Comprar a granel: "Es volver a la cultura del aprovechamiento, de comprar lo necesario y consumir menos"

Entre el colmado de antaño y la mirada futurista que piensa en un planeta con menos residuos, las tiendas de venta a granel van haciendo granero.

Las tiendas de venta a granel proponen otra forma de comprar, reutilizando envases y evitando el desperdicio alimentario. En la imagen, Adela García, en De Ida y Vuelta.
Las tiendas de venta a granel proponen otra forma de comprar, reutilizando envases y evitando el desperdicio alimentario. En la imagen, Adela García, en De Ida y Vuelta.
Francisco Jiménez

Una gran sonrisa y un cóctel de aromas recibe a todo aquel que entra en la tienda. Los olores que dan la bienvenida tienen toques de canela, orégano, té, pimienta, manzanilla..., que se venden a granel. La sonrisa la pone el entusiasmo de la propietaria de De Ida y Vuelta Casa de Graneles.

Adela García abrió su puerta al público hace tan solo unos meses, en mayo de este año. Siempre había sido su ilusión montar su propio negocio y la venta del piso heredado de su padre lo hizo posible. Embarcarse en la venta a granel de productos de alimentación y limpieza enlaza con su filosofía de vida: "Con la cultura del usar y tirar y tanto envase de plástico hemos hecho un basurero del mundo, ¡y eso que no vemos los microplásticos!", advierte. 

Ella fue clienta antes que tendera, "y me di cuenta de que no siempre resulta fácil comprar a granel; a veces es difícil y caro, porque hay mucha tendencia al producto ecológico y al granel selecto, que no todo el mundo se puede permitir". Así que optó por "productos normales –legumbres, pasta, arroz, harinas, especias, frutos secos, sémolas, detergentes, jabones...–, que una compra cuando los necesita".

Antes de lanzarse, hizo una encuesta por internet en la que encontró palabras de ánimo y mucho interés, "aunque otra cosa son los hechos, al final, es un esfuerzo consumir así, trayendo tu propio envase". Para ponerlo fácil, incluso regala envases reutilizados. 

La máxima de no generar residuo impregna todo. Así, ofrece enviar el tique por correo electrónico para no consumir papel y crea sus propias tarjetas de la tienda dando un nuevo cometido al cartón del papel higiénico, aplanado y recortado. Al final, "es volver a la cultura del aprovechamiento –resume–, de comprar lo necesario y consumir menos". Le encanta cuando una clienta llega con su tarro de cristal "con un culín aún de algo". Se coloca en la balanza, se pone a cero y después se pesa lo que haya rellenado.

Conciencia medioambiental

Las tiendas a granel están proliferando en España y también en Aragón. "Son reflejo de una mayor concienciación sobre el problema medioambiental: reducción de envases plásticos, alimentación ecológica, consumo de proximidad, reducción del desperdicio", enumera Elena Fraj Andrés, profesora del departamento de Dirección de Márquetin e Investigación de Mercados de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Zaragoza.

Aunque crece el número de consumidores concienciados con el medio ambiente, en la decisión de compra aún pesan más otras variables

Investigaciones recientes reflejan que "los hábitos de consumo están cambiando en los últimos años, aunque no siempre hacia conductas más responsables. La compra ‘online’, por ejemplo, cada vez más habitual entre los consumidores, también tiene sus impactos sociales y medioambientales". Aunque los estudios confirman que cada vez hay mayor número de consumidores más concienciados con el medio ambiente, con una actitud favorable a la compra de productos respetuosos con el entorno, la realidad indica otra cosa: "El comportamiento final del consumidor no es coherente con esta concienciación y actitud. Es decir, todavía pesan más otras variables a la hora de decidir una compra: conveniencia, precio, calidad...", apunta Fraj.

