Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Curiosos e impacientes, los niños conocen a la madre de la ciencia

Las preguntas se agolpan en los talleres que, en la Noche de los Investigadores, acercan la ciencia a los más pequeños.

Feria de los Investigadores en la terraza de Caixafórum
Feria de los Investigadores en la terraza de Caixafórum
I3A

"El color no sube". "¿Y con aire no saldrá antes?". "¿Qué hay en esos botes?". "¿Por qué se arrastra la tinta?". "Uff, ¡cuánto tarda!". "Y esto ¿para qué sirve?".

En los talleres de la Noche de los Investigadores, celebrada en Zaragoza y en otras más de 250   ciudades de toda Europa el pasado viernes 29 de septiembre, se escuchan preguntas todo el rato. Incluso antes de haber explicado nada o nada más indicar el siguiente paso a seguir para que salga el experimento.

Por eso, los científicos que guían los pasos de los pequeños aprendices de investigadores les sueltan, sin haberse puesto de acuerdo, la misma frase: "La paciencia es la madre de la ciencia".

Sus receptores no se conforman mucho porque la curiosidad es difícil de reprimir. No pueden esperar demasiado a "descifrar las claves del aroma”, como reza el título de uno de los talleres ofrecidos en Caixafórum por el Instituto Agroalimentario de Aragón. "Con cuatro o cinco experimentos intentamos mostrar la dinámica de trabajo de nuestro laboratorio, donde interpretamos químicamente los aromas, sobre todo del vino", explican.

Los colores que suben por un papelito que va chupando disolvente sirven para explicar cómo se separan los aromas dentro de un cromatógrafo de gases según cómo interaccionan con la columna cromatográfica. "Imaginad dos carreteras: una es una autopista y la otra un camino de piedras. ¿Por cuál iremos más rápido?".

Después, puestos en fila, huelen una muestra y ponen a prueba su nariz, "que es más sensible que cualquier detector instrumental". Pero la muestra se resiste. ¿A qué huele?: "Fruta", "chuches", "fresa", "colonia", "bien, huele bien", "sandía", "limón"... hasta que por fin ponen nombre al aroma: melocotón.

En las investigaciones 'de verdad', normalmente se persiguen aromas culpables de algún problema: humedad, cloro... entre los entre 500 y mil compuestos presentes en un vino. Una vez que se ha puesto nombre a la molécula causante del defecto, se cuantifica analíticamente.

La fábrica de órganos

Aunque una gráfica para ilustrar la escasez de órganos para trasplantes les deja un poco fríos, los pequeños asistentes al taller del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón tienen ocasión poco después de tocar, con guantes, pequeños órganos de cerdo, unos descelularizados y blancos como el papel y otros con todas su células y color.

"Toca, que esto no muerde". Una niña anima a sus compañeros mientras su dedo rebota. Las investigadoras del Laboratorio de Bioingeniería de Órganos y Medicina Regenerativa explican que quedarnos solo con el 'andamiaje' de un órgano, tras un lavado que quita todas sus células, es el primer paso para obtener órganos de  laboratorio a la carta para la persona que los necesita. Después, ese andamiaje "se recelulariza en un biorreactor con células del propio paciente", señala Pedro Baptista. Y ya se podría trasplantar. Por ahora, están probando con cerdos.

Para ello necesitan células no especializadas, células madre. Los 'operarios' de la fábrica de órganos conocen, asomados a un microscopio, los distintos tipos de célula: embrionarias, mesenquimales, endoteliales...

A Emma se le ocurre una nueva manera de recibir un órgano que evitaría la cirugía: "Si necesitara un corazón nuevo, me lo podría tragar". Imaginación no falta.

Feria de los Investigadores

Mientras tanto, en la terraza de Caixafórum, con la Universidad San Jorge, pintan las bases del ADN, cada una de un color diferente, y después pliegan modelos de ADN en papel. Al lado, el IACS introduce el tema de la criopreservación de embriones enfriando bebidas con hielo y sal.

Estamos en la Feria de los Investigadores, donde, oliendo el aroma de vainilla que escapa de un globo, los pequeños científicos pueden imaginar, de la mano del Laboratorio de Microscopías Avanzadas, lo pequeñas que son esas moléculas, que pueden atravesar la pared del globo. Causa asombro el tren que flota sobre un material superconductor que, en este caso, no se puede tocar, pues está a -196ºC. Cuentan por qué investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón y del Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea. Incluso el mismo director del I3A (Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón) atiende la curiosidad de quienes se acercan a su stand. Un poco más allá, los asistentes descubren el papel de la mujer en la ciencia gracias a un juego de tarjetas e imanes y a través del cuento 'La científica y el guisante'.

Son solo algunas de las actividades desplegadas en Zaragoza con motivo de la celebración de la Noche de los Investigadores, que este año llegó también a Etopia y el Centro Cívico de Torrero.

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