Por qué comer patatas fritas ya no es (tan) peligroso para la salud

Hoy entra en vigor una normativa europea que regula la presencia de acrilamida en los alimentos, una sustancia química que podría ser cancerígena.

Patatas fritas, palomitas, galletitas saladas y dulces son una trampa para no parar de comer.
Patatas fritas, palomitas, galletitas saladas y dulces son una trampa para no parar de comer.
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En una terraza con una bebida bien fría, disfrutando de una película en el sofá de casa o como acompañamiento a un buen filete de carne...las patatas fritas de bolsa son un aperitivo al que pocos pueden resistirse. Con sabor a huevo frito, a vino o a trufa, este 'snack' se ha convertido en un producto gourmet que algunos comercializan como si de una joya se tratase. De hecho, una cervecería sueca sacó a la venta un apertivo con 5 patatas fritas a un precio de 50 euros.

No obstante, su alto contenido en aditivos, carbohidratos, grasas poco saludables o productos artificiales la convierten en un alimento que, si se consume en exceso, puede ser muy peligroso para la salud. Entre esos aditivos se encuentra la acrilamida, sustancia que "se crea de forma natural en productos alimenticios que contienen almidón durante procesos de cocción cotidianos a altas temperaturas (fritura, cocción, asado y también durante procesos industriales a 120ºC y a baja humedad)", explica la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN).

Las alarmas sobre esta sustancia saltaron hace un tiempo cuando la Agencia Británica de Normas Alimentarias recomendó no dorar demasiado las tostadas para evitar el cáncer. Desde AECOSAN explican que, aunque todavía no está demostrado que este compuesto sea una sustancia cancerígena para el ser humano -en las pruebas de laboratorio con animales si se ha demostrado más probabilidad de desarrollar mutaciones y tumores-, si existe preocupación por el nivel de exposición actual a través de la dieta.

Otro caso más reciente es el de las cafeterías de California que, por obligación del juez, deben señalar que el café puede provocar cáncer. Como ocurre con las tostadas y las patatas fritas, en el proceso natural del tostado del café también se libera esta sustancia, y, aunque todavía no se ha demostrado su relación con el cáncer, si que presenta riesgos para la salud.

Nueva normativa

En este contexto, hoy  entra en vigor una nueva normativa de la Comisión Europea que establece medidas para reducir la presencia de acrilamida en los alimentos. Este nuevo reglamento incluye unos códigos de prácticas encaminados a reducir los niveles de esta sustancia, tanto en los productos que se compran como los que se cocinan en casa. También dispone de unos valores de referencia para detectar la presencia de acrilamida en los productos alimenticios.

Aunque esta normativa no elimina el riesgo que esta sustancia puede provocar en el organismo, una menor exposición y consumo de acrilamida reduce las probabilidades de desarrollar alguna enfermedad, especialmente si se sigue una dieta sana y equilibrada.

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