejercicio de su trabajo con un menor, cuando presuntamente el autor es mayor de edad. Así, según datos oficiales, tan solo en 2016 se registraron 380 nuevos expedientes de Protección en Zaragoza, 134 menos que en 2015; 276 (26 más que el año anterior) en Huesca -158 de ellos fueron de protección a menores en situación de riesgo-; y 29 en Teruel (por debajo de los 35 del año anterior).

Entre las consecuencias a largo plazo que genera la exposición a abusos durante la infancia se encuentra el trauma de apego, que provoca a su vez efectos en la construcción del cerebro. "El sufrimiento en las relaciones con las personas de referencia tiene una prevalencia altísima y, debido a su desconocimiento, muchas veces se diagnostica de forma errónea, no se soluciona y se convierte en un trastorno crónico, que a menudo podría confundirse con los casos de TDAH", señala Acín al advertir de un trastorno que, a su juicio, está "sobrediagnosticado" en la sociedad actual.

"Hay mucho diagnóstico erróneo de TDAH y el peligro reside en que este cuadro se medica, siendo un error muy grave. Se puede diagnosticar erróneamente de dislexia y no pasaría nada porque el niño estará haciendo apoyo con una logopeda, que le será muy útil igualmente, pero el Trauma Relacional en niños o Trauma por Desarrollo Traumático (PTSD) no está recogido en el manual de referencia de los trastornos mentales (el DSM-5), y sus efectos se extienden hasta la edad adulta generando trastornos de personalidad, disociación y trauma complejo", advierte esta especialista, quien informa de que es muy difícil acceder a formación tan especializada en este tema en España, motivo por el cual ofrecerán desde su gabinete un curso para especializarse en marzo en Zaragoza.

Los más vulnerables

En su consulta, prácticamente en todos los casos se trabaja sobre la reparación de la relación de apego en la familia, tanto en los casos más leves como en los más graves, pues asegura que es la esencia de una correcta construcción personal. "Las conductas de apego te mantienen vivo, y las figuras de referencia que tenemos al lado son las que ayudan a construirnos en una proyección que dura toda la vida. El niño, conforme va creciendo, desarrolla de una manera inconsciente una expectativa de confianza plena con respecto a esa figura en la que uno se mira; pero si esa base segura falla o es fuente de amenaza, daño e inseguridad, no tienes manera de manejar eso o sobrellevarlo sin generar algún tipo de sintomatología", advierte esta especialista al indicar que un trauma relacional o de apego se produce sobre todo en la infancia, cuando un abandono supone un peligro real. Por eso, añade, es "fundamental" a la hora de abordar estos casos volver a la infancia y a la adolescencia e incluso a la etapa perinatal y prenatal. "Uno puede llegar a consulta con un trauma de este tipo siendo adulto o anciano, ya que si no se trabaja antes es difícil que se cure porque hay una afectación de la construcción cerebral y también de la identidad. El abuso y el maltrato generan una disminución del volumen de determinadas áreas cerebrales y si pensamos en la gravedad de las enfermedades que generan este mismo efecto en otros órganos del cuerpo, podremos tomar conciencia de la gravedad del trato inadecuado en la infancia", añade esta experta.

A la hora de proteger a las víctimas o prevenir este tipo de casos, esta especialista señala que, en primer lugar, hace falta sensibilizar a la sociedad y hacer un trabajo de concienciación acerca de qué es abusivo y que no. "Muchas personas consideran abuso solamente lo que es sexual o físico, pero también hay de otras maneras. Hay que crear conciencia de cómo las relaciones familiares tienen que ser y dotar a los padres de unos recursos para poder ejercer mejor como de 'arquitectos del cerebro'. Hay familias que tienen grandes traumas ahí y que si no se trabajan se repiten en el tipo de parentalidad que ejercemos", subraya esta especialista.

A la hora de detectar este tipo de casos, los expertos advierten de que todavía hay una serie de hándicaps que son difíciles de salvar. "Quizás cuando se trata de una agresión sexual, aunque siempre hay un componente enorme de vergüenza y de culpa que forma parte de la dinámica bizarra del abuso, es suficientemente llamativo como para que uno dé el paso de ir a denunciar, pero en casos que no son tan evidentes es muy difícil. Cuando somos pequeños no tenemos una referencia de lo que es normal o no o del daño que está haciendo estar en una familia que piensa que eres un desastre. Hasta que alguien llega y te mira de otra manera, por ejemplo, una profesora, la coyuntura es esa, y es difícil que pueda llegar eso a ser evidenciado porque tu cerebro está diseñado en ese momento para negar lo horrible y terrorífico que haya en esa relación, y sobrevivir con lo que tengas", lamenta esta experta, quien considera que a pesar de que la sociedad actual es "muy exhibicionista", no se exhibe correctamente lo que es necesario en cuanto a criterios de salud y de respeto, lo que daría un orden a las personas y adolescentes que están más expuestos.

La Caja de Pandora, el #MeToo español y otros movimientos de denuncia

En los últimos meses, tras las denuncias de agresión sexual de varias decenas de mujeres contra el productor de cine Harvey Weinstein, miles de relatos de abuso inundaron las redes sociales bajo la etiqueta 'Me too' (yo también), un movimiento que nació hace una década y en el que muchas víctimas -en su mayoría mujeres- encuentran ahora valor para hablar. "Me parece muy bien que den visibilidad a este tipo de casos porque la mujer está muy expuesta en muchos ámbitos con un patriarcado que ejerce un poder. Cada persona, desde su papel en la sociedad, tiene que hacer lo posible por denunciar esta situación", reivindica esta experta, quien argumenta que el camino a la igualdad se tiene que hacer desde la sociedad y a través de las instituciones. "No se trata solamente de decir que hacen falta más mujeres en determinados sectores, sino de que haya un cambio real en la educación de las nuevas generaciones, en la idea básica de que todas las personas tenemos los mismos derechos. El machismo se programa en la infancia de una manera absolutamente sorda o explícita en función de los casos pero es algo que hay que trabajar desde que son bebés, revisando nuestras actitudes aprendidas respecto a las diferencias de género, desde las expectativas sobre lo que pueden o no pueden hacer, hasta el azul y el rosa", ejemplifica.

Mejorar los protocolos para proteger a las víctimas

Además de educar en el cambio social, y visibilizar y apoyar el testimonio de mujeres, esta experta zaragozana asegura también que habría que mejorar los protocolos generales para evitar que en muchos casos de abuso sexual infantil se agrave la patología traumática que arrastra la víctima durante el juicio. "En el proceso legal es un trabajo ímprobo y muy complicado demostrar los abusos sexuales a menores. De hecho, el protocolo de evaluación de las víctimas si no se hace con mucho cuidado es en gran medida revictimizante", alerta esta psicóloga.

Como ejemplo, pone el caso de una familia que interpusiera una denuncia sobre su hija menor en 2018. El juicio (o la vista oral) podría producirse uno o dos años más tarde, de modo que la persona que tiene que valorarla en el juzgado la ve año y medio después de la denuncia. "En el proceso penal están desbordados y no tienen gente suficiente. Además, hay dos mecanismos psicológicos que podrían dificultar a los profesionales el demostrar la existencia de estos abusos: la disociación -mecanismo por el cual el cerebro bloquea en una memoria paralela todo ese sufrimiento para llevar una vida normal- o el ser lo suficientemente resiliente como para integrar los hechos y no mostrar sintomatología", detalla esta experta, quien reclama "dotar a los equipos psicosociales de más personal y mejorar los protocolos generales" para proteger a las víctimas y evitar que el propio juicio sea una "revictimización clarísima" de las mismas.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión