Crisis del cambio climático 

La rapidez con la que se está produciendo el cambio climático está provocando profundas modificaciones en nuestra vida. Una crisis que va del ecosistema a nuestra propia economía

Nevada tras el paso del huracán Leslie en la zona de Monte Perdido. La tercera masa de hielo más grande del Pirineo ha perdido 15 metros en algunas zonas desde 2011.
Nevada tras el paso del huracán Leslie en la zona de Monte Perdido. La tercera masa de hielo más grande del Pirineo ha perdido 15 metros en algunas zonas desde 2011.
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No hay antecedentes, ni una sola referencia documental de este calor infernal que ha provocado una masa de aire africano que se ha colado hasta los Países Bajos, sur de Inglaterra, Alemania, Suiza, Francia y España, muy especialmente en el valle del Ebro y que "volverá a ocurrir pronto", avanza el meteorólogo Francho Beltrán. Una ola de calor que ya ha supuesto que se hayan batido récords de temperatura en junio en Aragón, con todo lo que ello arrastra: aumento de la mortalidad en personas más vulnerables y un gran estrés en la naturaleza. Una evidencia más del cambio climático en el que estamos inmersos y que supera con creces los escenarios más negativos hechos hace 20 años sobre previsiones de calentamiento global. El único posible antecedente que se asemeja a lo que padecemos fue la ola de calor de 2003, el desastre natural que más víctimas mortales ha provocado de 1970 a 2012, según el ‘Atlas de la mortalidad y las pérdidas económicas provocadas por fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos’. Un evento meteorológico que costó la vida a más de 52.000 europeos y en España causó casi 13.000 muertes; que generó incluso una seria crisis política en países como en Francia "porque no es lo mismo 40 grados en Zaragoza o Huesca, que en París, donde no están preparados para el calor", dice Beltrán. Porque los fallecimientos relacionados con las altas temperaturas son muchos más que los achacables estrictamente a los golpes de calor, y pueden contarse por miles, por el agravamiento de patologías previas ya existentes. "El clima terrestre siempre ha cambiado, pero lo ha hecho con ciclos más largos, y por causas naturales. Ahora el ciclo es cortísimo a escala humana. Una misma generación ya lo está notando", explica el meteorólogo de Aragón TV Eduardo Lolumo.

Los ecologistas prefieren hablar hoy de crisis climática en lugar de cambio climático o calentamiento global para explicar qué es lo que está sucediendo con el aumento de la temperatura en el planeta que afecta a todo nuestro ecosistema y, por lo tanto, a nuestra propia forma de vida. Los científicos del Panel Intergubernamental del cambio climático (IPCC) utilizan los términos ‘crisis’ y ‘emergencia’ ante la situación actual. Conceptos recogidos por quienes salen a la calle capitaneados por la joven Greta. La propia Fundeu ha publicado una nota en la que advierte de que el concepto ‘crisis climática’ es el «más adecuado para referirse a la magnitud y a las consecuencias del calentamiento global causado por la actividad humana».

Más calor, menos hielo

"Los meteorólogos y climatólogos hablamos de calentamiento global. Deberíamos hablar de esto. Es nuestro asunto, y es lo que podemos constatar con datos", dice Lolumo para quien "hablar de cambio climático es otra cosa. El clima es el resultado de la interacción de la energía solar en todos los subsistemas terrestres (océanos, continentes, hielos, biosfera...) y evoluciona en un equilibrio dinámico. Si una parte se descompensa de forma natural o no, el resto del sistema se recompone dando lugar a una variación climática. Cómo afecta el calentamiento de la atmósfera al resto de componentes y las nuevas interacciones que entre ellos se generan, obligan a cambios. Más calor, menos hielo, menos hielo, menos reflexión solar, más calor... nuevos usos del suelo, también diferente albedo (porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la radiación que incide sobre él), más calor, menos zonas húmedas, menos glaciares, menos nieve, menos turismo... esto es cambio climático. Llamar ahora emergencia climática, crisis climática es algo que hay que debatir. Sin duda ambos conceptos implican un paso más allá de lo negativo que es el cambio climático actual, o puede llegar a serlo. Pero hay que debatirlo".

Para el meteorólogo Francho Beltrán "es verdad que la palabra crisis te lleva pensar en que ya no es solo que hay un cambio de clima sino que también al ser tan rápido provoca un desajuste de muchas cosas, en la sanidad, la economía, cambios sociales; guerras por los recursos... el agua. El hecho de que una sequía se alargue y provoque hambruna impulsa los desplazamientos y puede generar hasta una guerra por los recursos. Esto ocurre en zonas pobres mas vulnerables, que nosotros de momento no lo vivimos. Porque si aquí hay una sequía un poco más larga tenemos sistemas para compensar; porque si una cosecha se estropea compramos en otro lugar del mundo. Es como el hundimiento del Titánic, que los que estaban en 1ª se salvaron, y esto es lo que pasa con el cambio climático, que los más afectados son los que viajan en tercera, y desde el primer mundo aun lo vemos como algo abstracto. Piense qué hacemos si hace más calor, pues abrir antes las piscinas (como ahora en Zaragoza); ¿Que me pica la mosca negra? Voy al centro de salud. Porque no nos hemos planteado por qué hay mosca negra, que se desplaza de Sur a Norte, muchas veces de la mano de la gente que se mueve. No es que viaje el bicho en sí sino los bichos que viven en la gente. Y resurgen enfermedades que no son parte de aquí". Por todo ello, a Beltrán le parece lógico que hablen de ‘crisis’ y ‘emergencia’ porque el clima nunca ha estado estable. "Sabemos que en el Sahara había bosques y en la Antártida hay yacimientos de carbón, que se da en ambientes tropicales. Y aquí hace 10.000 años el glaciar del valle de Tena terminaba en Sabiñánigo y de hecho Senegüé está localizado sobre de sus terminales y tenía 300 metros de espesor el hielo".

