Aragón registra entre 20 y 30 supercélulas al año

El zaragozano Carlos Calvo, doctorando en Transiciones Tropicales, explica que el fenómeno que dio lugar a lo que pudo ser una catástrofe es algo relativamente frecuente en la Comunidad.

La gran tormenta del pasado 6 de julio fue desencadenada por una supercélula.
La gran tormenta del pasado 6 de julio fue desencadenada por una supercélula.
Krisis

Ha pasado un mes desde que Zaragoza se vio arrasada por la que ya se considera una histórica tromba de agua. La tormenta que descargó el pasado 6 de julio sobre las seis de la tarde en la capital todavía deja resquicios en algunos puntos de la ciudad y sigue presente en la memoria de muchos vecinos que fueron sorprendidos, en cuestión de minutos, por una tromba de agua poco habitual en la provincia

A pesar de que las consecuencias fueron muy graves, el fenómeno que dio lugar a lo que pudo ser una catástrofe es algo relativamente frecuente en la comunidad de Aragón, donde se registran "entre 20 y 30 supercélulas al año", según Carlos Calvo, doctorando en Transiciones Tropicales por la Universidad de Valladolid.

Desde el punto de vista meteorológico, lo que desencadenó la gran tormenta de lluvia y granizo en Zaragoza tiene nombre y apellido. Se trata de una supercélula de alta precipitación, "un tipo de supercélula de muy alta intensidad", explica el zaragozano. Este fenómeno se define como un formato de tormenta en rotación provocada por la unión de dos corrientes de aire desacopladas, una ascendente y otra descendente. "La columna vertical rota formando en su interior un mesociclón -un vórtice de aire que gira sobre sí mismo- que hace que la tormenta adquiera una dinámica propia y se propague de una forma anómala", argumenta el experto.

Aragón es un territorio muy propicio para la formación de tormentas.
Supercélula sobre Cariñena captada desde Fuendetodos el pasado 3 de junio.
Gerardo Abío

Carlos Calvo, junto a Yago Martín y Miguel Cívica, ha dado forma a un proyecto que tiene como objetivo identificar y caracterizar este tipo de suceso atmosférico. Ellos mismos, como auténticos cazatormentas, trackean las supercélulas mediante las imágenes de radar de la Agencia Estatal de Metereología (Aemet) para recoger su recorrido con una elipse y así poder identificar cuál es su punto de partida. Al parecer, la convección que descargó en Zaragoza el pasado mes, tal y como señala el geógrafo, "se organizó en el interior de Soria llegando a ser ya supercélula, entró en la Ribera Alta del Ebro y bajó hacia Zaragoza" movida por la corriente del viento rector.

Gran cantidad de energía atmosférica

En la capital aragonesa, el sur fue la principal zona afectada donde se registraron hasta 54 l/m² en apenas media hora formando un auténtico torrente de agua que arrastró vehículos e inundó varios puntos de la ciudad. La fuerte precipitación recayó en zonas con una excesiva pavimentación impermeable que impidió que la tierra pudiera tragar, "provocando que los barrancos se inundaran", apunta. Aunque las supercélulas son causantes de episodios meteorológicos severos debido a que provocan un empeoramiento en las condiciones climáticas en un lapso de tiempo muy corto, una tormenta unicelular "habría podido ocasionar los mismos daños", subraya. Pese a que el clima suele ser el factor determinante en estos casos, "la litología también es un agente muy influyente", aclara Calvo.

Además del propio fenómeno, los expertos destacan algo que tuvo especial relevancia en lo ocurrido el pasado mes: las cantidades de energía atmosférica que se acumularon. El flujo de humedad procedente del Mediterráneo "se solapó con altos valores de cizalladura vertical" y estos dos ingredientes organizaron el sistema, puntualiza el investigador. Aparentemente, “ese día había mucha humedad precipitable” en la atmósfera y esto tuvo que ver en la cantidad de litros de agua por metro cuadrado que descargaron en Zaragoza

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión