Casi el 20% de los jóvenes aragoneses de 14 a 18 años han consumido tranquilizantes con y sin receta

Mientras las intoxicaciones etílicas y fumar registraron ligeros descensos en 2023, el uso de cigarrillos electrónicos y la ingesta de bebidas energéticas siguen al alza.

Píldoras de un medicamento
Píldoras de un medicamento
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El consumo de hipnosedantes (tranquilizantes y somníferos) entre los estudiantes aragoneses, tanto con receta como sin ella, sigue al alza. El 19,4% de los jóvenes de la Comunidad de entre 14 y 18 años ya asegura que los ha consumido alguna vez en la vida, y de ellos un 9,4% sin que se los hubiera prescrito un médico. Así lo reflejan los resultados de la ‘Encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias (Estudes)’ de Aragón de 2023, llevada a cabo por el Ministerio de Sanidad, para la que se ha entrevistado a 2.251 chavales.

Mientras el uso de este tipo de psicofármacos crece, el de otras drogas como el alcohol y el tabaco han registrado ligeros descensos, aunque siguen siendo las sustancias psicoactivas más extendidas entre los estudiantes de secundaria. La tendencia al alza sigue siendo patente en la utilización de los cigarrillos electrónicos o vapeo y la ingesta de esas bebidas energéticas cuya venta a menores de edad ya se ha empezado a regular en algunas comunidades autónomas.

Los datos reflejan un aumento del consumo de los psicofármacos depresores del sistema nervioso central que alarma a los especialistas. En 2019, según esta mismo informe de Estudes, eran un 16,9% los estudiantes que reconocían haber recurrido en alguna ocasión a los hipnosedantes, lo que supone un incremento de 2,5 puntos porcentuales frente al 19,4 actual.

En los diferentes plazos temporales que abarca esta investigación se repite este aumento. El 15,5% de los alumnos los consumieron en el último año –en 2019 eran el 11,4%– y el 7,7% en el último mes –hace cuatro años eran el 5,6%–.

Además, analizando los datos en función del sexo, se trata de una práctica más extendida entre los chicas que entre los chicos, algo que ocurre en toda España. De hecho, ellas arrojan uno de los mayores incrementos, 8,6 puntos, pasando del 14% que recurrían a ellos en el último año en 2019 al 22.6% en la actualidad.

¿A qué se debe el repunte de esta droga entre los adolescentes? El responsable del departamento infantojuvenil de la Asociación Aragonesa pro Salud Mental (Asapme), Manuel Martínez, considera que esta tendencia está relacionada refleja los "cambios sociales" que se han producido. "Ahora entre los adolescentes hay un sentimiento de desesperanza y sensación de que les espera un futuro complicado. Se enfrentan a ello con una incertidumbre y una ansiedad que generaciones anteriores no sufrían de una forma tan frontal", explica.

Este especialista asegura que también se ven influenciados por una "dictadura de la felicidad basada en la negación del sufrimiento y el malestar" que les lleva a tratar de buscar " las soluciones más rápidas" a sus problemas.

Fácil acceso a los fármacos

Martínez insiste en que, en el caso de quienes recurren a tranquilizantes, sedantes o somníferos con prescripción médica, está claro que "hay una dispensación que está muy controlada", pero lamenta que en ciertos ámbitos como el de la salud mental se "sobreutilizan" ante la imposibilidad de los profesionales de hacer un seguimiento más continuo de los pacientes por falta de personal y tener que demorar las consultas varios meses.

Este experto destaca que a los chavales de estas edades les resulta "relativamente sencillo" conseguir estos medicamentos que "están en muchos hogares" y se hacen con los sobrantes o los comparten o adquieren a compañeros de su edad. Martínez aboga por una mayor "información" sobre estas sustancias y sus riesgos, puesto que en las consultas están detectando que su utilización "se está normalizando".

Entre estos psicofármacos depresores del sistema nervioso central se encuentran el lorazepam (Orfidal ) o el bromazepam (Lexatin) que tienen efectos ansiolíticos. Hay otros que son relajantes o anticonvulsionantes, como el diazepam (Valium). Los especialistas consideran que mayoritariamente no los usan de forma lúdica para colocarse, sino para minimizar momentos de ansiedad, estrés o agobios por malestares y preocupaciones.

El alcohol, principal problema

La caída de la ingesta de bebidas alcohólicas, de las borracheras y el consumo de alcohol y cannabis entre los jóvenes durante la pandemia se atribuyó a los años de pandemia, el confinamiento y las restricciones, ya que se prohibieron reuniones y hubo toque de queda. El año pasado estos hábito cayeron ligeramente y habrá que esperar futuras encuestas para comprobar si esta propensión se confirma o no.

"Ahora entre los adolescentes hay un sentimiento de desesperanza y sensación de que les espera un futuro complicado. Se enfrentan a ello con una incertidumbre y una ansiedad que generaciones anteriores no sufrían de una forma tan frontal"

Las sustancias con potencial adictivo más frecuentes siguen siendo las que los mayores de edad pueden adquirir de forma lícita: alcohol y tabaco. La proporción de estudiantes que aseguran haber bebido en el último año ascienden al 78,7% –en 2019 eran un 80%–, mientras que los que han fumado en el mismo periodo son un 32,5% –hace cuatro años, un 38,1%–. Las intoxicaciones etílicas agudas también caen. El año pasado el 55,5% de los adolescentes dijeron que se habían emborrachado alguna vez, cuando en 2019 fueron un 58,2%.

El cannabis es la primera droga ilegal, con el 28,8% de los estudiantes que la han consumido en el último año. En 2019, el dato era de 34,9%. El estudio detalla que un estudiante consumidor de cannabis en los últimos 30 días se fuma una media de 3,5 porros y la gran mayoría, un 77,4%, mezclándo con tabaco.

El uso del cigarrillo sigue ganando peso entre los adolescentes. Ya son un 51,2% los que lo han usado alguna vez, cuando hace cuatro años eran un 44,5%. El número de jóvenes fumadores electrónicos se disparó entre 2017 y 2019 cuando se duplicó. Las bebidas energéticas, que se encuentran en el punto de mira por su negativo impacto, están de moda. Un 46,2% de los chavales contestan que las habían ingerido en el último mes, lo que supone un llamativo crecimiento respecto a 2019, cuando eran 38,2%. Además, el 19,6% optaron por mezclarlas con alcohol.

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