Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Por qué el olor del café me espabila

Con solo aspirar los efluvios de este popular brebaje, el cerebro libera proteínas con actividad antioxidante que protegen a las neuronas del estrés.

Las sustancias volátiles del café modifican la actividad de 17 genes
Las sustancias volátiles del café modifican la actividad de 17 genes
Basheer Tome

No hace falta que le des un sorbo a una taza de café para quitarte el sueño. Con solo respirar su inconfundible aroma ya se modifica la expresión de una docena de genes y proteínas que nos ayudan a espabilarnos. Aspirando los efluvios de este popular brebaje negro, el cerebro libera proteínas con actividad antioxidante que protegen a las neuronas de los efectos nocivos del estrés. Según demostró Han-Seok Seo, investigador de la Universidad de Seúl (Corea del Sur), se debe a que las sustancias volátiles de la bebida modifican la actividad de 17 genes, muchos de ellos relacionados con la respuesta a situaciones estresantes.

No acaba ahí la cosa. Hace unas semanas, científicos del Instituto de Tecnología Stevens sacaron a la luz un estudio que revela que oler el café mejora las puntuaciones en un test matemático. La explicación es doble. Por un lado, este olor mejora nuestra habilidad en tareas analíticas. Pero es que además crea expectativas. Las personas piensan que lo harán mejor después de oler una taza de café. Y eso les influye. Una especie de efecto placebo aromático, concluyen Adriana Madzharov y sus colegas en 'Journal of Environmental Psychology'.

Experimenta con este efecto.

Si te decides por aromatizar el café con una ramita de canela, el beneficio se multiplica. De acuerdo con un estudio publicado en la revista 'North American Journal of Psychology', el olor de esta especia tiene beneficios cognitivos, mejora la memoria de trabajo, aumenta la atención y acelera la respuesta visomotriz (coordinar la visión con los movimientos del cuerpo). A tener en cuenta, por ejemplo, si vamos a pasar muchas horas sentados al volante de un coche.

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