Bosques, ríos y juegos que endulzan la estancia en la unidad de cuidados paliativos del Infantil

Hace tres meses se inauguró esta instalación en el Hospital Infantil del Servet. Cuenta con bellas ilustraciones que ayudan a los niños ingresados a sobrellevar su sufrimiento.

Luz y juegos en la Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos del Infantil
Luz y juegos en la Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos del Infantil
Heraldo

Hace cuatro meses se inauguraba la Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos del Hospital Infantil Miguel Servet de Zaragoza que, según confirmaban fuentes del centro, dará servicio a entre 250 y 380 niños al año. Dicha unidad, que supuso una inversión de 55.000 euros, no solo está pensada para atender a niños con enfermedades oncológicas en la última fase vital, “también a pequeños que padecen enfermedades neurodegenerativas y metabólicas de larga duración que requieren de cuidados globales durante varios años”, explica Mar Bruna, subdirectora de enfermería del hospital. Asimismo, está pensada para prestar apoyo técnico a otros especialistas del área de Atención Primaria.

“Desde hace años existía la demanda por parte de las familias y algunas entidades de la existencia de un equipo capacitado para acudir a los hogares de estos niños y esta unidad permite tener una base de operaciones”, añade Bruna. La instalación, que cuenta con dos médicos, dos enfermeras, una psicóloga y una trabajadora social, consta de una entrada, dos consultas y una sala de trabajo para el equipo de cuidados paliativos. “Al llegar nos encontramos con un lugar totalmente blanco, frío… había que darle vida”, recuerda.

Esta instalación tiene como objetivo cuidar e intentar paliar el sufrimiento de los niños y de las familias y acompañarles en el duelo, por lo que, en su opinión, es imprescindible tratar de dulcificar unos momentos tan complicados. “Cuando llegas aquí sabes que no habrá mejora, para nosotras era muy importante que el espacio albergue a estas familias”, añade Bruna. Y es ahí donde entró en juego Arpirelieve, empresa encargada de decorar este espacio.

Nada más acceder a la unidad, algunos elementos decorativos como cigüeñas surcando el cielo, nubes, zonas arboladas, un estanque en el que reposan algunos nenúfares o una estampa de la selva invaden a quienes llegan a ella. “Creo que aporta calidez, algo agradable y más humano. Es algo inexplicable pero importante para quienes trabajamos aquí”, reconoce la profesional que ha vivido todo el proceso desde los primeros bocetos en blanco y negro.

Los trabajos comenzaban hace siete meses. “Para nosotros iniciar este nuevo proyecto fue muy ilusionante pero también una gran responsabilidad”, recuerda Mercedes Sánchez, representante de Arpirelieve. “La Gerencia del hospital nos transmitió que debía ser un espacio que todo el mundo entendiera, disfrutara y no llevase a ninguna reflexión ya que no sólo habría una asistencia médica, sino que también se abordarían cuidados psicológicos, espirituales y sociales” añade.

Así empezaría una búsqueda de imágenes que contribuyesen a crear un espacio respetuoso, agradable y cercano, y, sobre todo, “que ayudase a pacientes y su entorno y a los profesionales implicados en uno de los momentos más duros que una familia puede afrontar”. Junto a la ilustradora Alicia Vigo, ambas partieron de dos ideas fundamentales a la hora de inspirarse: la naturaleza y los animales que la habitan.

Vigo es una ilustradora especializada en literatura infantil, como queda patente en la colección de escenas que lucen sobre las paredes de la unidad y que invitan a la calma y al recogimiento, como la de un tigre que reposa sobre la rama de un árbol al tiempo que admira el horizonte, o un erizo que lee un libro.

Además, cada espacio cuenta con una temática diferenciada. Las imágenes en los pasillos se corresponden con bosques y animales, en las salas de hospital nos topamos con paisajes lejanos que evitan conectar con aquello que causa preocupación o malestar. “En cuanto a las consultas, están ambientadas en la noche y el día, con claridad en la oscuridad de la noche y calma durante el día, sentimientos que gustaría poder transmitir a estas familias durante las consultas médicas”, añade.

Esperar jugando

Sin duda, una de las mayores apuestas del equipo de Sánchez fue el diseño de una serie de juegos magnéticos que se integran con los murales de la zona de espera. “Estos juegos se pensaron, no sólo para el entretenimiento de los niños, sino también como herramienta pedagógica que el personal del hospital pudiera utilizar”, asegura.

Entre las opciones de juego, para la que han diseñado una caja temática en cada caso, se encuentran ‘Inventa una historia’, que cuenta con una serie de animales y elementos de paisaje para colocar sobre la ilustración impresa en el panel de base. Un tres en raya con bellotas, hojas y bellotas, un dominó con dos niveles de juego, y, finalmente, la ‘Carrera de canoas’, un juego por turnos en el que cada jugador activa la ruleta impresa en el panel magnético y avanza posiciones según el color que marcha la flecha.

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