Las mujeres temporeras llegan al 80% en algunas localidades de Aragón

Aunque en el grueso de la Comunidad apenas llegan al 30%, hay frutos y labores para los que los empresarios prefieren contratar a mujeres.

Un grupo de temporeras trabaja en el embolsado del melocotón en una finca de Valmuel.
Un grupo de temporeras en Valmuel en campañas anteriores.
Jorge Escudero

Las denuncias interpuestas en Huelva por presuntos abusos laborales y sexuales a mujeres temporeras han desencadenado estos días multitudinarias manifestaciones en Andalucía en defensa de los derechos de estas trabajadoras. En los últimos años, ha crecido de forma exponencial la superficie destinada a la producción de frutos rojos en esa zona del país y, para su recolección, ha cobrado fuerza el modelo de contratar a grandes contingentes de trabajadores directamente en el país de origen. Especialmente mujeres.

Sin embargo, en Aragón, según los datos de la Seguridad Social facilitados por UAGA, las mujeres apenas representan entre el 20 y el 30% de los temporeros que están trabajando esta temporada en la Comunidad. En mayo, eran 3.814 las mujeres temporeras frente a 13.876 hombres (un 21,56%). Este mes de junio, se espera que lleguen a copar el 30% de las contrataciones.

Agustín Sánchez, presidente de la Asociación de Empresarios Agrícolas de la Margen Derecha, explica que en Aragón el contexto es "radicalmente opuesto" al de otras comunidades como Murcia o Andalucía porque en esta zona son más frecuentes las pequeñas explotaciones. Es menos habitual, por tanto, el contratar a contingentes enteros de personas directamente en el país de origen y la mayor parte de las mujeres que llegan para trabajar de temporeras lo hacen acompañadas por sus familias.

"No ha habido solicitudes específicas de personal femenino por parte de los empresarios pero es cierto que en los almacenes, para labores de selección de fruta o de colocación en los alveolos o cajas, hay cierta tendencia a contratar a mujeres porque se les considera más detallistas para estas tareas que necesitan ser desempeñadas con un mayor cuidado", expone Sánchez. Insiste, sin embargo, en que en la margen derecha, donde en breves arrancará la campaña del melocotón rojo, del paraguayo o de los albaricoques, no es habitual encontrar alojamientos segregados por sexos precisamente porque no son frecuentes las mujeres temporeras que llegan solas desde otros países.

Esta situación la confirman desde la delegación de Cruz Roja en La Almunia: "Solo las grandes empresas contratan a gente directamente en el país de origen. En esos casos sí tienen alojamientos específicos para hombres y para mujeres, pero son los menos", coincide Gregorio Pérez Valero, su presidente.

Sin embargo, tal y como ocurre en el sur del país, hay algunas frutas para cuya recolección los empresarios se decantan – si pueden- por mujeres. En la cereza ya se aprecia esta tendencia pero es en los frutos rojos de invernadero, como la fresa y la frambuesa, donde la proporción de géneros se invierte por completo. En Capdesaso, por ejemplo, donde Planasa Viveros gestiona varios invernaderos de este tipo el 80% de los temporeros son mujeres.

Clemente Jaime, alcalde de la localidad monegrina, confirma que en estos momentos hay unas 80 mujeres temporeras trabajando y alojándose en la zona y tan solo una veintena de hombres. Estas sí que vienen solas y proceden en su mayoría de Polonia, Rumanía o Marruecos. Por esta razón, Capdesaso es una de las pocas zonas en las que resulta fácil encontrar alojamientos segregados: dos para mujeres y uno específico para hombres. Fue precisamente en esta localidad en la que un rayo rompió a finales de abril el tejado de una edificio municipal que se utiliza como albergue y en el que dormían 17 temporeras. Esta localidad, de tan solo 160 habitantes, también ha tenido que habilitar las antiguas escuelas como alojamiento para las mujeres procedentes de países del este que trabajan en los invernaderos.

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