En algún momento hemos escuchado eso de que que hay que masticar despacio la comida y que no es bueno comer rápido para la digestión. Lo cierto es que es importante vigilar tanto lo que se ingiere, como la forma en la que se hace, ya que, a largo plazo, masticar deprisa puede tener consecuencias para la salud.

Comer despacio posee numerosos beneficios, como que se consume menos cantidad de alimento, pues al masticar despacio, llega antes la sensación de saciedad. Asimismo, se evita el estreñimiento o la retención de líquidos, ya que al llegar la comida más triturada al estómago, el cuerpo realiza mejor el proceso de digestión. Además, depura mejor los líquidos, no acumula tantas reservas de grasa y sintetiza mejor las vitaminas y minerales.

Al no masticar correctamente, las bacterias que están presentes en los alimentos pasan al intestino causando daños al organismo. Asimismo, si se ingieren los alimentos correctamente se genera más saliva, por tanto, se acumula menos placa bacteriana reduciendo así el riesgo de que se produzca una caries.

Este acto, no solo posee beneficios para la salud física, sino que, además, mejora el estado anímico. Al evitar una actitud ansiosa y tomarse la comida como un momento para disfrutar con tranquilidad, el cerebro se relaja. Además, se trata del momento perfecto para socializar y pasar un buen rato en compañía.

Las claves

Vigila el tiempo en el que realizas la comida. Esto implica que no se debe terminar antes de los diez minutos, sino que este momento debe durar un mínimo de 20 a 30.

Otra de las claves es ir marcándose objetivos de tiempo. Para ayudar en este proceso, se puede beber agua entre bocados, comer siempre sentado en la mesa y sin distracciones, pues es aconsejable evitar estar frente al televisor, ya que se pierde la consciencia de lo que se está haciendo. Y, finalmente, es buena idea masticar bien cada bocado, y saborear los alimentos.

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