Escarcha para mullir el suelo

La nieve ayuda a mantener el calor de la tierra y la escarcha mejora su estructura

El frío más intenso no resulta beneficioso en climas templados como el aragonés, excepto en los ecosistemas de alta montaña. Pero la naturaleza tiene su propia ‘mantas’ para protegerse de las temperaturas gélidas, y esta es la nieve. En Aragón no se dan temperaturas tan extremas, pero en países del Este de tradición agrícola como Bulgaria, Ucrania o Rusia la nieve es esencial para mantener la temperatura y proteger semillas o cultivos en germinación. Para el campo aragonés la situación ideal es la que se da durante los largos anticiclones de diciembre y enero: temperaturas bajas por la noche, que dejan una capa de escarcha. "A mediodía, el sol calienta esa escarcha y la deshiela, lo que beneficia a los primeros cinco centímetros de tierra. Da el mismo resultado que un laboreo superficial, y mejora el estado físico del suelo, dejándolo muy mullido. Es importante, eso sí, que se produzca ese contraste entre hielo y deshielo", destaca Alicia Cirujeda Ranzenberger, investigadora de la Unidad de Sanidad Vegetal, del CITA.