Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Cáncer: armados de conocimiento

¿Por qué hemos subido a la Luna y no hemos curado el cáncer todavía? El investigador en oncología Alberto Jiménez Schuhmacher lo tiene muy claro: «Subir a la Luna era fácil, se conocía la ingeniería, la física, la química, los materiales...; sin embargo, hemos tardado 40 años en acumular el conocimiento suficiente acerca de la biología del cáncer para poder plantarle cara». La lucha continúa.

Jesús Méndez recibió por 'Viaje alucinante al fondo de un tumor' el Premio X Aniversario del Instituto Roche de Periodismo en Medicina Personalizada 2014
Jesús Méndez recibió por 'Viaje alucinante al fondo de un tumor' el Premio X Aniversario del Instituto Roche de Periodismo en Medicina Personalizada 2014

"Vivimos un momento de cambio decisivo en la forma de entender la vida y las enfermedades". Alberto Jiménez Schuhmacher, jefe del grupo de Oncología Molecular del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, está convencido de ello. Hace un tiempo, escuchó al también investigador aragonés Carlos López Otín una idea que comparte: "La biología ofrece unas perspectivas extraordinarias y, aunque muchos no lo perciban, vivimos en el amanecer de una ‘biocracia’, una forma de poder basada en la biología y el conocimiento surgido en torno a nuestra capacidad de manipular ADN de todas las especies. También de la nuestra".

Llevamos muchas décadas anhelando poder dar en la portada del periódico la noticia de que hemos vencido al cáncer. Sin embargo, Jiménez cree que "debemos hacer pedagogía y no nos asustará saber que el cáncer, probablemente, no se cure nunca. Nos ha acompañado siempre. ¡Los dinosaurios tenían cáncer!". En definitiva, el cáncer "es consecuencia de ser organismos pluricelulares donde un grupo de células rompen el pacto social celular, de forma independiente, secesionista, tras adquirir mutaciones, alteraciones, que las hacen egoístas, inmortales y viajeras". Y también es una consecuencia de vivir más: "Ya no morimos en la guerra ni de infecciones que hace menos de un siglo causaban estragos y vivimos más, damos tiempo a que nuestras células acumulen errores, a consecuencia de vivir y de agentes como el tabaco". El reto es detectarlos pronto. "Cuando se detectan a tiempo, muchos se eliminan, se curan. El reto es morir con cáncer, pero no de cáncer".

Acelerando

Posiblemente, en los últimos 25 años hemos avanzado en la lucha contra el cáncer más que en toda la historia . "Hemos acumulado el conocimiento necesario para entender bien qué es, su biología, y se han desarrollado tecnologías para comenzar a plantarle cara", resume. Y, "dado que el cáncer, en esencia, es una enfermedad de nuestros genes, poder leer todo el ADN de nuestras células, el genoma, seguramente sea uno de los grandes hitos. Esto derivará en la biopsia líquida", método de diagnóstico en el que trabaja este investigador. También ha sido crucial "el desarrollo racional de fármacos, donde entendemos qué alteraciones ocurren en un tumor y luego diseñamos el fármaco: misiles teledirigidos en lugar de cañonazos". A ello se añade el desarrollo de modelos animales, la bioinformática..., "para subir a la Luna no hizo falta internet, para curar el cáncer sí".

Cáncer: armados de conocimiento

En 2004, un joven Alberto Jiménez Schuhmacher nos explicaba en este reportaje conceptos básicos sobre el cáncer y su investigación

¿Qué investigaciones de hoy serán la medicina de mañana? Para contestar a esta pregunta, Alberto Jiménez recuerda que para que un fármaco llegue, si llega, al paciente "pasan casi 15 años desde que se descubre en el laboratorio". Estamos reduciendo esos tiempos. También "hemos aprendido mucho de nuestro sistema inmunitario y de cómo el cáncer se esconde, y están apareciendo las inmunoterapias. Cuando funcionan, es espectacular, estamos aprendiendo a identificar qué pacientes pueden beneficiarse. Siguen apareciendo nuevos fármacos diseñados frente a dianas –genes alterados, específicos–. Y se están encontrando dianas en el microentorno tumoral, todo lo que es tumor pero no células tumorales, como vasos sanguíneos, células de soporte, el sistema inmunitario…".

