Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Los gorilas macho tienen más 'éxito' si cuidan a las crías

Un estudio sobre comportamiento animal rompe estereotipos sobre el cuidado de la prole: los gorilas macho tienen más ‘éxito’ si cuidan a las crías. Ahora que se equiparan permisos de maternidad y paternidad, revisemos referentes.

Un estudio reciente muestra gorilas macho que juegan y cuidan a las crías, incluso a las de otros machos
Un estudio reciente muestra gorilas macho que juegan y cuidan a las crías, incluso a las de otros machos
Dian Fossey Gorilla Fund

La propuesta de igualar los permisos de maternidad y paternidad, de hacerlos intransferibles e incluso obligatorios apenas ha dejado a nadie indiferente. Aunque lo que más se discute es su aplicación práctica, una mayoría lleva(¿mos?) una sensación ambivalente enclaustrada en algún rincón interior: la de una justicia social en cierta disputa con la ley natural. Al fin y al cabo, las madres son las más naturalmente cercanas a los niños, las más proclives al cuidado. La igualdad es artificial. Aunque sea deseable, va contra natura.

Quien quiera pensar así tiene un arma poderosa de nombre técnico y seductor, se llama psicología evolucionista. Su estudio busca entender los comportamientos humanos buceando en su pasado evolutivo, asumiendo por tanto que de ‘aquellos polvos, estos lodos’. Aunque las bases son interesantes, sus hipótesis y conclusiones son, las más de las veces, arriesgadas. La falta de datos y de contexto de nuestros antepasados puede llevar a exagerar y tomar como ciertos mensajes que nos parecen, a fuerza de ciertas costumbres, de sentido común. Este que viene al caso es uno de ellos: los machos evolucionaron para competir con otros y conquistar a las hembras. Una vez conseguido el objetivo, no merece la pena gastar energías en cuidar a los niños, sino buscar nuevas conquistas. A lo sumo saldrá a cuenta proteger inicialmente a los hijos propios, los que llevan los propios genes, pero en ningún caso a los otros. El macho alfa, agresivo, rutilante y presuntuoso es el único y natural triunfador.

Pero eso no sucede exactamente así ni tan siquiera en los gorilas, una de las especies más cercanas a nosotros y cuyos machos se antojaban de los más agresivos y competitivos. Un estudio reciente muestra que los gorilas macho juegan y cuidan a las crías, incluso a las de otros machos. Y que hacerlo aumenta su éxito reproductivo de forma sustancial. Más allá de que las leyes y la cultura puedan y deban actuar sobre algunos aspectos de la naturaleza, tampoco está de más estudiarla de cerca. No vayamos a hacernos trampas con los referentes.

Gorilas haciendo de canguros: un estudio sorprendente

El Parque Nacional de los Volcanes, en Ruanda, es un auténtico refugio para los gorilas de montaña. Fue creado para protegerlos de los cazadores furtivos, y los grupos que allí viven fueron los que en su día estudiaba Dian Fossey, la conocidísima protagonista de ‘Gorilas en la niebla’. Fossey ya había observado que los gorilas macho se relacionaban más de lo esperado con las crías, pero no pudo profundizar mucho más.

Cientos de horas de observación han servido para comprobar que, en efecto, tienen una relación particularmente estrecha. "Son increíblemente tolerantes", cuenta en ‘The Atlantic’ Stacy Rosenbaum, antropóloga y primera firmante del trabajo. Más que agresivos, "pueden ser muy amables, incluso cariñosos. Hasta los machos menos interesados dejan a las crías que trepen por su espalda o que se sienten debajo de ellos mientras comen. No es la imagen típica que se tiene de un gorila de montaña. Yo suelo describirlo como ‘babysitting’ (cangureo)".

La sorpresa añadida es que se comportan así se trate o no de sus crías y, sobre todo, que cuanto más lo hacen, más posibilidades tienen de tener éxito con las hembras. Los que más cuidaban a las crías y jugaban con ellas se reproducían hasta 5,5 veces más que los que menos tiempo les dedicaban: una ventaja radical. Además, como dicen en el artículo, "se trata de una táctica reproductiva generalizada y no tanto una estrategia que usen únicamente los machos que menos éxito tienen al competir por un alto rango y que, por tanto, no disfrutan de los beneficios reproductivos asociados". Es decir, no es algo a lo que solo recurran los ‘pringados’. (Y no se trata de que las hembras escojan acomodando sus decisiones entre el sexo puntual y quién será el padre de sus hijos: los gorilas no distinguen entre una noche de fiesta y el contrato de una hipoteca).

Es cierto que esto no sucedió siempre así. Una buena parte de los grupos de gorilas cuentan aún con un solo macho y varias hembras. De hecho, hay evidencias de que los machos evolucionaron para competir directamente unos contra otros y lograr erigirse como los únicos dominantes. Sin embargo, en algún momento, algo sucedió, y en buena parte de los grupos empezaron a convivir varios de ellos. A partir de entonces, la selección natural comenzó a actuar confiriendo ventajas también a los mejores ‘canguros’. "Nuestros hallazgos no niegan el hecho de que los machos de mayor rango tienen más crías", puntualiza Rosenbaum a Tercer Milenio, "pero nuestro análisis sugiere que cuanto más los cuidan, más propensos son a engendrar bebés, sea cual sea su rango. Es un efecto adicional".

Sesgos que no dejan ver la diversidad

En su libro ‘Inferior’, sobre cómo la ciencia ha infravalorado históricamente a la mujer, la escritora Angela Saini describe numerosos ejemplos en los que una visión tradicionalmente masculina ha sesgado, consciente o inconscientemente, muchas observaciones y estudios del comportamiento. Una visión más amplia de esos estudios lleva a concluir que el papel de los hombres y las mujeres en el trabajo y los cuidados se ha distribuido de formas mucho más diversas a las que pensamos como tradicionales, que "en lo que concierne a la familia y a la vida laboral, parece que la única ley biológica es que nunca ha habido leyes. El nacimiento y la lactancia son hechos fijos, pero la cultura y el entorno determinan la vida de las mujeres en la misma medida en que lo hacen sus cuerpos".

Ahora piense en cómo vivimos los humanos modernos, hasta qué punto nuestros grupos han seguido evolucionando y han sobrepasado en complejidad a los de los gorilas.

Si necesita elegir referentes, que no le falten opciones.

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