aragón es extraordinario

Pecker en Ara; música y nostalgia bajo el influjo de la Peña Oroel

El músico de Huesca revive los años de su infancia y adolescencia en el pueblo de su abuelo materno

En su disco ‘El incendio perfecto’ (2018), el último que ha editado hasta ahora, el artista oscense Raúl Usieto Aquilué­ ­­–Pecker en el mundo musical– metió teclado retro y batería sincopada al inicio de ‘Seremos parte del huracán’. Dice así: ‘Cuando el día venga a desintegrar nuestras mejores noches, cuando desaparezcan mi fama y tu gloria entre los más jóvenes, seremos parte del huracán’. Hace unos días, en la entrada de la localidad oscense de Ara, abordó la canción con el único acompañamiento de su guitarra. La canción no perdió un ápice de magia en la revisión;es lo que tienen las buenas, también funcionan con la cara lavada y la piel al sol.

Ara es pedanía de Jaca, en el lado oeste de Oroel, el camino más directo desde la capital provincial es por Monrepós, cogiendo el desvío de Hostal de Ipiés a la izquierda. «Esto no era así cuando yo venía de crío», suelta Pecker. «Estaba asfaltado lo justo; a partir de un punto, todo barro». «¿Va a ser la frase de la entrevista?», bromea la realizadora audiovisual María Tresaco, compañera de vida y afanes del músico. «Igual sí ­–ríe Pecker– porque vaya, antes había muchas paredes lavadas en cemento y cal, pero han sacado la piedra en varias casas. Mira, ahí estaba el bar, que solo se abría para fiestas, el segundo fin de semana de septiembre».

Ara es el pueblo del abuelo materno del músico. «No era el heredero, así que se marchó; encontró trabajo en Telefónica, fue a Vitoria y mi madre nació allá. Luego se mudaron a Valencia y a varias ciudades más, pero compraron casa en el pueblo, que les encantaba».

Pecker (de la quinta del 73) tiene recuerdos remotos de Ara. «Empecé a venir muy pequeño, desde los cinco años. Pasaba todos los meses de julio con mi abuela, hasta los 15 ó 16; mis padres trabajaban y ella nos cuidaba a mi hermana y a mí todo el mes. Para mí era una felicidad total venir aquí en julio; en agosto nos íbamos a algún lado con mis padres. Las primeras trastadas fueron aquí; algún petardo pusimos en ‘gueñas’ de vaca a la salida de misa –ríe– para salir corriendo luego. La que fue casa de mis abuelos está al final del pueblo, que es pequeñito; hace unos 10 años decidieron venderla, casi no subíamos ya, y mi abuelo murió poco tiempo después».

A Pecker se le agolpan los recuerdos en cada recodo. «Mi abuelo tenía una moto Puch amarilla aquí, que había traído un sobrino de Jaca; así aprendí yo a ir en ella, con apenas 11 años, por el monte. Mi padre se compró una Montesa de trial y una vez fuimos de travesía hasta el pueblo de mi abuela».

Antes de acercarse al pueblo para recorrerlo con HERALDO, Pecker le ha dicho a su abuela Ligia que venía. «Ella es de Artaso, en el lado sur de Oroel; se ha alegrado mucho cuando le he dicho de esto. Cumple 100 años este domingo 25 de abril». «Yo creo que su fuerza viene de todas las horas que metió en su huerto, tiene una energía tremenda», comenta María. «Cuando vea este artículo en el pueblo y las fotos de Raúl, le va a encantar; menudo regalo de cumpleaños».

Vídeo de Pecker en Ara en 'Aragón es extraordinario'

“¿Podemos pasear un poco más? Ahí está el molino, y una balsa”

Lo de la guitarra no puede atribuirlo Pecker a sus estancias en Ara. «Precisamente fue en la adolescencia cuando empecé a tocar más en serio, y como ya podíamos quedarnos solos en nuestra casa de Huesca, subíamos menos a Ara. Eso sí, hasta que se vendió la casa seguimos haciendo reuniones en el pueblo. De hecho, tengo familia viviendo aquí; esta casa -señala a una edificación muy llamativa- era Casa Pablo, ahí nació mi abuelo. La heredó su hijo mayor, Mariano Aquilué, primo hermano de mi madre. Ahora se llama Casa Mariano o Cuñado de Miguel, tiene el escudo de los Aquilué. Mariano fue alcalde muchos años, y el primer teléfono fijo que hubo en el pueblo se puso en su casa».

Pecker se para frente a otra vivienda, Casa Martina. «Esa sigue teniendo el mismo nombre de antes, era de una prima hermana de mi abuelo. Tengo contacto con Óscar, el nieto de la dueña, que tiene un par de años menos que yo; compartíamos pandilla aquí con Manolito y Alfonsito, que eran gemelos, David, mi hermana Bea, mi prima segunda y yo». La casa del abuelo de Raúl es Casa Poza, y está al final de Ara. «Hace diez años que no subía –se emociona un poco– desde que se vendió. Han hecho una reforma bonita, algún añadido; la entrada de la casa está en otro sitio ahora. Entre mi abuelo y mi padre se curraron mucho la obra. ¿Podemos pasear un poco más? Ahí está el antiguo molino, y una pequeña balsa en la que nos bañábamos. Por la senda que sale de la balsa se puede llegar a la cruz de Oroel; son tres horas más o menos; la excursión es muy bonita, hay una zona con muchos fósiles a mitad de camino, solíamos parar de críos. Vale la pena».

Hacer las Américas y compartir su experiencia

El artista está componiendo nuevos temas en Huesca. «Quiero sacar disco en el plazo de un año, más o menos; tengo la mitad. Mientras tanto, he dado algún concierto en formato dúo con Mauro Albero; tenemos fechas para el verano, no pinta mal la cosa. Lo mismo ocurrió el año pasado con varios conciertos bonitos en esta línea, a pesar de las circunstancias. A dúo vamos bien, es cómodo y funciona con el público, pero también hay ganas de tocar con la banda entera».

‘El incendio perfecto’, su último elepé hasta ahora, fue el primero que hizo sin el respaldo de una discográfica. Salió autoeditado, con ‘crowdfunding’. «A Warner, mi sello de muchos años, no le encajaba la idea del disco. Antes saqué ‘Suite’ con ellos, y me dio muchas alegrías, además de conciertos en festivales como Sonorama, Ebrovisión o Tribu. Con el último, por cierto, fui al South By Southwest en Austin, Texas; además, gracias a unos mecenas que tenemos en las Américas, Malaise Lindenfeld y Beau Gillespie, hemos tocado en Miami, Boston y Marlborough en New Hampshire. Habían oído mis canciones en la radio gracias a Tomas Cookman, yo edité allá un par de mis discos con su sello National Records, ‘Dos y las nadadoras’ y ‘Pecker’. Han estado en Huesca de visita, son cineastas especializados en terror y tienen muchas ganas de hacer una película aquí».

«En Miami –recuerda– también actué en el Centro Cultural de España. Allí me pasó algo muy loco; dos chicas gritaron ¡Pecker! en la famosa Collins Avenue junto a South Beach, iban oyendo en el coche ‘Me quemas bastante’, la versión que hice con Bimba Bosé».

En apenas tres semanas, Raúl ofrecerá en la sede del Centro Ibercaja Huesca un curso concebido junto a su querida María; después de dos tandas dedicadas a la composición, ahora abordará la autogestión de proyectos musicales entre el 11 al 20 de mayo. Las inscripciones siguen abiertas.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'. 

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