Si hace más calor, se abren antes las piscinas; si pica la mosca negra, vamos al centro de salud sin pensar por qué hay mosca negra 
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Habitantes de las islas del Estrecho de Torres han denunciado a su Gobierno por violar sus derechos al no combatir el cambio climático.
R.C.

Lolumo dice que siempre ha intentado diferenciar "términos como efecto invernadero, calentamiento global, y cambio climático. Cada uno se refiere a una cosa distinta aunque en los medios de comunicación se mezclan todos. Quizás ya no tanto el de efecto invernadero, que es un efecto físico sin el que no sería posible la vida en la Tierra. Pero ahora se está amplificando el efecto por la mayor proliferación de esos gases (CO2, Metano,...) por la actividad humana. Su incremento evitan que parte de la radiación infrarroja de la Tierra se escape al espacio y se queden en nuestra atmósfera y están provocando un aumento de temperaturas, del que nadie duda. Otra cosa es que la responsabilidad sea exclusivamente de la actividad humana o no. En esto casi hay quorum también en la comunidad científica, aunque no en la política (Trump). Yo seguiré hablando de calentamiento global que provoca un cambio climático que puede llevarnos una crisis climática, y las crisis no son irreversibles, por lo que aún podemos estar a tiempo".

Lolumo y Beltrán coinciden en que estamos ante una seria reflexión sobre el concepto de cambio climático porque el clima siempre ha cambiado. "Es un cambio de percepción –dice Francho Beltrán– para que no pierda importancia un término que es negativo. Sucede como con los eufemismos, como con el hambre en el mundo que de tanto decirlo pierde su importancia. Es el lenguaje orweliano, que dice que una palabra manda la forma de pensar y por eso ahora sería el momento de volver a sacudir las consciencias, el por qué estamos así. En este mundo que va todo tan rápido hay noticias de usar y tirar, piense en el ébola o la gripe A, cosas que van y vienen y no se dan cuenta que siguen. Lo triste y lo preocupante es que lo que está sucediendo hoy se predijo hace 20 años como el peor de los escenarios".

Predicciones

Las proyecciones en el tiempo, por muchos datos que usen, siguen siendo terreno pantanoso. Alrededor del cambio climático se basan en modelos matemáticos, más o menos complejos. Radiación solar, atmósfera, superficie terrestre, océanos, evaporación, corrientes marinas… El sistema climático del planeta Tierra es tan intrincado que casi ningún modelo ha conseguido representarlo con precisión. El primer gran modelo matemático sobre el cambio climático, que tuvo en cuenta un gran número de variables, fue publicado en 1967, ‘Thermal Equilibrium of the Atmosphere with a Given Distribution of Relative Humidity’, un paper escrito por Syukuro Manabe and Richard T. Wetherald, y se cumplió casi todo veinte años después.

Mientras, en numerosos países como en Holanda, Francia, Estados Unidos, Australia, Bolivia, Ecuador, Irlanda... se multiplican las demandas judiciales de ciudadanos a sus Gobiernos por su indolencia ante el cambio climático porque entienden que su inacción viola nuestros derechos fundamentales y amenaza nuestro futuro. Algunos gobiernos incluso han otorgado derechos constitucionales a la naturaleza y, de manera simultánea, personas anónimas han demandado en los tribunales a las grandes compañías de combustibles fósiles y a un buen número de Gobiernos por sus contribuciones al cambio climático. Un fenómeno que viene alentado por la histórica victoria legal de la abogada holandesa Marjan Minnesma, que en 2015 consiguió que se dictara la primera sentencia judicial contra una Administración por no proteger lo suficiente a sus ciudadanos de las nefastas consecuencias del calentamiento del planeta. El denunciante era Urgenda, una fundación que ella misma preside y que aglutina a 886 holandeses tan hastiados de las falsas promesas del Gobierno neerlandés que decidieron acudir a los jueces para cuestionar la legalidad de su inactividad medioambiental. Y ganaron.

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El caso holandés, liderado por la letrada Marjan Minnesma, ha sido el primero en ganar al Estado.
J, Lampen

Los ojos de los colectivos más preocupados por el caballo desbocado de la polución también están puestos en el llamado Caso del Clima de la Gente, el primero contra todos y cada uno de los veintiocho miembros de la Unión Europea. Diez familias de distintos países, entre ellos Portugal, Rumanía o Suecia, han denunciado al Gobierno comunitario ante el Tribunal de Justicia de Bruselas porque "la falta de ambición de las políticas comunitarias para contener los vertidos contaminantes de gases de efecto invernadero está dañando nuestras vidas". Se espera que en breve esa institución se pronuncie sobre si procede o no abrir la causa de la Tierra contra todos los Estados de la comunidad azul.

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