Huesca cierra la biblioteca Ramón J. Sender tras la caída de piezas del falso techo

Es una medida preventiva, hasta que los técnicos del Ayuntamiento realicen un estudio a fondo de la sala (ubicada en el centro cívico Santiago Escartín Otín), que tiene una altura de 11 metros.

Biblioteca del Centro Cívico Santiago Escartín Otín.
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Técnicos de Urbanismo del Ayuntamiento de Huesca han propuesto el cierre cautelar de la biblioteca Ramón J. Sender, ubicada en el Centro Cívico Santiago Escartín Otín, en la calle San Vicente de Paúl, tras la realización de una inspección visual del falso techo a causa del desprendimiento de piezas de escayola del mismo, que está a más de 11 metros de altura.

Dado que se trata de una zona de uso público y de que, por la distancia a la que se efectúa la inspección visual de gran parte de la sala, no se puede determinar la existencia de más piezas con esta patología, el Ayuntamiento ha procedido al cierre preventivo de la biblioteca, con el objeto de garantizar la seguridad de trabajadores y usuarios, hasta que se proceda a la eliminación del riesgo existente.

De esta forma, se va a realizar un estudio del sistema constructivo con el objeto de poder plantear un proyecto de reparación o la sustitución de las placas del falso techo, contando con las características de este espacio.

Este posible defecto que se ha observado en las placas, se señala, no entraña un peligro inminente, pero, por prudencia, se ha instado a su revisión a fondo y posible sustitución.

La biblioteca, no obstante, sigue manteniendo su servicio de préstamos. Para ello, el usuario puede ponerse en contacto con el centro a través del teléfono 974 243 760 para solicitar sus libros o mediante correo electrónico en la dirección prestamosender@huesca.es. Los préstamos se recogerán en la biblioteca infantil.

La biblioteca Ramón J. Sender se reabrió en 2017, junto con el resto de las instalaciones del Centro Cívico, después de una obras que se acometieron en tres fases y costaron 840.000 euros, prácticamente la mitad de lo que costó en su día levantar este singular edificio enclavado en el barrio del Perpetuo Socorro. Con dicha intervención se solucionaron los problemas de climatización, accesibilidad y seguridad que venía arrastrando prácticamente desde que abrió sus puertas. Se construyó en 1997 y fue foco de dificultades incluso antes de su apertura, en 1999.

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