Un preso búlgaro identificado como K. Y., que ha estado varias veces en la prisión de Zuera por robo con fuerza, violencia doméstica y resistencia a la autoridad en los últimos años, se negó el pasado sábado a entrar en su celda después de la comida.

Al llegar frente a su celda les dijo a los funcionarios que quería marcharse de allí y se puso a dar patadas a todo el mobiliario. Cuando entraron para calmarle, el interno agarró a uno de ellos por el cuello e intentó estrangularlo, mientras le daba patadas. Esto ocurría sobre las 14.30, según relata un funcionario. Durante el forcejeo salieron al pasillo de la galería y el preso continuó dándole puñetazos y patadas al trabajador hasta que otros funcionarios lograron reducirlo.

La consecuencia de la agresión fue que el funcionario tuvo que ser trasladado a un centro hospitalario, donde lo atendieron de las heridas sufridas, y ahora se encuentra en situación de baja médica en su domicilio “totalmente magullado por los golpes recibidos”, según fuentes penitenciarias.

Como consecuencia de este suceso, el recluso fue trasladado al departamento de aislamiento, donde siguió insultando y amenazando a los trabajadores de la cárcel del Zuera. En esa coyuntura, continuó dando patadas y puñetazos hasta que lograron reducirle de nuevo. Al parecer, su negativa de ir a la celda podría estar motivada porque tenía problemas de seguridad en el módulo donde estaba preso.

Al día siguiente de las agresiones, el preso optó por romper el cristal de la ventana del módulo de aislamiento dándose de nuevo cabezazos contra la pared, insultando y amenazando a los funcionarios de servicio. La situación obligo a los funcionarios a reducirlo con sujeción mecánica, es decir, con una camisa de fuerza, dada su agresividad.

Protesta de los sindicatos 

Los sindicatos de la prisión han convocado una protesta el próximo sábado (tanto a las 8.00, en la entrada, como a las 20.00, a la salida) para mostrar su rechazo por la situación vivida.

Denuncian la situación que se vive en la prisión aragonesa en los últimos meses y sostienen que en 2023 ha sido la más peligrosa de toda España junto a la de Puerto III (Cádiz). El aumento de las agresiones respecto del 2022 fue de un 80% y hasta el año pasado no se encontraba entre las más conflictivas del país.

Fuentes penitenciarias señalaron que el agresor se encuentra en situación irregular, reside en Aragón y, al parecer, ya era conocido en la cárcel de Zuera porque ya había entrado entre rejas por otros delitos. Con un suceso de este calibre, lo habitual es que al interno se le pase a primer grado por la gravedad de la agresión contra el funcionario y pueda ser trasladado a otra cárcel diferente de Zuera, una vez que pase por la Junta de Tratamiento y lo decida la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.