Este viernes 3 de febrero se celebra San Blas y en Tarazona esta festividad es sinónimo de roscón. Los turiasonenses se vuelcan en cumplir con esta tradición gastronómica y pocas casas se quedarán sin este dulce.

Los hay de diferentes tamaños, rellenos de nata o adornados con frutas, aunque lo habitual es que sólo lleven azúcar. “Se hacen con masa de pan dormida, sin nada más, pero desde hace unos años parece que la nata va cobrando más importancia”, explica la panadera Teresa Carcavilla.

Solo en su panadería se han preparado más de 2.000 ejemplares de roscones, para poder atender la fuerte demanda que se traduce en trabajo extra. “Se meten más horas estos días porque hay que rellenarlos y hay más trabajo”, dice Carcavilla.

Es una tradición que lleva mucho tiempo instaurada, recordada por los más mayores de la ciudad. “Yo llevo muchos años en la panadería y siempre he conocido el roscón de San Blas. La gente lo lleva a bendecir y luego se los comen, es una tradición”, cuenta también la panadera.

El día de San Blas y el de Reyes, son los únicos del año en que se puede disfrutar de estos dulces elaborados de masa dormida.

Los mozos de Lituénigo

Lituénigo es otra de las localidades de la comarca de Tarazona y el Moncayo donde mayor tradición existe por San Blas. De hecho, es el patrón de los mozos, los solteros varones del municipio mayores de 16 años que, durante todo este fin de semana, van a convivir y a compartir diferentes momentos.

Así, estos días estarán juntos en la hoguera, almuerzos, comidas y cenas, además de la procesión con la imagen del santo que portarán a hombros los novicios, los mozos más jóvenes que se acaban de incorporar a este grupo, y que también entonarán las albadas por San Blas.