Hacer números

Nieves Ruiz tiene mucha experiencia en la venta a granel, pues abrió su tienda, Sin Huella, en enero de 2015. "Es complicado este negocio –asegura–. Cuando abrí, no había aún ninguna tienda de este tipo en Zaragoza, algunas de las que abrieron después acabaron cerrando y, ahora, los supermercados se están empezando a meter en el granel y es un problema para el comercio pequeño". Es el caso de cadenas como el grupo Auchan (Alcampo) y Carrefour. A ello se une que, en estos momentos, "todo ha subido de precio y la economía de la gente no está para muchas, la gente no llega y deja de gastar dinero en alimentarse bien". Algo que para ella, es primordial: "Prefiero comer ecológico y seguir llevando una camisa que me dure seis años". 

En los productos más baratos, "las tiendas tienen más beneficios, pero si trabajamos un producto caro, hay que hacer muchos números para que no se encarezca demasiado de cara al público". 

Esta experimentada vendedora también ha observado cambio en lo de llevar el propio envase. "Antes de la pandemia, la tienda estaba organizada como autoservicio y casi todo el mundo venía con sus recipientes; ahora son muchos menos, como un 60% menos", comenta. Excepto con el detergente a granel; "ahí no tienen más remedio, porque me niego a vender plástico con el detergente". Todo lo que vende lo utiliza en la casa de campo donde vive "y mi botella de detergente para la lavadora la uso desde hace tres años y medio. Impecable la tengo".

Plásticos a toneladas

"¿Sabías que una media de 8 millones de toneladas de plástico es vertida cada año a los océanos? Esto equivale a vaciar un camión de basura lleno de plásticos cada minuto. Si no cambiamos de tendencia, en 2025 nuestros océanos tendrán una tonelada de plástico por cada tres de pescado, y en 2050 habrá más plásticos que peces –estima el informe ‘Contaminación por plásticos’ del Instituto DKV de la Vida Saludable y Ecodes–. Piensa en todos los plásticos que puedes dejar de usar en tu hogar". Es para pensárselo, la verdad. Y hay más datos que añadir a la montaña. 

Cada minuto se compra en todo el mundo un millón de botellas de plástico. En su mayoría se usa solo una vez y durante unos minutos, mientras que en la naturaleza puede durar de 450 a 500 años hasta que se degrade. La vida útil de una bolsa de plástico es de menos de 15 minutos, pero, dependiendo del material y de las condiciones ambientales, le costará degradarse entre 10 y 400 años.

A muchas personas les horroriza llenar sus carros de compra con envases que, en muchas ocasiones, tienen vidas útiles fugaces antes de acabar en el contenedor amarillo. Aún más impactante es encontrar en el supermercado una manzana en una barquilla recubierta de un film y que, además, lleva una etiqueta. A ese sinsentido se le llama en inglés ‘overpackaging’, es decir, sobreenvasar los productos, y "es un problema presente en el mercado en la actualidad, es fácil encontrar productos con envases compuestos por distintos elementos que, en realidad, no serían necesarios", señala Ignacio Gil. 

En la asignatura optativa Envase y embalaje que imparte en el grado en Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo de Producto, la sostenibilidad es un tema que ocupa un lugar central. Admite que "en algunas ocasiones se priman la estética y el márquetin" o bien ocurre que, "simplemente, la sostenibilidad no se ha tenido lo suficientemente en cuenta durante el proceso de diseño". Sin embargo, también constata que la tendencia está cambiando "de manera notable" en los últimos años hacia unas mejores prácticas. Pero la cuestión es, literalmente, enorme, ya que "el problema principal que tienen los envases en cuanto a sostenibilidad es el volumen: por pequeño que sea el problema, como la cantidad de envases que se produce es enorme, se multiplica y se convierte en un problema (a su vez) enorme".

Actualmente, este profesor analiza, en colaboración con otra investigadora de la Universidad Técnica de Delft (Países Bajos) la actitud y percepción del consumidor ante el uso de envases reutilizables para la comercialización de productos de gran consumo. Aprecian que "lo que cada vez menos gente duda es que, si se trata de ser sostenibles, reciclar, reducir plásticos, etc. son prácticas necesarias, pero ni mucho menos son la solución: la única alternativa realmente efectiva es explorar formas por las que seguir usando los productos (en este caso, envases) de forma reiterada y hasta agotar su vida útil. 

