Gordofobia: "Que una gorda se ponga una minifalda no debería ser un acto de valentía"

El fenómeno de Shein, el monstruo textil chino que amenaza el reinado de Inditex o Zalando, radica en sus controvertidos bajos precios, pero también en que atiende como nunca a un sector del mercado olvidado, incluso discriminado: el de las tallas grandes. ¿Por qué un gordo no puede todavía vestirse como los demás?

Raquel Escodar (izquierda) y Mary Carmen Bozal.
Raquel Escodar (izquierda) y Mary Carmen Bozal.
Toni Galán

"¿Tú has visto una recepcionista de hotel gorda, una azafata, una meteoróloga, una dependienta de una gran cadena?" "¿Recuerdas alguna película donde la protagonista sea gorda que no sea una comedia o que si lo es el guion no vaya precisamente de eso?" Este reportaje empieza al revés, son ellas las que preguntan a la periodista. Y les contesto que la verdad es que me cuesta visualizar un gordo de cara al público y que a bote pronto en el cine o en la tele me vienen a la cabeza el Piraña y eso que cantaba de 'Comer, comer'. O el gordico de los Goonies. Tan graciosos. Tan comparsas. Tan asumidos por mí en ese papel. Y pienso: "¿Seré gordófoba? Más aún: ¿Soy gordófoba porque el mundo me ha hecho así?

Quienes me han lanzado estas preguntas son Mary Carmen Bozal y Esther Ferrández. Tienen 37 y 53 años, respectivamente. La primera regenta una agencia de comunicación y la segunda es actriz y cantante, un rostro conocido de la farándula local, sobre todo a raíz de ser elegida por Bigas Luna como vedette de El Plata, donde compartía escenario con Vicky Tafalla, una pareja artística que sigue viva con el nombre de Cardiaca y Plástica.

Esther Ferrández, actriz y cantante.
Esther Ferrández, actriz y cantante.
Guillermo Mestre

Mary Carmen se mueve entre la talla 48 y la 50. Esther, entre la 46 y la 48.  ¿Y saben qué? Se ven y se encuentran estupendamente. Su problema no es otro que la manera en que las ven los demás: prácticamente no hay un solo día de su vida en que no se les recuerde su peso de una u otra manera. No estamos hablando de episodios de acoso o insultos (que, por desgracia, también los ha habido) sino de cuestiones que se plantean con total normalidad. Barreras diarias que las aíslan o las privan de lo que otros obtienen sin problemas. Lo que para la mayoría es natural, para muchos gordos es aspiracional, un privilegio reservado para los demás. "Un flaco no tiene que levantarse cada día a luchar contra el mundo", resume Mary Carmen.

Esta discriminación se escenifica, según su experiencia, en dos terrenos principales: las tiendas de ropa y la ausencia de referentes adecuados en la esfera pública.

"A los gordos se nos esconde", afirma Mary Carmen Bozal, que lleva años haciendo activismo antigordofóbico. Si bien admite que en estos años se ha avanzado algo, considera que aún falta mucho camino por recorrer.

Empecemos por la industria de la moda. "Es evidente que se está haciendo un esfuerzo y la oferta de modelos y tallas se ha ampliado, pero me pasa muy a menudo que cuando entro en una tienda y pido mi talla me remiten a la compra 'online'. ¿Por qué no tengo el derecho de entrar a un probador como el resto de la gente, por qué por ser gorda me recluyen en casa, por qué una chavala gorda no puede ir de compras con sus amigas, ponerse lo que se ponen las demás?". Y eso si no les dicen nada más verlas lo de "lo siento, pero aquí no hay nada para ti". "Sí, eso pasa", me dice al ver mi cara de estupefacción.

"Yo solo me siento gorda cuanto entro en una tienda de ropa", dice categórica Vicky Tafalla, que además de actriz y cantante junto a Esther, es modelo 'curvy': usa la 50 o la 52.

Habla Esther: "Con los gordos no hay prudencia. La gente se permite tocarte la barriga o un 'ahora sí que estás guapa', si alguna vez pierdes algún kilo". "Me dicen: 'Se te sale la chicha' Y yo: 'Tengo espejo en mi casa, gracias'", cuenta Mary Carmen.  "O lo de 'con lo guapa que eres, lo gorda que estás'", añade Vicky.

