OPINIÓN

Actividades extraescolares, ¿sí, no, tal vez...?

Maestro
Maestro

Los tiempos cambian y todos debemos adaptarnos, aceptando las cosas tal como son. He leído que en Cataluña los maestros han decidido no hacer actividades complementarias extraescolares .Cuando los padres supieron esta noticia se echaron las manos a la cabeza, por lo que éstos habían acordado hacer o, mejor dicho, no hacer.


Recuerdo que, cuando yo trabajaba en Cataluña, al regreso de una excursión con mis alumnos, un padre, en un tono irónico, un poco jocoso, me dijo: ¡Qué bien lo habéis pasado hoy! ¡Eh! De fiesta y sin colegio… No sabía aquel padre que, en las excursiones con niños, es cuando peor lo pasan los maestros. Es un día en el que el principal objetivo es que los niños disfruten y, a la vez, aprendan “in situ” lo que han visto en el libro, pero la responsabilidad es grande y se padece por si pasa algo, por si se pierde algún niño, por si… miles de imprevistos que pueden surgir.


Los padres deben saber que, cuando el maestro realiza actividades fuera del colegio, las hace de forma voluntaria y sin cobrar por ellas, dedicando hasta 12 horas seguidas e incluso, cuando pasan la noche fuera, las 24 horas del día, porque todos sabemos cómo son nuestros hijos cuando no duermen en casa.


Ante una situación parecida, yo me preguntaría ¿cuántos padres estaríamos dispuestos a dedicar horas extras a nuestro trabajo sin obligación y sin cobrar?


Al leer el artículo completo de aquel diario que daba la noticia sobre la decisión de los profesores catalanes, comprendí las razones que éstos aducían y, en seguida, me convencieron.


En el Colegio Público Miraflores de Zaragoza he vivido situaciones diversas, desde padres que siempre nos han animado a la realización de Actividades Complementarias, hasta de otros que nos han criticado por hacerlas. ¡Qué difícil es contentar a todos en una sociedad tan plural!


Analizada la situación en Aragón, comprendo la actitud de muchos claustros que, ante el desamparo que sienten en estos momentos, han acordado reducir el número de actividades.


A veces, algunos padres, parece que quieran ser contrarios a los docentes y no han de serlo, porque van en el mismo barco. La educación es cosa de todos y en ella, padres y maestros han de remar, al unísono, en la misma dirección.

Recientemente hemos vivido una huelga general y en ella hemos comprobado que el respeto a lo que hace el otro ha de imperar siempre, para el que hace la huelga y para el que no la hace; tan legitimado está uno como otro, pues ambos tienen el mismo derecho. ¡Cuánta incomprensión, a veces! ¡Cómo nos duele el derecho del otro! Siempre queremos que respeten nuestra opinión, pero a nosotros…escuchar las razones del otro…cuanto nos cuesta.


Por eso pido respeto y comprensión ante la actitud de unos profesionales que, entregados abnegadamente a su trabajo con los niños, sobradamente han demostrado su interés por ellos, cumpliendo con su obligación: enseñar y educar.


Juan Antonio Gascón Panadero, maestro jubilado



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