Las membranas son una solución medioambientalmente sostenible para procesos de separación que tradicionalmente tenían un consumo energético muy elevado y se llevaban a cabo, por ejemplo, en enormes torres de destilación.

Son baratas (fabricadas en materiales poliméricos muy comunes y de fácil procesado) y sus módulos, que contienen miles de finísimas fibras huecas, proporcionan una gran capacidad de separación.

De tal modo que en uno de estos módulos compactos caben varios miles de metros cuadrados de área de filtrado, la superficie de varios campos de fútbol. Además, pueden transportarse y escalarse de manera sencilla.

Actualmente, numerosos enfermos se dializan utilizando este tipo de módulos desechables, mientras que muchos países obtienen agua potable filtrando el agua del mar con módulos de membranas de ósmosis inversa.

Combinando estos módulos de membranas con nanomateriales (MOF), se pueden separar también mezclas de gases de manera barata, compacta y versátil.

Se podría así obtener un suministro in situ de hidrógeno de gran pureza, en las ‘hidrogeneras’ del futuro o secuestrar los gases de efecto invernadero como el CO2 (utilizando las membranas como ‘depuradoras’ portátiles) para evitar su emisión a la atmósfera o purificar el gas natural para aumentar su poder energético. 

Con la colaboración del la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Zaragoza.

¿Podría el hidrógeno sustituir a los combustibles fósiles?

Ventajas que aportan las capas finas de MOF en las fibras poliméricas huecas