Por supuesto el reto es enorme, porque ni para cualquier producto es posible ni pueden usarse los envases existentes tal cual (son necesarios rediseños desde cero que permitan su reutilización)". Pero cada vez está más claro que debería evitarse "emplear energía, materiales y recursos en productos que, a veces, usamos durante solo unas pocas horas y se tiran".

Por otro lado, la compra a granel permite también llevarnos a casa solo lo necesario y no cargar con un kilo de algo que queremos probar o un frasco entero de una especia si no hace falta. "Hay hombres ‘cocinitas’ que vienen a por la cantidad justa de un producto para hacer una receta", apunta Adela García.

Desperdicio alimentario

Cada año, según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), dos tercios de la producción mundial de alimentos se pierde y desperdicia a lo largo de toda la cadena de suministro. En España, en 2022 se desperdiciaron alrededor de 1.200 millones de toneladas, un 6,2% menos que en 2021. Sin embargo, comenta Elena Fraj, "se cree que este descenso se debe no a una mejora en la gestión de los alimentos en los hogares, sino a una reducción en su consumo". Los precios más elevados de los alimentos obligan al consumidor a planificar mejor sus compras y a adquirir solo lo necesario para, por ejemplo, confeccionar los menús de la semana. Además, "tras el confinamiento por la pandemia, se cocina menos en casa y se come más fuera".

El Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2) ha participado en el proyecto Erasmus + ‘Zero Waste’ elaborando una encuesta sobre desperdicio alimentario que revela que los participantes "sí creen que se ha producido un cambio en la forma de gestionar los alimentos en el hogar desde la pandemia, ya que hay más concienciación sobre el consumo responsable, pero, contrariamente, también reconocen comprar más de lo necesario", señala la investigadora del IA2 María Garrido. Además, identificaron como principales causas del desperdicio alimentario en sus propios hogares las sobras o comida no consumida y los alimentos caducados.

Frente a la cultura del usar y tirar, alargar la vida útil de los envases y reutilizarlos para comprar a granel es seña de un consumo responsable

¿Qué hace a un consumidor responsable?

Parece que el consumo responsable, aunque no siempre se materializa con hechos, sí que es, al menos, una aspiración. Pero ¿qué hace a un consumidor responsable? No es fácil medir el consumo responsable "porque abarca multitud de conductas y porque cien por cien responsable no hay nadie", opina Elena Fraj. Partiendo de esta idea, los estudios indican que un consumidor responsable se caracteriza "por valorar las consecuencias que sus decisiones de consumo, hoy, pueden tener sobre su persona y sobre la sociedad a medio/largo plazo". Así, "un consumidor responsable es quien compra productos respetuosos con el medio ambiente, productos locales, de proximidad, de temporada, etc. Quien se pregunta por lo que hay detrás de la elaboración del producto que va a adquirir (condiciones laborales), quien prefiere comprar productos a granel y reducir los envases de plástico, quien trata de reducir el desperdicio alimentario, quien trata de evitar la compra de productos y, en su lugar, opta por su alquiler, quien trata de reducir el consumo de agua, energía, etc.", enumera.

Los jóvenes españoles están preocupados por el medio ambiente, sobre todo por el tema del reciclaje y la cantidad de envases que se genera con el consumo, pero no les preocupa tanto el problema del desperdicio de alimentos

Las tiendas que venden a granel están en la ecuación, recrean los colmados de siempre pero miran lejos, a un futuro más sostenible. ¿Cómo lo ven los jóvenes? En el grupo Generés del Instituto de Investigación en Empleo, Sociedad Digital y Sostenibilidad de Unizar han estudiado la percepción de los jóvenes de entre 18 y 35 años sobre diversas conductas responsables. "Observamos –indica Fraj– que los jóvenes españoles están preocupados por el medio ambiente, sobre todo por el tema del reciclaje y la cantidad de envases que se genera con el consumo, pero no les preocupa tanto el problema del desperdicio de alimentos, de hecho, son quienes más desperdician". En Aragón, los datos indican que los jóvenes se preocupan por el desperdicio alimentario y declaran estar concienciados con sus consecuencias. Reconocen que no siempre pueden evitarlo, pero –y aquí luce el rayo de esperanza– su intención es reducirlo o eliminarlo en el futuro.

