La Fiscalía pide 8 años a un joven por atropellar a otro en Huesca en "venganza" por la muerte de su expareja

La acusación particular eleva su solicitud hasta los 11 años de prisión por un asesinato en grado de tentativa, mientras que la defensa solo admite 10 meses de cárcel por un delito de lesiones con atenuantes por arrebato, drogadicción y reparación del daño

El acusado, José María B. en primer plano, y al fondo a la izquierda su abogado, Enrique Trebolle
El acusado, José María B. en primer plano, y al fondo a la izquierda su abogado, Enrique Trebolle
Pablo Segura

La Audiencia Provincial de Huesca ha dejado visto para sentencia este jueves el juicio contra José María S., de 34 años, por presuntamente atropellar de forma intencionada en la calle Tenerías de Huesca a otro joven que estuvo de fiesta con su expareja y madre de su hijo de 4 años, la cual murió por una sobredosis de droga tras aquella noche.

La Fiscalía solicita para el acusado una pena de 8 años de prisión  por un delito de homicidio en grado de tentativa. La acusación particular, ejercida por José Luis Espinilla, eleva su petición hasta los 11 años al calificar los hechos como un intento de asesinato, además de una orden de alejamiento por el mismo período e indemnizaciones por las lesiones, las secuelas y los daños morales que suman unos 65.000 euros ya que tiene tres vértebras afectadas y a da de hoy todavía no ha recibido el alta médica.

Por su parte, el abogado defensor, Enrique Trebolle, admite solo un delito de lesiones con atenuantes por arrebato, drogadicción y reparación del daño que considera que se debe castigar con 10 meses de prisión, así como tres años de alejamiento e incomunicación con la víctima y que el acusado siga un tratamiento psicoterapéutico. Además, la compañía aseguradora del vehículo establece una indemnización total de 23.000 euros.

En el turno de conclusiones después de tres días de juicio, la Fiscalía ha argumentado que, en su opinión, ha quedado acreditado que aquel 5 de junio de 2017 José María B. "fue a buscar a la víctima con la intención de matarlo". Ha explicado que esa mañana el acusado fue a la comisaría de la Policía Nacional para interesarse por la investigación de la muerte de su expareja, que había fallecido unos días días. Los agentes, según el Ministerio Público, le vieron "afectado" por la situación en la que se quedaba su hijo "pero no alterado". Y hora y media después, sobre las 12.20, pasó con su furgoneta por la calle Tenerías y atropelló intencionadamente a la víctima, que quedó atrapada entre los bajos del vehículo y la verja metálica de un local "que amortiguó el daño".

La fiscal ha defendido la calificación de intento de homicidio y no de lesiones porque el acusado sabía que la víctima vivía en la zona -en el mismo piso donde una semana antes su expareja fue asistida por una sobredosis de droga que le causó la muerte horas después- y que solía aparcar también allí por lo que, a su juicio, fue "un acto preparado de venganza o de ajuste de cuentas".

El abogado de la acusación particular, José Luis Espinilla, ha ido más allá y ha responsabilizado José María B. de haber diseñado un "plan" para acabar con la vida de la víctima  de forma "premeditada, fría y calculada" como respuesta a la "frustración" que sintió tras ir a comisaría "y ver que no se iba a hacer nada" contra los dos jóvenes que habían estado de fiesta con su expareja la noche antes de morir.

Para este mismo letrado, que el coche de su cliente apareciera ese día con la cerradura manipulada y con un faro roto y que el acusado pasara por la calle Tenerías de camino a la guardería de su hijo justo en el momento preciso en el que estaba agachado junto al citado vehículo mirando esos desperfectos y le atropellara "son muchas casualidades". Además, ha afirmado que la furgoneta fue contra él a una "velocidad excesiva" como demuestra el estado en el que quedó la persiana metálica del local contra el que acabó empotrándose, totalmente doblada. "Entendemos el duelo que debía sentir, pero no que uno pueda tomarse la justicia por su mano", ha subrayado. También ha rechazado la teoría del arrebato recalcando que entre la muerte de su expareja y el atropello había pasado ya una semana.

José Luis Espinilla ha insistido, además, en que su cliente no tuvo "nada que ver" con la muerte de la expareja del acusado relatando que en la noche del 29 de mayo de 2017 ella estuvo cenando primero con unas amigas y a las 2.00 de la madrugada se encontró con un amigo con el que estuvo de fiesta consumiendo cocaína hasta que sobre las 9.00 se unió su representado. Fueron a la casa de este último y allí se tomaron una dosis más y cuando la chica empezó a convulsionar, uno de los jóvenes huyó pero su cliente llamó a los servicios de emergencias y se quedó junto a ella hasta que llegó la ambulancia. Al día siguiente murió y la autopsia, según el abogado, confirmó que había fallecido por un exceso de cocaína. "Pero no fue por esa última raya que se tomaron", ha recalcado.

Desde la defensa, Enrique Trebolle ha negado que el acusado tuviera intención de matar a la víctima porque, según los forenses, las lesiones no afectaron a órganos vitales y la furgoneta circulaba a una velocidad baja, de unos 30 kilómetros por hora, "porque si no había sufrido heridas contusas y fracturas más intensas", han asegurado los dos expertos.

El letrado defensor también ha tachado de "especulación" la teoría del asesinato en grado de tentativa expuesta por la acusación particular "porque nadie vio que mi cliente estuviera esperando con la furgoneta para realizar el atropello". Y en este sentido ha recalcado que fue una "casualidad" que se lo encontrara en la calle "y en esa situación de desesperación por la que estaba pesando, le reconoció y fue contra él en un arrebato o un impulso para darle un escarmiento".

El representante legal de José María B. también ha hecho hincapié en que un perito psiquiatra y otro psicólogo que habían presentado un informe de su parte no habían visto "venganza" en el comportamiento de su cliente. Estos mismos expertos han atribuido la actitud del acusado el día de los hechos a una combinación de factores: "El doble duelo por la pérdida de una persona significativa para él y por la situación en la que se quedaba su hijo, la ansiedad, un carácter impulsivo y la casualidad de encontrarse a la personas que él creía que le había hecho todo ese daño. Todo eso le llevó a un arrebato por la incapacidad de controlar sus impulsos", han afirmado. Con todo, también han negado que sufriera ese día un trastorno mental transitorio.

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