Desde hace muy poco, la técnica de edición de ADN Crispr/Cas) –propiciada por un español, Francis Mojica, que estudiaba unas secuencias de ADN repetitivas en microorganismos de las salinas de Santa Pola– "ofrece unas posibilidades inmensas que serán pronto una realidad". "Tal vez, en el caso del cáncer directamente solo sirva para muy pocos tipos de tumores, pero está revolucionando el campo, porque podemos ‘jugar’ con el ADN de una manera que no éramos capaces de imaginar". Es la última puerta que se ha abierto.

¿La genómica es la estrella de la medicina actual?
"El primer borrador del genoma se publicó en 2001. Costó 15 años y 3.000 millones de dólares. Ahora se hace en unas horas por 1.000", compara Alberto Jiménez Schuhmacher para que veamos lo mucho que hemos avanzado en pocos años. "El abaratamiento y sensibilidad de las nuevas tecnologías de secuenciación nos permite analizar restos de ADN de muchos tumores en un análisis de sangre (biopsia líquida), y se estima que en 15 años deberíamos saber las causas genéticas de todas las enfermedades raras". Pero "leer el ADN no cura, te da una brújula, te orienta, pero hay que encontrar tratamientos". Además, "estamos aprendiendo qué significa ese naufragio genómico que sufren los tumores en esos 3.000 millones de letras que componen nuestro ADN". Más allá del cáncer, "para otras enfermedades identificará factores de riesgo. Pero, entre muchas certezas tecnológicas –reflexiona–, la medicina todavía tiene incertidumbres, un espacio difuso y gris que los algoritmos para predecir enfermedades o seleccionar tratamientos todavía son incapaces de llenar".

¿Tendremos medicina personalizada?
En el futuro, "la medicina se dirigirá a preservar la salud, a mantenernos sanos y no a alargar la vida innecesariamente cuando ya no es vida. Personalmente creo más en la medicina estratificada que en la personalizada. Es menos cara". Estas son las razones: "Los tratamientos oncológicos actuales son muy caros y requieren una infraestructura y una transformación de nuestros hospitales. Medio millón de euros por un tratamiento celular de inmunoterapia revienta cualquier sistema sanitario. Así que habrá que dirigirse hacia la prevención y el diagnóstico temprano". En su opinión, "en el futuro nos preguntaremos ¿por qué hemos perdido el tiempo tratando el cáncer si al eliminarlo en fases tempranas se cura?". Pero considera que no ha sido tiempo perdido, sino que "estábamos aprendiendo y no teníamos las tecnologías de las que disfrutaremos" dentro de unos años. A continuación, dibuja ese futuro: "Todos tendremos nuestro genoma en nuestra cartilla sanitaria. La biopsia líquida formará parte de nuestros análisis de sangre. Seguiremos aumentando nuestro conocimiento de la salud y las enfermedades. Pero la clave será la misma: diagnóstico temprano y prevención, es más barato prevenir que curar. Ya lo decían nuestras abuelas".

El sueño científico de un oncólogo
El sueño colectivo es que los cánceres sean enfermedades manejables como lo son ahora las infecciosas, que causaban estragos hace no tanto tiempo. Que muramos ‘con’ cáncer pero no ‘de’ cáncer; de muy viejos y muy sanos hasta hace poco y muy felices.

Mi sueño personal es que la biopsia virtual, una técnica de diagnóstico no invasiva que estamos desarrollando aquí, en el Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón), sea una realidad. También que varios proyectos que llevo en colaboración con investigadores aragoneses transformen el mundo. Y que no nos despierten del sueño nuestras pesadillas. Que nuestros gobernantes por fin entiendan la importancia de la investigación, la apoyen y no tenga que perder la mayor parte de mi tiempo en burocracia y en mendigar financiación. Que pueda investigar en condiciones, que cosas por hacer no van a faltar.

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