la naturaleza

Cuando llega el Manhattanhenge

Los neoyorquinos buscanel sol entre los rascacielos,la belleza del ocaso entre el símbolo de la vanguardia.

The sun sets over Manhattan aligned exactly with the streets in a phenomenon known as "Manhattanhenge", in Times Square, in New York City, U.S., July 12, 2019. REUTERS/Eduardo Munoz [[[REUTERS VOCENTO]]] NEWYORK-MANHATTANHENGE
El Manhattanhenge, el momento en el que el sol se alinea al atardecer con la rejilla urbana de Nueva York, fue muy especial en 2014 porque llegó a la Gran Manzana acompañado de una Luna llena en su fase más cercana a la Tierra.
Eduardo Muñoz /Reuters

Sucede dos veces al año y es un mágico atardecer que tiene embobados a los habitantes de Manhattan. Pocos días después de los solsticios de verano y de invierno el sol se alinea perfectamente a través de los espacios entre los rascacielos. Le llaman Manhattanhenge, o cómo cazar el ocaso entre los edificios de Nueva York, y ya es una atracción turística. El astrofísico Neil deGrasse Tyson es quien ha puesto nombre a este fenómeno, y quien ironiza al preguntarse qué pensarán las civilizaciones futuras cuando estudien el diseño de la isla de Manhattan y se topen con el hecho de que dos veces al año, durante los Manhattanhenge, la gente se detenía a venerar el ocaso del sol coincidiendo con el Día de los Caídos (Memorial Day) y con el descanso de las estrellas de béisbol. Podrían concluir, que en el siglo XXI los estadounidenses adoraban la guerra y este deporte de masas...

Ver el sol a través de los rascacielos es casi un milagro; en Nueva York te rompes el cuello mirando al cielo, admirando una arquitectura que lo dice todo sobre el avance de la sociedad. Una belleza que tiene su otra cara, porque alrededor de 600 millones de aves acaban cada año sus días estampadas contra los grandes rascacielos estadounidenses, que se han convertido en una trampa mortal para los pájaros. Sólo en Nueva York mueren anualmente unos 90.000, porque las aves, o confunden las ventanas reflectantes con el cielo abierto, o les atraen las luces.

Vivir como vivimos tiene sus consecuencias, aunque aún haya mucha gente que piense que los informes sobre lo que realmente cuesta llenar una bañera de agua o levantar un rascacielos son eso, informes. Y mezclamos toda la basura que generamos, o atascamos el Himalaya: seguimos sin ser conscientes de por qué nos pica la mosca negra, que no tiene por qué estar por aquí, un insecto que desde 1997 ha proliferado en el Ebro y en Aragón, y que, cuando comenzó a llegar, Raúl Escosa, científico del Consorcio de Servicios Agroambientales del Bajo Ebro, explicaba que son en realidad muchas especies englobadas bajo el nombre genérico de simúlidos. Miden entre dos y tres milímetros, mucho menos que un mosquito, y su picadura es, en realidad, un bocado: "Si el mosquito es un neurocirujano que pica con un estilete, la mosca negra es un carnicero, que rasga la piel y hace sangre". Estas plagas pueden superar la molestia para convertirse en un verdadero problema económico. El mosquito tigre es una especie asiática que ha llegado a Europa por el comercio, principalmente de neumáticos, y ya ha colonizado. Trae de cabeza, por ejemplo, a las autoridades italianas, porque en verano Roma está infectada y pueden llegar a arruinar un atardecer en la plaza Navona, y eso es alerta roja para una ciudad que vive del turismo. Pensar que puede llegar a pasar en España, en la mismísima plaza del Pilar, pone los pelos de punta a muchos, y puede que así se comience a reaccionar sobre cómo estamos determinando nuestro futuro.

Bienvenido 'Antropoceno'

Porque, aunque la naturaleza nos proporciona todo lo que la sociedad moderna necesita, nuestra relación con ella es bastante destructiva. Todo el impacto que infligimos sobre la Tierra ha conducido a una nueva era geológica bautizada como Antropoceno (del griego ‘anthropos’, por humano, y ‘cene’, que significa nuevo o reciente). Un término utilizado por primera vez en el año 2000 por el Nobel de Química Paul Crutzen, para quien ya estamos en la ‘Edad de los Humanos’ dando por terminada la del Holoceno. Para muchos, comenzó con la aparición de los radioisótopos dejados por las bombas atómicas de los años 40 y 50.

Los seres humanos ya han empujado más allá del punto de funcionamiento seguro a cuatro límites planetarios: cambio climático, integridad de la biosfera, ciclos biogeoquímicos (nitrógeno y fósforo) y cambio del sistema del suelo. En cuanto a la Huella Ecológica, la demanda que el consumo humano impone sobre la biosfera, ha aumentado un 190% entre 1961 y 2014, cuando la biocapacidad (la capacidad que tiene la Tierra para producir los recursos que consumen los seres humanos) ha crecido un 27% en ese mismo periodo. Los datos son del último Informe Planeta Vivo 2018, elaborado por WWF, que dice que seis de cada diez animales vertebrados ha desaparecido, lo que traducido significa que las poblaciones de peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos han disminuido un 60% entre 1970 y 2014 por amenazas relacionadas con las actividades humanas, como la pérdida y la degradación del hábitat por la agricultura y la sobreexplotación de la vida silvestre.

Pufff, casi mejor no seguir...

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