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Ana María Bielsa: "Virgilio Albiac levanta pasión y admiración en toda España"

Nacida en Fabara en 1960, es Médico Internista y experta en Inmunología. Publica un libro coral de su paisano que ganó el premio Aragón-Goya de 2001 en Nautilus.

Ana María Bielsa ha logrado un bello milagro en torno al pintor Virgilio Albiac.
Ana María Bielsa ha logrado un bello milagro en torno al pintor Virgilio Albiac.
AC/heraldo

"Entré en contacto con el pintor y profesor Virgilio Albiac a través de las urgencias del hospital Miguel Servet. Vino un par de veces. Me llamó la atención su amabilidad, su sonrisa, y que fuera de mi pueblo y yo supiese tan poco de él. Me habló de su pintura con pasión. Tras la segunda visita, quise comprar un cuadro suyo. Me puse a indagar aquí y allá, busqué un libro, una biografía. No había. Llamé a Miguel Caballú, conocedor de cualquier tema cultural concerniente en nuestra comarca, y le pregunté. Me confirmó que no tenía un libro, ni catálogos exhaustivos, y me extrañó. Nuestra relación, e incluyo a su mujer María Dolores, que tiene 108 años y aún vive, se fue intensificando. Decidí hacer una web con sus materiales", explica la doctora Ana María Bielsa Masdeu (Fabara, Zaragoza, 1960), que acaba de publicar 'Virgilio Albiac. Museo de Pintura' (Nautilus Ediciones), con ‘Idea y Coordinación’ suyas.

Cuéntenos cómo empezó a trabajar.
No sabía cómo hacer una web. Eso sí, me dije: "¡Anda que no habré hecho cosas más difíciles! Tengo que aprender". De entrada, recuerdo las múltiples visitas que hice a casa del pintor para rebuscar entre sus papeles y mostrarles los avances que hacía día tras día. Tanto Virgilio como María Dolores me trataban con una sencillez, humildad y educación exquisitas. Todavía ahora, María Dolores, viuda desde 2011, me regala una amplia sonrisa cuando la visito, y me dice: «Anita, no tardes en venir a verme».

¿Cómo eran sus conversaciones?
Entrañables y sencillas. Siempre me preguntaban si hacía mucho que había ido a Fabara y si había visitado, quizás quería decir vigilado, su museo, «a sus niños», tal como se refería a sus pinturas. En julio o agosto iban frecuentemente a Fabara a pasar unas semanas. Esos veranos también aprovechábamos para vernos y charlar un rato por la tarde.

Y usted seguía en su tarea.
Claro. Hice una auténtica inmersión en internet, en monografías, estudios, catálogos, leí los materiales de su estudios, a Ángel Azpeitia, a Jaime Esaín, a Desirée Orús, etc. Quería saberlo todo de su vida y su obra. Y con mucho esfuerzo llegué a hacer una web muy completa que estuvo activa durante bastantes años hasta que se dejó de abonar el alojamiento.

"Me parecía increíble que no hubiera ningún libro sobre semejante artista"

Pero además dio el paso siguiente: la edición de un libro.
Me parecía increíble que no hubiera ningún libro que se pudiera adquirir sobre semejante artista, como le decía. Recibió el premio Aragón Goya de 2001 y es uno de los más galardonados de Aragón, como ha escrito Jaime Esaín. Me pareció imperdonable ese vacío. Así que pensé que alguien debía poner remedio y me lancé a esa nueva aventura, se me ocurrió cómo hacerlo y quise hacerlo. Virgilio siempre me decía: "No te dediques a mí, no me lo merezco". Pero siempre se le iluminaba la cara cuando les ponía al día de las novedades.

¿Tanto le fascinó la pintura?
A veces he pensado que me atraía más la humanidad de los dos que el arte mismo. Pero, su pintura me gusta mucho. Ese colorido que te contagia alegría cuando contemplas un lienzo, cómo veo los campos de mi tierra dibujados con su estilo personal… Ahora, todos podemos aprender a observar los lienzos del museo con los ojos de grandes expertos, un regalo que nos han hecho desde gran parte de la universidad española.

