Pilar Nasarre: "Los aragoneses no hacen de sus emociones una confrontación política"

La escritora (Huesca, 1956), que ha sido profesora de Historia, afirma que el nacionalismo necesita alimentarse de agravios y emociones negativas que desunen y quiebran los afectos.

Pilar Nasarre en su casa de Madrid. Frente a ella, su perra, Jara.
Pilar Nasarre en su casa de Madrid. Frente a ella, su perra, Jara.
Enrique Cidoncha

Ha publicado recientemente ‘La Tribu de los Locos’ (Funambulista, 2024), su octava novela. ¿Por qué la ha ambientado en pleno procés catalán?

Porque lo padecí. He vivido durante muchos años en Cataluña, he sido profesora en varios institutos catalanes y tengo allí personas muy queridas. Fue muy duro ver cómo se iba extendiendo entre parte de la población una suerte de virus sentimental que provocaba división y amenazaba con extranjerizar a quienes no pensaban ni sentían lo mismo. Fue duro comprobar la toxicidad de algunas ideas políticas, la frivolidad y el fanatismo, la manipulación emocional que generaba odio en algunos y también miedo en muchos otros. Fue duro, y lo sigue siendo, percatarse de la fragilidad de la convivencia y de lo fácil que sería, dadas ciertas circunstancias, llegar al enfrentamiento civil. 

¿Es su novela un alegato contra los nacionalismos?

Más que un alegato contra nada, es una reflexión sobre la familia y los vínculos, además de un homenaje a dos ciudades que quiero, Madrid y Barcelona. Y sí, claro, también es una crítica contra el nacionalismo excluyente; porque la exaltación de ‘lo nuestro’ genera siempre el rechazo de lo diferente, lo de ‘los otros’. El nacionalismo necesita alimentarse de agravios y emociones negativas que desunen, quiebran los afectos y atentan contra la idea necesaria y esperanzadora de una humanidad común.

¿Qué nos vuelve más locos?, ¿el amor o la política?

Tanto el amor como la política, en sus manifestaciones apasionadas, pueden hacernos perder el sentido de la realidad y encerrarnos en una burbuja, en una fantasía. La carencia de amor provoca dolor, pero afecta de modo individual; sin embargo, la exaltación política atañe a una colectividad, lo que la vuelve más peligrosa. Lo deseable sería que un sentimiento parecido a la fraternidad impregnara la política y que esta se concibiera como lo que debería ser: una actividad racional dedicada al servicio de la gente, al bien general, y no una mera lucha por el poder, que es en lo que se ha convertido.

¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en su novela? 

Ficción pura. Los personajes no son un trasunto del autor ni he vivido nada de lo que cuento. Claro que al escribir también afloran mis preocupaciones, mis ideas o mis deseos, eso es inevitable. Además, creo que la novela es un medio adecuado para plasmar la realidad. Trato de entender la naturaleza humana. Y es precisamente, si logro que los personajes imaginados cobren vida en mi mente, cuando la novela está en marcha y sé que la terminaré.

¿En qué se inspira para escribir?

Escribir para mí es pensar. En general, parto de un tema que me interesa o que me preocupa. A veces empiezo por el título y otras este no se me ocurre hasta el final. Otras, parto de un personaje o de una historia que es solo un mundo nebuloso en mi cabeza que iré desarrollando, pero normalmente escribo sobre un asunto en el que quiero profundizar. La realidad es una inagotable fuente de inspiración.

Dicen que con la pandemia se recuperó el hábito de leer, pero ¿leemos bien? Es decir, ¿sabiendo lo que leemos y pensando sobre ello?

No lo sé. Es cierto que también dicen que el mundo del libro ha sobrevivido y hasta se ha revitalizado con la pandemia. De ser así, sería una excelente noticia. Personalmente, nunca he perdido el hábito de la lectura, aunque leo menos que cuando era joven, y rechazo más. Ahora me gusta leer aquello con lo que aprendo, porque me hace pensar o me dice algo nuevo. Y, desde luego, nunca he dejado de escribir. Escribir es para mí como una adicción relacionada con el propio proceso creativo: escribir es lo que hago, me costaría vivir de otra manera.

¿Son cinematográficas sus novelas o hay historias que solo son para leerlas?

Creo que mis novelas son más reflexivas y literarias que visuales. No obstante, 'La Tribu de los Locos', por su argumento, sus escenarios, su variedad de personajes, sus giros y su trama histórica, podría adaptarse a un guion cinematográfico y resultar una película entretenida.

En esta España de hoy ¿Cómo ve a Aragón?

Se imponen políticas identitarias que no auguran nada bueno. Yendo al tópico de que ‘Aragón es una tierra noble’, pienso que, de momento, esta es una región que no quiere romper nada ni va contra nadie, lo que no significa que los aragoneses no amen sus tradiciones y peculiaridades e, incluso, que se enorgullezcan de ellas. Basta estar el 12 de octubre en Zaragoza, el 10 de agosto en Huesca, o en la Rompida de Calanda para sentir una emoción que haría palidecer de envidia a muchos nacionalistas e independentistas ‘pata negra’. Pero los aragoneses no convierten esa emoción en una confrontación política, no quieren separarse de nadie.

Nacida en Huesca, ha trabajado muchos años en Cataluña y lleva 14 viviendo en Madrid ¿Dónde está su corazón geográfico?

En los lugares donde hay gente a la que quiero, o sea, en todos los que nombras, además de Zaragoza, donde viví, estudié y tengo buenos amigos. Pero mi nido está en Huesca, con mi familia, en esas calles de mi infancia y en la sierra que la rodea; siempre me emociono cuando vuelvo.

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