Adela García, ante la puerta de su establecimiento, De Ida y Vuelta Casa de Graneles, en la calle Bretón, 48.
Adela García, ante la puerta de su establecimiento, De Ida y Vuelta Casa de Graneles, en la calle Bretón, 48.
Francisco Jiménez

"Intento ayudar a que el planeta esté mejor"

Adela García eligió establecer su negocio en el barrio Universidad para separarse de otras tiendas a granel del centro de Zaragoza. De Ida y Vuelta tiene unos meses de vida y aún está despegando. Ha optado por productos de uso cotidiano como legumbres, pasta, arroz, harinas, especias, frutos secos, infusiones..., así como todo tipo de artículos de limpieza y productos de cercanía como nueces de Montalbán o huevos de Peñaflor, uno de sus ‘best sellers’, después del detergente de lavadora de lavanda y la lenteja pardina. "En los jabones es muy evidente lo que ahorras al no pagar el envase", pero sabe que "hay que ponérselo fácil a la gente para cambiar los hábitos de consumo". Desde su mostrador, intenta ayudar "a que el planeta esté mejor".

Aragranel, con José Luis Garrido al frente, se ubica en Camino de Puente Virrey, 50.
Aragranel, con José Luis Garrido al frente, se ubica en Camino de Puente Virrey, 50.
Rubén Losada

"Puedes probar con poco y repetir si te gusta"

Cuando empiece la temporada, Aragranel, en el barrio de San José, tendrá 15 variedades de judías. "A lo largo de octubre vendrán las nuevas", adelanta José Luis Garrido. Acompañan al surtido de legumbres, las especias, frutos secos, frutas deshidratadas y desecadas, semillas, 12 tipos de cafés aromatizados y más de 20 de diversas procedencias, de El Salvador a Uganda... La venta a granel permite "probar algo comprando un poco y repetir si te gusta, no hace falta llevarse un kilo, como en un supermercado". Lo que más vende son las legumbres, seguidas de los frutos secos y las especias, estas últimas "de poco en poco". Productos estrella por su aceptación son el jenjibre deshidratado y los arándanos sin azúcar.

En la avenida de Pablo Gargallo, 39, Cristina Cano atiende en Verde Granel.
En la avenida de Pablo Gargallo, 39, Cristina Cano atiende en Verde Granel.
Rubén Losada

"Cuesta tiempo hacer rueda de clientes"

En 2013, Cristina Cano abrió Verde Granel en La Almozara. Una tienda especializada en productos de limpieza e higiene desde la que ha visto cómo "los primeros cuatro o cinco años, a la gente le chocaba eso de venir a rellenar sus botes; otras tiendas no aguantaron; necesitas que pase un tiempo hasta hacer rueda de clientes que vuelven cada cuatro semanas". Poco a poco, la han ido conociendo y "la gente se va concienciando". Ella es de Barcelona y cuando vino a vivir a Zaragoza vio que no había ninguna droguería a granel, así que se decidió a montar "la quinta de toda España" para vender desde lavavajillas a champús o ambientadores. Asegura que "no hay perfil de cliente: parece algo de gente joven y moderna, pero tengo señoras de 80 años".

Nieves Ruiz regenta Sin huella, en el Coso, 156.
Nieves Ruiz regenta Sin huella, en el Coso, 156.
Rubén Losada

"No generar residuos es mejor que reciclar"

Artesano, ecológico y de cercanía. En la tienda de Nieves Ruiz no entra un producto que no cumpla, al menos, una de estas premisas. En 2015 abrió Sin Huella, la que, cuenta, fue "la primera tienda de Zaragoza de venta a granel y filosofía ‘cero plásticos’". En su establecimiento ofrece actualmente 2.800 referencias, entre las que hay gente que busca expresamente sus tés, el cacao puro, el azúcar de abedul, la amplia oferta de productos veganos... "Hay mucha venta de picoteo y de gente que compra lo justo, lo que necesita", señala. Su máxima es "no generar residuos, mejor que reciclar". Cuando, por lo delicado del producto, especialmente en verano, no hay más remedio que vender envasado, evita a toda costa que sea en plástico.

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