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Diez paisajes salados de Aragón

La Reserva Natural de las Saladas de Chiprana, las minas de sal todavía activas de Remolinos o la laguna de Gallocanta, la de agua salada más grande de España, son algunos de estos ecosistemas.

Salada de Bujaraloz
Salada de Bujaraloz
Turismo de Aragón

Hace millones de años, la península Ibérica estaba cubierta por un mar que, conforme se fue retirando dio paso a ecosistemas salinos de interior. Toda la parte oriental del país, Aragón incluido, es especialmente rica en este tipo de paisajes salados. La laguna de Gallocanta es la de agua salada más grande de España y en Remolinos (Zaragoza) todavía están en activo las minas de sal. Por su parte, la Reserva Natural de las Saladas de Chiprana (Bajo Aragón-Caspe) es la única con aguas permanentes y profundas de toda la Europa occidental. Estos son solo algunos ejemplos y datos que hablan por sí solos de la riqueza en ecosistemas salinos de Aragón.

Lagunas saladas únicas en Europa

Las lagunas saladas son formaciones que no se prodigan mucho en Europa. Tan solo se pueden encontrar en España, Austria, Hungría y Turquía. En Aragón son abundantes, sobre todo en la zona del Bajo Aragón y en toda la depresión del Ebro. Son endorreicas, es decir, sin salida fluvial, y las hay tanto con aguas permanentes como otras que están secas en los meses centrales del año.

De entre las primeras, destaca la salada de Chiprana. Con cinco metros de profundidad, ostenta el récord de Europa entre las que siempre tienen agua. Ocupa una superficie de 155 hectáreas y es un espacio natural protegido que, por sus características y estado de conservación, alberga un tapiz de microorganismos único, comparable a las primeras formas de vida en la tierra. Alrededor de la salada grande, una de las cubetas que componen el conjunto, se puede hacer una ruta a pie.

La de Gallocanta es la laguna salada más grande de España
La de Gallocanta es la laguna salada más grande de España
HA

La de Gallocanta es la laguna de agua salada más grande de España y uno de los ecosistemas más singulares de Europa. Cada año, decenas de visitantes se desplazan hasta el lugar para ver la salida y la llegada de las grullas (se han llegado a contabilizar hasta 60.000 ejemplares). Un espectáculo que enriquece todavía más este paisaje, a caballo entre las tierras del Jiloca y Daroca. La laguna y su entorno se puede recorrer a pie o en bicicleta, a través de los itinerarios trazados, y también se organizan visitas guiadas durante el invierno, coincidiendo con la época de migración de las grullas.

Otras lagunas saladas de Aragón son las de Sástago-Bujaraloz, las de Zuera, las de Alcañiz y las de Calanda. La mayoría son estacionales y, cuando se seca alguna de sus cubetas, deja paso a un paisaje árido y lunar. En Alcañiz, la estanca y las saladas conviven ahora con nuevas zonas de regadío que han cambiado el aspecto original de este ecosistema salino. Tiene 650 hectáreas y, junto a la salada de Calanda (33 hectáreas), son zona LIC (Lugar de Interés Comunitario).

El complejo endorreico de Sástago y las saladas de Bujaraloz está catalogado como Área de Interés Geológico y, salvando las distancias, tiene similitudes con las salinas del desierto de Atacama, en Chile. La zona no es muy frecuentada por senderistas pero sí atrae a naturalistas y ornitólogos. La cubeta más grande es la salada de la Playa y hasta ella se llega saliendo de Bujaraloz por la carretera A-230 hacia Caspe y, después, cogiendo el desvío por la A-2105, desde donde se ve la formación.

Mina de sal de María del Carmen, en Remolinos
Mina de sal de María del Carmen, en Remolinos
Turismo Ribera Alta del Ebro

En la salada de Zuera, cada año en el mes de mayo ocurre un milagro de la naturaleza. La Ruppia maritima, una minúscula florecilla, florece bajo el agua. Su tamaño no llega ni al milímetro y cuando se abre se rodea de una burbuja de aire. Este espectáculo se puede presenciar en un ecosistema situado aguas arriba de Zuera, en el entorno del río Gállego y oculto entre campos de cultivo.

A cuatro kilómetros caminando por una senda desde el casco urbano de Nuévalos hay unas salinas en desuso desde hace años y tomadas por la vegetación que se quieren reactivar para atraer al turismo. Están en el tramo medio del barranco de Valdehierro y las forman dos manantiales que abastecen varias balsas que riegan alrededor de cien eras.

Minas de sal y pueblos que se deben a ellas

En algunas zonas de Aragón, la sal brota a través de la corteza terrestre, dando lugar a yacimientos y minas para la explotación de este compuesto. Los montes de Remolinos y Torres de Berrellén, en la comarca de la Ribera Alta del Ebro, son una zona donde abundan este tipo de formaciones. En la época de esplendor, había hasta 90 extracciones en activo, pero ahora solo queda en marcha una, la de María del Carmen. Es la más grande y diáfana, por lo que es la única que ha podido adaptarse a la nueva maquinaria minera, de mayores dimensiones. Tanto esta como las que la rodean se pueden conocer más de cerca en un paseo que va de un yacimiento a otro, con salida y llegada a Remolinos. No se puede acceder al interior, tanto por su estado de deterioro como por ser de titularidad privada, pero el entorno bien vale la pena. Durante la ruta, que tiene 8 kilómetros, se pasa por la mina Real, la más antigua de la zona, o la del Gallo, también conocida como mina de los Papeles.

Las saladas de Chiprana son las de mayor profundidad con agua permanente de Europa.
Las saladas de Chiprana son las de mayor profundidad con agua permanente de Europa.
HA

El salinar de Peralta de la Sal es de los más antiguos de Aragón y uno de los más longevos de España. Ya inactivo, da nombre a este pueblo oscense de La Litera. Los últimos estudios realizados en el lugar determinaron que en el 2.500 antes de Cristo ya se producía sal en la localidad. Arcos de las Salinas, en Teruel, también se debe a la sal. Este núcleo poblacional se creó alrededor de la explotación de una fuente de agua salada para la obtención de este compuesto. Actualmente, la Fundación Reales Salinas trabaja para poner en valor la riqueza de este salinar.

En Naval, a 80 kilómetros de Huesca capital, el salinar se ha orientado al turismo y junto a él se levanta un complejo hotelero con spa donde se ofrecen baños relajantes y terapéuticos en agua salada. También se extrae sal para fabricar y vender productos como sales de baño y de cocina.

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