El deporte ayuda a vivir más y mejor

Según una investigación del Consorcio de Cohortes del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos las personas más activas pueden llegar a alargar su esperanza de vida.

Manuel Alonso es el campeón del Mundo de Veteranos en 1500 metros, en su categoría de mayores de 75 a 80
El deporte ayuda a vivir más y mejor

Recientemente, una investigación realizada con datos de seis estudios incluidos en el Consorcio de Cohortes del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, y publicada en la revista científica 'Plos Medicine', ha concluido que las personas más activas pueden llegar a alargar su esperanza de vida. El estudio señala que quienes realizan una actividad física moderada, como puede ser caminar deprisa, durante unos 150 minutos a la semana, pueden vivir 3,4 años más. Una esperanza de vida que se incrementa hasta 4,5 años si las personas superan en más del doble esos minutos.


«El motivo de que esto suceda es que la actividad física activa varios mecanismos en nuestro organismo. Por ejemplo, a nivel celular, se ha demostrado que el ejercicio físico ralentiza el acortamiento de los telómeros ?una parte del ADN que disminuye con el paso del tiempo como consecuencia de la división celular. Esto supone un incremento en la esperanza de vida al retrasarse la apoptosis o muerte celular», explica Marcela González-Gross, catedrática del Departamento de Salud y Rendimiento Humano de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte-INEF de la Politécnica de Madrid (UPM) y directora del Imfine Research Group.


No es el único efecto beneficioso que la práctica deportiva aporta, ya que está comprobado que, a medida que una persona mejora su condición física, reduce el riesgo de mortalidad al incidir esta directamente en factores como la hipertensión, el exceso de glucosa en sangre o el sobrepeso, causantes de enfermedades no transmisibles (ENT) como la diabetes tipo II, el cáncer de colon y de mama o las cardiopatías coronarias y los accidentes cerebrovasculares. En este último caso, la evidencia demuestra que «la práctica regular de ejercicio físico aumenta los niveles del llamado colesterol bueno (HDL) y tiene un efecto positivo en la regulación de la presión arterial», indica la doctora González-Gross.


De hecho, recuerda la Organización Mundial de la Salud, la inactividad física constituye ya el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad en todo el mundo (6% de defunciones a nivel mundial). También se estima que esta es la causa principal de aproximadamente el 21?25% de los cánceres de mama y de colon, el 27% de diabetes y aproximadamente el 30% de las cardiopatías isquémicas. Por no hablar de que las ENT representan actualmente casi la mitad de la carga mundial total de morbilidad ?de cada 10 defunciones, 6 son atribuibles a estas?.


Romper el sedentarismo


En una sociedad en la que los avances nos han hecho la vida más cómoda, tanto que podemos gestionar casi todo sentados, conviene concienciar a la población de la necesidad de moverse. Ya sea caminando o yendo en bici a trabajar, haciendo las tareas domésticas o durante las más de ocho horas que muchas veces se pasa uno en el trabajo. «Hay que introducir pequeñas acciones físicas que rompan el sedentarismo, como levantarse cada 30 minutos de la silla, dar un pequeño paseo por la oficina, hacer estiramientos, girar tobillos y muñecas, mantener las reuniones de pie o subir por las escaleras? Eso, junto a la práctica de un deporte, sería lo óptimo, acompañado de una alimentación sana, una correcta hidratación y dejando atrás malos hábitos como el tabaquismo o el consumo de alcohol», afirma González Gross.


Y no solo hay que hacerlo por intentar vivir más, sino por estar mejor mentalmente y evitar estados bajos de ánimo. «La actividad física está más que recomendada para prevenir y tratar la depresión, porque influye directamente en nuestro estado de ánimo. Además, estudios recientes están investigando que sirva también como ayuda en demencias y prevención del alzhéimer al actuar sobre varios neurotransmisores, como es el caso de la dopamina», explica la experta.


Con todo, la doctora González-Gross especifica que la práctica de ejercicio físico «no es una panacea. No quiere decir que por hacer deporte no vayas a enfermar, pero se reducen mucho los riesgos y se tiene una mayor calidad de vida. De hecho se calcula que la persona que lo practica suele tener una edad biológica de entre 10 y 15 años menos que la cronológica».


Ejercicio a edad adulta


Si un adulto es sedentario, deberá primero hacerse un chequeo médico y comenzar poco a poco, guiado por un profesional que le diga qué ejercicio es el que más le conviene, sobre todo, si es una persona con factores de riesgo o enferma. «No hay prácticamente ninguna enfermedad para la que no haya una actividad física indicada», agrega la doctora, que añade que, actualmente, se buscan marcadores de discapacidad, como la pérdida de la fuerza en las piernas al envejecer, para poder actuar, trabajar esa musculatura y mejorar esa circunstancia en el futuro.


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