La actividad sexual se ve afectada en una de cada cinco personas tras un infarto

Un estudio de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña ha demostrado cómo los aspectos psicosociales también alteran el día a día de estos pacientes.

Una ecografía pulmonar es el mejor método para diagnosticar dichas enfermedades.
El dolor u hormigueo en los brazos o presión en el tórax son algunos de los síntomas de un infarto.
Pixabay

Un 20,7 % de las personas que han sufrido un infarto sufren cambios negativos en sus relaciones sexuales, según un estudio llevado a cabo por la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIFICC). La investigación ha basado sus conclusiones en el análisis de las repercusiones en la vida diaria tras un infarto. Un total de 362 supervivientes que visitaron el ambulatorio de Balaguer (Lleida) han sido entrevistados. De este análisis se ha concluido que una de cada cinco personas que han sufrido un infarto experimentan cambios negativos en su actividad sexual, en cuanto a menor cantidad o calidad, ya sea por el miedo o por el consumo de fármacos, especialmente los pacientes crónicos más jóvenes. En el sentido contrario, el sexo no aumenta el riesgo de ataque cardiaco, según otros estudios.

Según el estudio, los que afirman que han sufrido cambios en las relaciones sexuales tienen una edad media de 68,8 años, mientras que los que afirman lo contrario tienen 74,7 años. "Sufrir un infarto puede afectar a las relaciones de pareja, a la actividad laboral y a otras tareas de la vida cotidiana como el hecho de conducir con seguridad", ha explicado la investigadora del estudio, Gemma Amat. "La preocupación por poder volver a hacer vida normal -ha añadido- puede afectar negativamente a la calidad de vida de los pacientes con enfermedad cardiovascular, y con este estudio hemos querido hacer visibles los aspectos psicosociales que pueden alterar el día a día de los pacientes tras un accidente cardiovascular".

¿Afecta también a la conducción y al trabajo?

Además de valorar el grado de afectación en las relaciones sexuales, el estudio ha evaluado también las alteraciones en la conducción de vehículos y el impacto en términos de incapacidad y baja laboral. Sólo un 8,3 % de los encuestados han cambiado la manera de conducir o la utilización del coche, frente a un 62,7 % que no la modificaron. En cuanto al ámbito laboral, el 20,4 % necesitó la incapacidad temporal y las bajas laborales duraron una media de 197,8 días.

"Debemos tener en cuenta que la media de edad de los pacientes estudiados es de 74 años, por lo tanto, muchos de ellos eran personas jubiladas, lo que disminuye el impacto laboral", ha puntualizado Amat.

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