Esther recuerda sus años en El Plata junto a Vicky, cuando actuaba ligera de ropa y libérrima. Despampanante: "Mujeres gordas se me acercaban y me daban las gracias porque se sentían representadas. Una me dijo: 'Me has hecho ver que si yo quisiera, podría'"

Vicky Tafalla, modelo y actriz, y BegoñaAbad, de la tienda Skandalo.
Vicky Tafalla, modelo y actriz, y Begoña Abad, de la tienda Skandalo.
Francisco Jiménez

Tercia Raquel Escodar. Es peluquera. Y rockabilly. A lo largo de su vida ha variado de talla, pero actualmente está entre la 48 y la 50 y se las ingenia (ya habrán deducido a estas alturas que no es fácil) para vestirse coquetamente con moda del estilo de los años 50, la mayoría hecha a mano (con el gasto extra que supone). Como sus compañeras se queja de la "condescendencia" con que a sus 41 años cierta gente se le dirige. "A veces me han dicho cuando he perdido peso: 'Estás más guapa'. Pero yo me veo bien siempre, mi marido me ve bien, mi valor no está en mi peso. A lo largo de mi vida en demasiadas ocasiones he pensado en lo que va a pensar la gente si me vestía de determinada manera, me he acabado viendo a través de los cuerpos de otros".

"En mi tienda de tallas grandes vendía ropa más lanzada en los 2000 que ahora". Begoña Abad, de la tienda Skandalo.

​"Mi valor no está en mi peso, pero me he acabado viendo a través de los cuerpos de otros".
​Raquel Escodar

Y de sus opiniones. "Hasta sobre nuestra salud", apunta Raquel, quien denuncia lo a menudo que tiene que dar explicaciones sobre por qué está gorda. "A los gordos se nos presupone que estamos en un sofá comiendo donuts", se lamenta Mary Carmen.  Esther: "Yo nunca me he visto delgada, pero sí he fluctuado de peso. Por ejemplo ahora por la pandemia me he engordado y estoy a dieta para poder volverme a meter en mi ropa, ¿es eso algo distinto a lo que le sucede estos meses a tanta gente que no es considerada gorda?". Mary Carmen llega a decir: "A estas alturas de mi vida le pediría perdón a mi cuerpo por lo que lo he maltratado" y sugiere un truco para evitar desencadenar complejos: "No hacer ningún comentario sobre otra persona que ella no pueda cambiar en tres segundos. El peso es una de ellas".

Y, ojo, porque hay que hilar fino: Continúa Mary Carmen: "Cuando publico una foto en las redes sociales con ropa que enseña la gente me dice "valiente" o hasta un "te admiro", pero ponernos una minifalda no es salirnos de nuestra zona de confort sino de la que se nos presume, hacerlo no es de valientes, no es un acto heroico". 

Vicky: "La apología de la gordura no existe, ¿quién va por ahí pidiendo que la gente sea gorda, lo que reivindicamos es que si alguien, por lo que sea, es gordo o está gordo pueda vestirse. No ser excluidos".

"Solo me siento gorda cuando entro a una tienda de ropa".
​Vicky Tafalla

​"¿Quiénes son las marcas para decirnos lo que podemos ponernos o no?"
​Esther Ferrández

​"A los gordos se nos esconde".
​Mary Carmen Bozal

Alertan sobre el reverso oscuro del llamado 'body positive': "Eso de quererse está muy bien, pero tampoco hay que romantizar ser gordo. Hay mucha gente que sufre, que se frustra y que renuncia a cosas por ser gordo, y en general no es porque ellos quieren, sino por la presión".

Y coinciden en que la sociedad ejerce una tutela sobre ellas sin ni siquiera darse cuenta. "Yo me visto con lo que me gusta y eso no consiste en taparme", dice Esther. Pero no es tan sencillo: "Tengo comprobado que incluso en marcas que ofrecen una amplia gama de modelos y tallajes, cuando se trata de vestidos más cortos o más sexys no hay en tallas grandes. Dan por hecho que una persona con kilos no se los va a poner, que no te vas a poner unos 'shorts' o un vestido con aberturas. ¿Pero quiénes son las marcas para decirnos lo que tenemos que llevar?". La actriz cuenta que ella no se pondría unos 'shorts', pero porque "no me gustan". Lo que pide es tener la opción. Que otras mujeres la tengan. Por eso le da tanta alegría "ver a cada vez más chicas jóvenes entradas en kilos vistiendo como quieren, enseñando". "Esta batalla se libra en la calle", asegura Mary Carmen.

