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Pedro Gómez: "Llevo medio siglo sacando toreros a hombros"

Junto al gaditano Curro Cano, es el más famoso transportador de toreros a hombros de España.

Pedro Gómez, delante de la puerta grande de la plaza de la Misericordia,
Pedro Gómez, delante de la puerta grande de la plaza de la Misericordia,
Guillermo Mestre

Dicen que usted es el costalero más famoso de la tauromaquia, el que saca a hombros por las puertas grandes de toda España a las máximas figuras del toreo.

No me gusta la palabra costalero.

‘Capitalista’, entonces.

Hay quien lo llama así, pero yo de capitalista tengo poco: no tengo ni un duro… Y tampoco me gusta la palabra capitalista. Mejor, transportador de toreros.

Ha llegado cojeando a la puerta grande de la Misericordia.

Tropecé esta mañana y me hice daño. He ido al hospital y todo. Ya perdonará que haya llegado tarde. Me ha traído Ángel Muñoz, que, además de tener una pescadería de lujo, se porta muy bien conmigo.

La gente le quiere, Pedro.

Voy tirando como puedo. Desde hace cinco años vivo en una habitación junto a la calle de Italia. Habitualmente resido en Zaragoza, pero voy por toda España. Ya llevo medio siglo sacando toreros a hombros de las plazas.

¿Cómo se inició esta historia tan singular?

¿Quiere que le cuente mi vida?

Claro.

Siendo muy pequeñito, me llevaron a Paracuellos del Jarama, en Madrid. Después pasé por el asilo de San José, en Carabanchel Alto. De allí me escapé con 12 años. En estas, aparecí de maletilla en la plaza de toros de Vistalegre con 14 años. Éramos decenas de chavales esperando una oportunidad.

¿Se llegó a vestir de luces?

No. También iba a descargar camiones en Legazpi. Siempre me he ganado la vida como he podido. También iba de maletilla, viajando de polizón en los trenes. Así, de capa, conocí a Justo Benítez.

Justo Benítez, matador de toros nacido en Utrillas.

Eso es. Justo me llevó a las minas de Utrillas a trabajar, pues su padre era encargado allí. Comencé a sacar toreros a hombros en Teruel. Seguía trabajando y los fines de semana iba donde toreaba José Tomás, que me gustaba mucho.

Y a mí...

Conocí a José Tomás en Badajoz. Estaba empezando, pero ya dije que sería figura grande. José Tomás es un señor y me invitó a su casa de Galapagar y comí con él y con su abuelo. Le he sacado tres veces por la puerta grande de Las Ventas, por la Puerta del Príncipe de Sevilla, muchas tardes en Barcelona, en Nimes, en Dax. Después, al Juli, al Tato, al Litri, a Ponce, ahora a Roca Rey, también a Morante. Todos los toreros se portan muy bien conmigo. Igual que los rejoneadores: Diego Ventura, antes Fermín Bohórquez, todos.

¿Quién es el que mejor se porta?

Se portan todos bien, como le decía. Alguno hasta me deja dormir en el hotel cuando lo abandonan. He dormido en ‘suites’ elegantes, no crea usted.

Es conocido en todas las ferias, sale en todas las fotos de puerta grande.

También viene Curro Cano, que es de Cádiz, aunque ahora vive en Huete (Cuenca).

¿Y cómo coinciden?

Yo viajo en autobús.

Vaya palizas en autobús…

Sobre todo, cuando hay que ir a Nimes, que son 12 horas de viaje.

Y todo, por una propina, esperando que algún torero corte dos orejas y haya puerta grande…

Siempre me dan algo aunque no haya puerta grande. Recorro toda España. Hago toda la temporada. Comienzo en Valdemorillo. Después, Olivenza, Castellón, Valencia, la Feria de Abril de Sevilla, San Isidro en Madrid, Nimes, San Fermín en Pamplona, más al norte en Santander y Bilbao, hasta acabar en la Feria del Pilar de Zaragoza.

¿Cruzará el océano para ir a México a la Feria de San Marcos de Aguas Calientes?

No: viajar en avión me da miedo.

¿Y la publicidad que luce en su camiseta de faena?

Es del Hotel Palacio del Mar de Santander. Don Juan Renero se porta sensacional conmigo.

Después de tantos años transportando toreros a hombros, ¿cuál es el secreto de su condición física? ¿Qué entrenamiento sigue?

¿Entrenamiento? Aún le parece que he descargado pocos camiones en mi vida...

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