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Ser madre tras superar un cáncer infantil: un proyecto busca mejorar la fertilidad en las supervivientes de esta enfermedad

El 30% de las niñas con cáncer tienen luego problemas para quedarse embarazadas. Investigadores del IA3, con la financiación de Aspanoa, quieren mejorar la técnica de preservación del tejido ovárico.

Los científicos Clara Malo e Iñaki Ochoa, del grupo de investigación TME Lab del I3A, en el laboratorio.
Los científicos Clara Malo e Iñaki Ochoa, del grupo de investigación TME Lab del I3A, en el laboratorio.
Guillermo Mestre

Alrededor del 30% de las niñas que superan un cáncer infantil tienen después grandes dificultades para ser madres. "Ante la enfermedad, la prioridad de las familias es la curación; y lo que menos les preocupa es qué va a pasar dentro de 25 años". Pero cuando llega el momento de quedarse embarazada "se vuelve a enfrentar a ese muro que tuvo cuando era niña y que ocurrió hace tantos años que ni se acuerda". Unos problemas de fertilidad derivados de los agresivos tratamientos que reciben para curarse, especialmente quimioterapia y radioterapia.

Y en esta línea trabaja el grupo de investigación TME Lab del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), liderada por los científicos Iñaki Ochoa y Clara Malo, que se pone en marcha gracias a la financiación de Aspanoa, a través de la Cátedra que esta asociación tiene con la Universidad de Zaragoza para la investigación del cáncer infantil.

Presentación en el IA3 del proyecto de investigación para mejorar la fertilidad de las supervivientes de cáncer infantil.
Presentación en el IA3 del proyecto de investigación para mejorar la fertilidad de las supervivientes de cáncer infantil.
Guillermo Mestre

El proyecto que acaba de iniciar el I3A tiene como objetivo mejorar la preservación del tejido ovárico de las niñas con cáncer, dentro del Programa Impulso con Aspanoa.

La preservación del tejido ovárico todavía se realiza en pocos hospitales de España porque es una técnica pionera y de la que aún queda mucho por estudiar. “Si la niña ya ha empezado a ovular, basta con congelarle los óvulos. Pero si la menor aún no ha comenzado el ciclo reproductivo, la única opción es la preservación del tejido ovárico”, explican los científicos.

Según han reconocido los investigadores Clara Malo e Iñaki Ochoa, el tejido ovárico que se extrae actualmente de las niñas con cáncer "se congela para después, llegado el momento, trasplantárselo". Sin embargo, en este proceso "se pierde el 50% de los folículos o unidades reproductivas". De ahí la relevancia de este proyecto, que consiste en estudiar los actuales procesos de congelación -como el porcentaje de suero utilizado o la pertinencia del biocongelador que se usa hoy en día- y, al mismo tiempo, desarrollar el prototipo de un instrumento comercial que permita automatizar el proceso. Este último proyecto lo codesarrollarán junto con la empresa Beonchip, una 'spin off ' del TME Lab, y que dirige Rosa Monge.

De hecho, los investigadores creen que una parte importante de la mala conservación puede deberse a que la técnica actual requiere mucha manipulación. “Somos expertos en microfluídica y vamos a utilizar estos conocimientos para automatizar el proceso, de manera que cualquier técnico pueda realizar la preservación del tejido ovárico con la mínima manipulación posible, teniendo un control total sobre el ambiente, y asemejándolo lo más posible a las características de un útero para favorecer su conservación”, explican. Ochoa destaca que "se busca estandarizar el proceso" para que pueda llegar a todo el mundo por igual.

Los investigadores han hecho ya los primeros ensayos con ovejas, cuyo tejido ovárico es muy parecido al humano, y en este proyecto lo harán con tejido desechado de pacientes adultas para poder optimizar la técnica antes de hacer los últimos ensayos con tejido pediátrico.

A más largo plazo los investigadores querrían probar si es posible desarrollar óvulos maduros en el propio laboratorio haciendo crecer artificialmente los folículos del tejido ovárico extraído a la niña. “Esto permitiría fecundar el óvulo en el exterior con el futuro esperma del padre, y ya transferirle directamente el embrión a la madre, sin necesidad de tener que hacerle una segunda intervención para trasplantarle el tejido ovárico”, señalan.

Clara Malo e Iñaki Ochoa señalan que les emociona mucho que se apueste por su proyecto: “Hay muy pocos grupos trabajando en esta idea, estamos todos en contacto, y estamos convencidos de que tiene un gran potencial. Esta ayuda de Aspanoa seguro que nos permite avanzar y seguir creciendo”.

En la rueda de prensa han destacado la colaboración de distintas instituciones, como el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IIS Aragón), el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (Iacs) y la Universidad de Zaragoza, además de otras empresas tecnológicas, como Bionchip, y asistenciales, como Viamed Montecanal y Quironsalud. 

Por parte de Aspanoa, su gerente, Juan Carlos Acín, ha destacado que la supervivencia del cáncer infantil "ha mejorado mucho" y supera el 80%: "Ahora hay que pensar en la calidad de vida de los supervivientes", para minimizar las consecuencias de las secuelas de la enfermedad.

Aspanoa, ha dicho, financia siete proyectos de investigación en Aragón, por valor de 520.000 euros: seis están orientados a mejorar la superviviencia de niños con cáncer y otro, que se ha presentado este viernes, a mejorar la preservación del tejido ovárico de las niñas con cáncer.

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