Vicky opina igual. Cree que "hay una avance con respecto su juventud, en los 90. Ahora me da la sensación de que las chicas van más seguras de sí mismas, ya no se ven tantas carpetas en el pecho o jerseys atados a la cintura, tapando el culo".

En las mismas condiciones

Es importante aclarar en este punto que lo que estas mujeres denuncian no se circunscribe al problema de tallajes y presión social que, en mayor o menor medida, sufren la mayoría de las mujeres (y hombres). Esto va de la posibilidad de elegir en las mismas condiciones, aunque no sean las ideales. Concreta Mary Carmen: "Las modelos 'curvys' están fenomenal, pero son eso, modelos, no nos representan en la misma medida en que Claudia Schiffer no representa a la inmensa mayoría de las mujeres; pero muchas de esas mujeres de talla hasta la 42 no tienen tanto problema como nosotras a la hora de comprar ropa". Ni en modelos ni en presupuesto, que también se eleva en el caso de las tallas grandes. 

Su experiencia es que se les niega no solo las tallas, también las tendencias, la posibilidad de ser atrevidas, hasta el color. Cuenta Esther que hace poco estuvo de compras en un centro comercial: "En todas las tiendas ropa de color, de verano, y en una de tallas especiales todo azul marino, granate, negro... ¿Pero por qué?".

"¿Porque las tallas grandes se venden menos?", se me ocurre decir. Esther se sonríe. "Pero vamos a ver, cariño, ¿por qué tienen entonces la XXS? Que es, por cierto, la que siempre se les queda en las rebajas. Mary Carmen: "La talla media española es la 42. La media. ¡La 42! No tiene sentido que la mayor parte de las veces el tallaje acabe ahí". Añade Esther: "Es que bastaría con que tuvieran todas las tallas de muestra para probarse in situ, aunque luego se pidieran 'online'".

El 'bum' del Shein

A todos estos argumentos, estos días se ha añadido un hecho objetivo: el 'bum' de Shein. El mastodonte textil chino amenaza el reinado de Inditex, Mango, Zalando o H&M convertido en un fenómeno de masas. Vende 'online', pero sus aperturas temporales a pie de calle en Madrid o Barcelona han generado colas inauditas. Es una empresa con sombras evidentes. Sus precios bajísimos hacen intuir métodos discutibles en cuanto a derechos laborales o de sostenibilidad. Pero hay otra cuestión que Escodar, Ferrández o Bozal avalan: la marca tiene ropa de todas las tallas y de absolutamente todos los estilos. "Yo no compro en Shein por cuestiones éticas, pero debo reconocer que es el único lugar donde, por ejemplo, tienen unas mallas deportivas o ropa de montaña de mi talla que no sea gris o negra".

Entonces, ¿hay mercado o no hay mercado para tallas grandes?  Begoña Abad lleva 20 años dedicada a vestir a personas gordas, si bien su tienda Skandalo de León XIII tiene tallas para todo el mundo, desde las 36. Aporta un dato curioso: "En los 2000 vendía prendas mucho más lanzadas que ahora, vendía corpiños, tops, de todo". ¿Qué ha pasado? Pues un poco lo que a todo el pequeño comercio: que los jóvenes no quieren entrar en tiendas, prefieren comprar por internet. Y añade: "Aunque lo intento y lo hago, es muy difícil tener 12 tallas de cada modelo, eso una tienda pequeña es muy difícil que lo aguante".

En su caso, además, considera que hay una cada vez mayor estigmatización de las tiendas de tallas más grandes. "El otro día pasó por aquí una niña, vio los maniquíes del escaparate y le dijo a su madre: 'Mira, unos maniquíes gordos. Miden 1,80 y son de la 44. ¿Eso es ser gordo?".

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