Habla usted del proyecto de libro, ¿no?
Fueron pasando muchas cosas. Para hacer la web vi que en Fabara tenía fotografiadas sus obras con muchísima calidad. La había hecho le pedí que hiciera las fotos de las obras del museo a un amigo fotógrafo alemán que venía mucho por Fabara: Marcus Heilemann, que ha muerto en un accidente de coche. Su obra era impecable, se veían todos los matices de la tela, de los movimientos del pincel, del color. Y eso fue clave.

Entonces se le ocurrió hacer el libro. Nada menos. No sabía mucho de arte…
No fue nada fácil. Me puse en contacto con todas las facultades de Bellas Artes todos los departamentos de Historia del Arte y Pintura de las facultades de Letras y Bellas Artes, además de un profesor dibujo del Instituto Goya y otro de pintura de la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza en los que Virgilio había sido docente, y contacté con 36 facultades, 27 universidades y 38 especialistas. Les invité a visitar la web y les dije que quería publicar un libro colectivo con la mirada de grandes expertos de toda España sobre la obra de Virgilio Albiac.

La nómina es espléndida.
Desde luego. De Zaragoza, entre otros, conté con la ayuda del catedrático Jesús Pedro Lorente, aún no le conozco personalmente, pero siento como si fuéramos viejos amigos, y de Miguel Caballú, a quien conozco desde que me licencié. De Desirée Orús (docente de la Universidad San Jorge), Eduardo Flores (Escuela de Artes y Oficios, actualmente llamada de Diseño y Artes Aplicadas) y Miguel Núñez (Instituto Goya) también fallecido. Escriben en el libro, conmigo y con mi sobrino, Jesús Bielsa, que documenta la biografía de Virgilio Albiac.

¿Cuál fue la respuesta de 38 expertos de toda España?
Como le digo, les dije que mirasen la web, que eligiesen una obra y que, si les apetecía, escribiesen un texto de 2.500 caracteres, que es lo que nos suelen pedir en los congresos médicos. Y todos, todos lo hicieron. Fue algo emocionante. 
Fue un esfuerzo bastante titánico contactar con ellos, y lo hice por correo electrónico y por teléfono. Al final, como ve, la web me llevó a la edición del libro, pero me sucedió algo inesperado. No voy a hurgar en ninguna herida ni voy a extenderme en críticas, pero a nadie le interesó el volumen. Cuando estaba todo preparado para ir a imprenta, con el 2008 se desplomó el proyecto. Todas mis gestiones se fueron al vacío. Entonces yo era residente y no podía asumir el coste de un libro así.

Al final, casi tres lustros después, se ha salido con la suya.Nunca me quité de la cabeza el proyecto. El año pasado me propuse hacer la edición, aunque tuviese que financiarla yo. Hubo un cambio en el Ayuntamiento de Fabara y me dije: «Lo intento de nuevo». Ahora sí ha habido sensibilidad de la corporación y de la Comarca Bajo Aragón-Caspe. Tuve que contactar de nuevo con todos los expertos del país: se habían muerto cuatro colaboradores en este tiempo, entre ellos Marcus Heilemann; uno retiró el texto, otros lo actualizaron y otros le dejaron como estaba.

¿Qué siente ahora cuando ve el libro?
Me llevo muchas experiencias extraordinarias. La primera es haberme hecho amiga de la familia de Virgilio y haber mantenido más de 20 años de cariñosa relación. Luego, haber conocido y colaborado con 40 pedazos de expertos en pintura: el trato y los ánimos que me han dado en todo momento ha sido muy, muy emocionante y gratificante.

¿Algo más?
Me ha gustado comprobar que Virgilio levanta pasiones y admiración en toda España. Presentamos el libro el próximo 29 en la Diputación de Zaragoza.

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